Gustavo Kessel y Javier Gallardo la hacen circular en varios países:
Nuestros lectores recordarán cómo en 2019, meses antes del estallido social, presentamos en Diario El Trabajo el emprendimiento desarrollado por Javier Gallardo y Gustavo Kessel Culleluck llamado Bullicio, una revista impresa que publica cuentos, leyendas, noticias culturales y propuestas ofrecidas por escritores del valle y también del hermano país Argentina.
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Luego de la crisis social perdimos el rastro a estos literatos putaendinos, no supimos más sobre la revista hasta este sábado 1 de enero, hablamos con Javier Gallardo y esto es lo que nos cuenta.
– ¿Qué ha pasado durante estos tres años, sigue circulando la Revista Bullicio?
– Empezamos los dos (Javier Gallardo y Gustavo Kessel Culleluck) un día de enero del 2019, pero ya veníamos trabajando juntos desde hace años en varios proyectos artísticos como El Mito de Sísifo, que es un grupo poético musical y varias cosillas más de esas que siempre andamos haciendo los escritores. Desde Mendoza y San Felipe, entre Chile y Argentina no nos fue nada fácil hacer una revista entre un país y otro, pero logramos adaptarnos a estos tiempos donde la tecnología nos facilita la distancia. Fueron tres años llenos de magia, nos tocó presentar en momentos donde el estallido social en Chile había sacado las fuerzas militares a la calle y allí seguíamos, en ferias de libros, bares, plazas, colegios y todo lugar donde el arte nos diera cabida.
– ¿Cómo es presentar una revista en este escenario?
– Quisimos hacer una revista diferente, cultural, autogestionada, donde pudiéramos presentarla de manera diferente combinando nuestros talentos en la música y poesía, salir de las palabras para entrar en el acto poético/musical. Y lo logramos hasta que la pandemia nos encerró y tuvimos que dejar de andar para meternos de llenos en la Web o redes sociales.
– ¿Cómo afectó la pandemia a la revista?
– Creemos que como a todos, la pandemia nos alejó muchísimo del cara a cara, pero también nos acercó a otro público, el que está del otro lado de la pantalla, así también pudimos salir de Chile y Argentina para llegar a México, España, Bolivia, Haití, Uruguay, Ecuador, Cuba, y muchos países mas de América Latina, y del mundo. Nos abrimos paso a través de la tecnología; la pandemia fue un ‘antes y un después’ para la cultura, pero aprovechamos ese vuelo diferente para cambiar de piel, mutar, transformarnos…
– ¿Mutar de piel?
– Tratamos de mejorar en cada número, en cada edición especial, nos autocriticamos bastante. Nuestra revista recorre muchos lugares, se reparte en colegios de comunicadores sociales, va desde San Felipe hasta Mendoza, desde México hasta Cuba, desde España hasta Bolivia, desde Colombia a Uruguay, tratamos de ser un nexo entre la poesía y el dibujo, entre el lector y los colaboradores que mes a mes nos ayudan a darle color tanto a las letras como al diseño.
– ¿Están preparando un nuevo número para este mes, cierto?
– Así es, nuestro último número del año, con que contamos con destacados escritores de varias partes del mundo, de Uruguay, pasando por Cuba, hasta México. Además contamos con varios artistas chilenos, como por ejemplo el Colectivo de Mujeres Artistas cobre sentido, así que han colaborado variados artistas en este número, que estará disponible a partir del jueves a las 21:00 horas de Chile en la página de Facebook El Bullicio. Este número es de diciembre, el de enero lo tendremos en poco tiempo.
– ¿Cómo y dónde encontramos esta revista?
– Al principio era en papel, la imprimíamos en Argentina y la vendíamos en todos los lugares que la presentábamos, Librería Librística, en Los Andes, don Luis Cancino siempre fue quien nos apoyó desde que comenzamos, así que allí era nuestro único lugar donde la dejábamos para vender, y en las presentaciones, nuestra idea original era presentarla mediante la música y la poesía, entre el recitado y el andar, hasta que llegó la pandemia y nos hizo mutar a las redes, así que ahora la llevamos por allí a través de nuestra página El Bullicio en Facebook. Algunas que imprimimos las repartimos en distintos lugares además de contar con apoyo de profesores que las reparten en colegios y universidades, hemos estado así por lo menos hasta ver qué pasa con esta pandemia que parece no tener fin, pero por lo pronto seguimos andando, paso por paso, letra por letra, dibujo por dibujo. Es un trabajo enorme que hacemos, desde juntar el material de quienes colaboran hasta diseñar página por página, las tapas, el recorrido que haremos en cada edición, por cual país arrancamos, de qué tema en particular hablamos. No somos una revista de actualidad o política, sólo pretendemos que la cultura, tanto de un lado como del otro de la cordillera, se visibilice. Hay muchos artistas, y nuestra meta no es sólo llegar a diferentes lugares como colegios y pueblos de nuestro Aconcagua querido, sino de mostrar a nuestros compañeros que hacen un trabajo maravilloso.
– ¿Cómo es trabajar con Gustavo?
– Él es un maestro, un gurú, un hombre seco en lo que hace, uno de los mejores poetas que he conocido en mi vida, con una creatividad que ya la quisiera un joven poeta. Tuve la suerte de conocer a Gustavo en Putaendo para el encuentro de escritores, precisamente él estaba jugando tenis de meza y yo llegué para retarlo, jugamos un rato, fue muy entretenido, allí le conocí, noté su humildad y su respeto por el arte, pero sobre todo me cautivó su enorme talento y con tiempo nos hicimos amigos, luego hermanos, he aprendido mucho de él y su entusiasmo y creatividad me ha contagiado, y gracias a eso es que he continuado haciendo todas las cosas que he hecho. Un amigo, un hermano, un maestro, eso es Gustavo para mí.
KESSEL EN EL VALLE
Diario El Trabajo también habló con el argentino Gustavo Kessel Culleluck, quien nos habló de su partner en este proyecto.
«Javier es el único con quien podría hacer una revista, es mucho más joven y tiene otra mirada, me reta y exige, yo lo empujo, le digo ideas, él las transforma, escribimos juntos, diseñamos juntos, cuando le planteé la idea, no dudamos en ponernos en marcha y al mes ya la teníamos armada. Diseñarla y escribirla fue un viaje que nos acercó aún más. Somos como esos hermanos que se dicen las cosas sin ofenderse. En su casa, en el prado de Santa Teresa, en la plaza de San Felipe, hemos hablado por horas, viendo siempre de qué manera seguir, capítulo tras capítulo, ese es el camino que seguimos con Javier», comentó Kessel.
Roberto González Short