Familias usuarias de la ‘Casa Azul’ marcharon por la Plaza de Armas

Vistiendo poleras azules, los usuarios y usuarias de la Casa Azul buscaban llamar la atención de la comunidad y hacer visible la condición –y no enfermedad- con la que deben convivir a diario.
Vistiendo poleras azules, los usuarios y usuarias de la Casa Azul buscaban llamar la atención de la comunidad y hacer visible la condición –y no enfermedad- con la que deben convivir a diario.
Juan, Katherine y su hijo Julián, familia proveniente de la comuna de Llay Llay e integrante de Fundación Soñarte.
Juan, Katherine y su hijo Julián, familia proveniente de la comuna de Llay Llay e integrante de Fundación Soñarte.
  • Fundación Soñarte celebró el Día Internacional del Autismo en San Felipe: 

Más de un centenar de personas se dieron cita en el principal centro cívico sanfelipeño, para poder hacer visible e informar sobre esta “condición” con la que conviven a diario y que sigue siendo estigmatizada por la sociedad.
Juan Valdenegro de 29 años, junto a su pareja Katherine Moreno de 24 años y su hijo Julián (5), fueron algunos de los participantes de la marcha organizada por Fundación Soñarte, con motivo de la conmemoración del Día Internacional del Autismo, instancia que reunió a casi un centenar de familias usuarias de la “Casa Azul” de San Felipe.
Rodeando la Plaza de Armas sanfelipeña y vistiendo poleras azules, los usuarios y usuarias de este centro terapéutico, buscaban llamar la atención de la comunidad y hacer visible la condición –y no enfermedad- con la que deben convivir a diario.
Es el caso de Julián, quien está próximo a cumplir 6 años de vida. El pequeño proveniente de la comuna de Llay-Llay padece Autismo Severo y desde hace un año que está atendiéndose en Casa Azul. Según cuenta Juan –padre del niño- hasta el momento en que lograron acceder a la Fundación, la vida de esta familia llayllaína se había tornado sumamente difícil, pues el Autismo es una condición que la Sociedad aún no sabe asimilar de buena forma.
“Llegó un momento en que nosotros no teníamos nada que hacer, yo incluso me enfermé, me dio un accidente vascular, estuve seis meses con una parálisis debido a lo mismo, la sobrecarga que teníamos era demasiado porque no sabíamos cómo ayudar a nuestro hijo”, relata su padre.
Producto de que la condición de Julián era extrema, el 2016 no fue recibido en ningún establecimiento educacional de la zona, “en el colegio nos decían que Julián tenía conductas muy ligadas al autismo, pero nosotros no creímos mucho… empezamos a golpear puertas, no se nos abría ninguna, el Servicio de Salud no es mucha la ayuda que presta a los niños con Autismo”, agregó Juan.
Tras buscar distintas opciones y de manera casi fortuita, fue a través de las páginas de Diario El Trabajo, que Juan y Katherine se enteran de la inauguración de la “Casa Azul”. Juliancito -como le llaman sus padres-tuvo la fortuna de recibir atención inmediata en el recinto y desde ese momento, el niño ha experimentado una evolución más que positiva y sus padres han aprendido a sobrellevar la condición de su hijo.
“En la fundación los terapeutas comenzaron a hacer un trabajo con él y a nosotros nos orientaron, porque desconocíamos lo que era el autismo y desde ahí hemos aprendido bastante gracias a nuestro hijo. La fundación ha sido una ayuda muy grande para nosotros, porque a nuestro hijo no lo miran con otros ojos y a uno lo hacen sentir como en casa”, argumentó Juan, refiriéndose a la importancia que tiene Fundación Soñarte para muchas familias aconcagüinas.
Respecto de la marcha para conmemorar el Día Internacional del Autismo, el padre de Julián cree que es imprescindible realizar este tipo de actividades para “crear conciencia” y que la sociedad entienda que el autismo no es una enfermedad, ni tampoco se trata de niños (as) malcriados (as).
“A mucha gente no le gusta discriminar, pero lo hace igual… que exista más conciencia, más información… que la gente entienda que no se trata de niños ‘fundidos’ (SIC), no es así, son crisis que ellos producen y la gente debe entenderlo”, concluyó Juan.

Vistiendo poleras azules, los usuarios y usuarias de la Casa Azul buscaban llamar la atención de la comunidad y hacer visible la condición –y no enfermedad- con la que deben convivir a diario.
Vistiendo poleras azules, los usuarios y usuarias de la Casa Azul buscaban llamar la atención de la comunidad y hacer visible la condición –y no enfermedad- con la que deben convivir a diario.
Familias usuarias de Casa Azul, marcharon por Plaza de Armas de San Felipe.
Familias usuarias de Casa Azul, marcharon por Plaza de Armas de San Felipe.

3 comentarios

  1. Casa azul es un apoyo fundamental para nuestros niños , sin ellos no se que haríamos los profesionales un siete , estamos muy agradecidos desde el momento que nuestro hijo ingresó a la Fundación el cambio es notable .

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