La desastrosa derrota por goleada sufrida la noche del lunes ante Deportes Santa Cruz, sólo vino a confirmar la profunda crisis deportiva por la que está atravesando Unión San Felipe. El lapidario 4 a 0 propinado por el discreto conjunto de la Sexta Región, demostró que el Uní Uní está caminando sin rumbo en la recta final del torneo de la Primera División B del fútbol profesional chileno.
En el estadio Joaquín Muñoz García quedó muy claro que el actual momento deportivo es altamente preocupante, al observarse un cuerpo técnico sin capacidad de respuesta para poder levantar y sacar al equipo del pozo. Las cinco derrotas en línea (de seis dirigidos) bajo la batuta de Nicolás Suárez y Pablo Álvarez, son una evidencia negativa que no puede dejarse pasar por alto.
Otro punto que no puede soslayarse es la poca actitud y compromiso que muestran los jugadores en el campo de juego. Ante Santa Cruz volvieron a verse lentos, desganados, entregando a ratos la dura e igualmente preocupante sensación que juegan solo por un compromiso contractual, pero sin nada de amor a la camiseta o vergüenza deportiva.
Santa Cruz requirió media hora para destrabar la débil propuesta sanfelipeña. A los 31’ Pablo Brito abrió la cuenta mediante un zapatazo que al desviarse en un jugador albirrojo, dejó sin opción al arquero Pablo Heredia. La primera diana sureña desnudó todas las falencias en la marca que tienen los de Suárez.
Unión San Felipe ya no tiene una estructura o idea de juego determinada por lo que se fue en busca del empate mediante arremetidas desordenadas o patriadas de sus jugadores más habilidosos como Bairo Riveros o Gonzalo Reyes, quienes continuamente debían meterse en la zona de volantes para poder hacer contacto con el balón, ya que los jugadores encargados de generar el juego (Roige, González, Césped) solo deambulaban en la zona sin producir absolutamente nada, tanto en la marca como en la salida. Arriba Jean Paul Pineda, hacía de número al estar completamente desasistido.
Era evidente que, si los locales optaban por adelantar las líneas y meter una presión alta, meterían en serios problemas a los sanfelipeños; así las cosas, las continuas pasadas por las bandas de Cristóbal Vergara, Brian Taiva o el preciso y punzante juego interno del experimentado Pedro Muñoz, más temprano que tarde terminarían pasando la cuenta a los forasteros que en el 57’ sufrirían un nuevo golpe con el tanto de Taiva.
Lo que sucedió después estuvo simplemente de más. Sin embargo, cuando las cosas están torcidas, todo puede ser peor, y así pasó. Fue Pedro Muñoz el encargado de provocar la goleada al marcar de penal (los 2 clarísimos) en los 72’ y 85’.
Con esta caída el Uní Uní sigue estancado en los 46 puntos, y por más increíble que parezca se sostiene en el tercer lugar de la tabla gracias a que ha tenido la suerte que los equipos que vienen de atrás muestran una irregularidad que impresiona, pero en el fútbol como todo en la vida, la suerte se acaba y cuando eso suceda, quizás será muy tarde para recomponer las cosas y torcerle la mano a un destino que ya parece escrito.