Cuando la pasión no conoce límites

Gabriela Botta, con un gran sacrificio de por medio, fue parte del Mundial de Maxi Básquet de Italia.
Gabriela Botta, con un gran sacrificio de por medio, fue parte del Mundial de Maxi Básquet de Italia.
Gabriela Botta, con un gran sacrificio de por medio, fue parte del Mundial de Maxi Básquet de Italia.
Gabriela Botta, con un gran sacrificio de por medio, fue parte del Mundial de Maxi Básquet de Italia.

Combinar las labores de mamá y esposa con el deporte competitivo es un ejercicio en extremo complicado para cualquier mujer, y la basquetbolista aconcagüina Gabriela Botta ha debido complementar sus responsabilidades de mujer con la pasión de su vida, que son los cestos; al punto que dos semanas atrás hizo el esfuerzo de ir a Italia junto a sus dos pequeños hijos, para ser parte de un equipo nacional que con éxito -fueron sub campeonas- participó en el Mundial de Maxi Básquet, logro que le hizo olvidar todo el sacrificio que debió hacer para poder estar en esa justa internacional en el ‘país de la bota’.
De perfil más bien bajo, Gabriela se sorprendió cuando El Trabajo Deportivo la contactó para sostener una conversación, en la cual la deportista contó y comentó algunos puntos importantes de su presente y futuro.
– Gabriela ¿cómo fue la experiencia en Italia?
– Desde todo punto de vista fue preciosa, yo en lo personal no había tenido la oportunidad de estar en Europa y fue algo muy lindo poder hacerlo; en lo deportivo también fue excelente ya que fui parte de un torneo muy bien organizado, con más de 4.500 jugadores desde los 30 a 85 años.
– ¿Qué es el Maxi Básquet?
– Es una categoría para personas de 30 años hacia adelante, y en cada torneo se juega por edades. Eso es a grandes rasgos el Maxi Básquet que ha tomado mucha, pero mucha fuerza en los últimos años.
– ¿Debe ser muy difícil ser mamá, esposa y deportista?
– Es complicado en todo momento, porque desde los entrenamientos debes ver quien cuida tus hijos; también significa quitar horas de cariño a tu familia para poder dedicárselas al entrenamiento, ya que en mi caso debo hacerlo en la noche porque acá no hay equipos femeninos; durante los torneos es más complejo aún y el sacrificio debe ser familiar.
– ¿Haber sido subcampeonas debe haber dejado un sabor agridulce?
– La verdad sí, ya que desde el día uno creímos que podíamos ser campeonas, ya que en Orlando (EEUU) habíamos sido también segundas y sabíamos que ahora estábamos más fuertes como equipo, pero en la final con Alemania sucedieron cosas extrañas, como tres cobros muy cuestionables que le dieron tres saques seguidos a las alemanas en los últimos 50 segundos del partido y no tuvimos ninguna oportunidad de tiro durante este lapso. Pero en fin, ya está.
– ¿Qué se viene para adelante en lo personal?
– En junio del 2018 será el Panamericano de Brasil y ahí estaré, el Mundial será en Finlandia así que espero prepararme fuerte por lo que estoy evaluando de manera muy fuerte la posibilidad de irme a Temuco para poder jugar más seguido y de manera competitiva, algo que lamentablemente no sucede en San Felipe.

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