La fiscalización se hace tanto a pozas como a piscinas y la idea es que los asistentes a estos lugares no corran peligro.
La fiscalización se hace tanto a pozas como a piscinas y la idea es que los asistentes a estos lugares no corran peligro.

La semana pasada la Seremi de Salud Aconcagua comenzó la fiscalización de pozas y piscinas que se ubican en esta zona, con el fin de constatar que se está cumpliendo la normativa sanitaria, además de pesquisar aquellas que funcionan clandestinamente.

El programa comenzaba los primeros días de este mes con una fiscalización exhaustiva al manejo que se hace de las piscinas, las condiciones de seguridad e higiénicas y una vigilancia a la calidad del agua.

La fiscalización se hace en todas las pozas y piscinas del valle de Aconcagua, y la idea además es ubicar aquellos lugares que funcionan de manera clandestina y que no cumplen con las exigencias que hace esta repartición.

«No deberían estar funcionando, la idea de la vigilancia es que no estén funcionando y obviamente tenemos que fiscalizar las que sí están funcionando que tengan la autorización sanitaria», señaló Rodrigo Núñez, encargado de residuos industriales.

La fiscalización se realiza de manera mensual, y existe un programa que integra a todas las pozas y piscinas que se ubican en esta zona.

Respecto de las más frecuentes deficiencias sanitarias que se encuentran durante el proceso de fiscalización, se cuenta que las instalaciones no cumplen con lo exigido en relación a la calidad de agua, con la cantidad de cloro que debe tener concentrado en el agua, a lo que se suman problemas de seguridad como mal aseo en los servicios higiénicos y camarines, además de mucha agua aposada que puede significar un accidente dentro de las instalaciones.

«Las piscinas autorizadas y pozas autorizadas tienen que regirse por la normativa de piscinas, por lo tanto ellos tienen que contar con una sala de primeros auxilios y con personal que esté capacitado en dar primeros auxilios», señaló Núñez.

Y la fiscalización es bastante estricta y ya en años anteriores se han cursado sumarios sanitarios a aquellos lugares que, aunque están autorizados, no cumplen con la normativa necesaria para recibir público y no poner en riesgo su salud, deficiencias que tienen relación principalmente con el aspecto del agua y con la ausencia de salvavidas que resguarden a los bañistas.

Por ello la recomendación es al público, a ser ellos los primeros fiscalizadores. Que al concurrir a uno de estos lugares, lo hagan a alguno que esté autorizado y no se arriesgue asistiendo a los clandestinos.

«Yo insto al público para que prefieran los recintos autorizados, ya que en el proceso de autorización queda previsto el cumplimiento de todas las normativas sanitarias, lo que dice relación con su seguridad, porque en las instalaciones clandestinas no se cumple con ninguna de estas exigencias y se encuentran con riesgo de accidente, o problemas de electrocución que también se pueden dar, debido a que la instalación eléctrica no ha sido regularizada y autorizada», finalizó Núñez.

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