Más trabajo de lo esperado le costó a Unión San Felipe doblegar al luchador y ordenado conjunto de Trasandino en la reciente edición del ‘Clásico del Aconcagua’ que la noche del domingo último se disputó en el estadio Lucio Fariña de Quillota, en el marco de la segunda fase de la Copa Chile.
El retorno del partido con más tradición e importancia de la zona tuvo condimentos que le dieron un atractivo extra. Entre ellos se contaban el buen momento deportivo de los albirrojos, y el ambicioso proyecto deportivo de los andinos que esperan volver a fin de año a la Primera B, objetivo que por lo visto 48 horas atrás no se ve tan lejano, ya que ante el Uní Uní se mostraron laboriosos y con una idea de juego definida.
Los primeros 45 minutos tuvieron algo de tedio para los más de mil espectadores que llegaron hasta el recinto quillotano. Durante ese lapso ambos conjuntos se mostraron muy cautos, lo que se tradujo en que hubiera muy poca emoción en las porterías custodias por Darío Melo y el colombiano Edwin Ortega.
Fue en la segunda mitad donde los jugadores parecieron entender que se jugaba un clásico; determinante para que eso ocurriera fue el claro penal que el zaguero Jesús Pino cometió a los 47’ contra Bryan Núñez, y que dos minutos después el interesante volante ofensivo Bastián Araya canjearía por gol tras un remate seco al centro del arco de Melo.
Recién en desventaja los sanfelipeños despertaron, y para que eso ocurriera fundamental resultó el ingreso del delantero Julio ‘El Comandante’ Castro, quien con su movilidad se convirtió en un problema sin solución para la hasta ese entonces ordenada zaga andina, la que con el correr de los minutos perdía precisión y marca.
A los 69’ el ariete -que de paso dejó muy claro que debe ser titular- logró el empate tras empalmar de cabeza un certero centro enviado desde la derecha por el sub-21 Diego Plaza, en lo que terminó por ser un tanto decisivo a raíz que ‘El Cóndor’ sintió la estocada, poniéndose desde ese momento el solo objetivo de conservar la paridad para llegar a los lanzamientos penales.
Unión San Felipe vio muy claro que su rival ya no tenía herramientas ofensivas, por lo que comenzó a ejercer una presión alta que terminó por descomponer totalmente a un oponente que se amparaba en el reloj para sostener el empate que se mantuvo firme hasta la parte final del duelo y que solo fue roto a los 85 minutos, gracias a una sutileza del volante uruguayo Sebastián Gallegos.
El 2 a 1 vino a poner justicia para lo que estaba sucediendo en el terreno de juego, porque era el Uní Uní el que corría riesgos. En el cuarto minuto de adición, Julio Castro cerró su gran noche personal al marcar el 3 a 1 final que puso a Unión San Felipe a la tercera fase de la Copa Chile, en un triunfo valorado e igualmente festejado al producirse frente al eterno y clásico rival.