El próximo 18 de agosto se cumplirán dos años desde el asesinato por una ‘bala loca’ de Roderick Castro Castillo, conocido cariñosamente entre sus amistades como ‘Rorro’. Hecho ocurrido en la planta de tratamiento de Esval ubicada en la zona poniente de San Felipe.
Hasta el momento no hay ninguna persona detenida por este crimen, que es investigado por la BH de la PDI Los Andes, ni menos formalizada por la Fiscalía Local de San Felipe.
Nuestro medio conversó con Natalia Castro, hermana de la víctima, quien nos comenta que en agosto se van a cumplir dos años.
– ¿Qué ha pasado hasta el momento?
– En el tema investigativo penal no mucho en realidad. La investigación no ha avanzado mucho y probablemente quede en nada. De hecho ni siquiera se ha formalizado por lo que tengo entendido.
– ¿O sea no han detenido a nadie para formalizarlo?
– No, no, y yo creo que es muy difícil que lo hagan, casi es imposible.
– ¿Ustedes cómo están como familia?
– Como familia, al menos del tema penal nos desentendimos bastante. Porque da impotencia, pero yo al menos pienso que metan preso a alguien, mi hermano va a seguir muerto, no me produce mucho efecto; me he enfocado más en lo que es la demanda contra la empresa, que para mí son los verdaderos responsables. Si hubiera habido una empresa que realmente hubiera protegido a sus trabajadores, esto no habría pasado, por mucho que hubieran balaceras en el lugar, considerando igual que es una empresa grande, Esval no es cualquier empresa.
– En ese mismo sentido, como familia, ¿les gustaría saber qué pasó ese día?
– Sí, yo creo que por el derecho a la verdad cualquier integrante de nuestra familia está interesado en saber qué pasó, no sé si dará más tranquilidad, pero tampoco estaría demás saber qué fue lo que pasó, porque hemos escuchado tantas versiones que no sabemos en realidad lo que pasó.
– ¿Qué le han contado sobre lo que sucedió ese día, qué saben ustedes por las versiones que les han llegado?
– Mira, por lo que yo tengo entendido, hay alguien que ahí tenía como basura, algo así, y ese día llegaron dos personas a botar basura ahí y se agarraron a pelear, uno le pegó al otro y después el otro llegó como a vengarse, y en eso como que se empezaron a disparar entre ellos y uno de esos disparos le llegó a mi hermano. Esa es la historia que se maneja, los nombres van cambiando, pero el relato siempre es el mismo.
– ¿Son personas de ahí mismo, de la cercanía de la planta o venían de otro lado?
– Venían del terreno colindante, al lado de la planta.
– Puede ser dolorosa la pregunta, pero qué recuerdos tienen de su hermano de ese día de la tragedia, ¿se despidió como un día normal?
– Fue un día normal, él estaba durmiendo, nunca se quedó dormido para el trabajo y justo ese día se atrasó un poquito. Mi mamá lo fue a despertar, fue normal, llegó a tiempo, hay un video donde él sale entrando al camerino. Esto fue como alrededor de las ocho y media de la mañana, él estaba con los compañeros en el camerino y de repente dicen que sintieron como un estruendo y él cayó automáticamente al piso; ellos no sabían qué había pasado, pensaron que se había desmayado, algo así, y ahí empezó a convulsionar y vieron que había un hoyo en la ventana que no se quebró, quedó sólo el hoyo de la entrada de la bala. Él automáticamente perdió el sentido, al tiro, por lo que nos dijeron, en estado vegetal por así decirlo, así es que igual eso nos reconforta, que no sintiera dolor, nada, por lo que nos dijeron.
– Él fue trasladado a Viña, por lo que nos dijeron.
– Claro, y después llamaron a la ambulancia, creo que llegó súper rápido y ahí empezaron a llamar a cada uno de nosotros. Yo estaba en Viña porque yo estudio allá, mi papá en el norte, mis primos también; al final todos llegamos al hospital San Camilo y ahí nos dijeron que nos despidiéramos nomás, que no había nada que hacer.
– Muy querido por las muestras de cariño en el funeral y también cuando estuvo hospitalizado.
– Sí, yo nunca había visto un funeral tan grande, masivo, fue emocionante ver que se fue tan querido, dentro de toda la pena y la tragedia, igual fue gratificante recibir tanto cariño de tantas personas. Estamos súper agradecidos y de la población también que conocían a mi hermano desde chiquito, y siguen estando pendiente hasta el día de hoy de nosotros, de la hija que él dejó de 11 años y él tenía el cuidado personal. Entonces la gente siempre pendiente de ella, preguntan si le falta algo, le mandan saludos, regalos, hasta el día de hoy todos súper pendientes. Da orgullo que él haya generado esto en tantas personas.
Recuerda incluso que el puente El Rey «lo cortaron, fue muy masivo, él aparte jugaba a la pelota, por eso allá en la Población era súper conocido y era muy sociable también», reconoce.
NO TIENEN ESPERANZAS
– Volviendo a la muerte de tu hermano, ¿en la parte penal ya no tienen esperanzas que se encuentre al responsable?
– Mmm, no, yo creo que no, y lo otro que tampoco es un caso que sea mucha prioridad, porque es súper difícil determinar qué persona fue, porque no había cámaras, no hay muchos relatos que te digan ‘cierta persona fue’, no hay muchísimas pruebas, entonces no hay nada que hacer.
– ¿Los frustra eso a ustedes como familia?
– A mí, personalmente como le digo, me frustra más la empresa que tiene los medios para proteger a sus trabajadores y no lo hace, porque pareciera ser una política empresarial de Esval poner estas plantas en sitios eriazos, con trabajadores totalmente expuestos. Al resto de la familia, claro sienten rabia a parte que la persona que dicen que supuestamente fue, se pasea por ahí, a veces se lo topan.
– ¿O sea estaría identificado?
– Según lo que dice la gente, sí. Siempre fue la misma persona que nombran y es una que igual conocía a la familia, según mi tía esta persona siempre la saludaba y ahora le quitó el saludo, pero como le digo, no son más que historias que cuenta la gente.
Decir que la familia entabló una demanda laboral contra las dos empresas: Esval e Incosec, esta última subcontratada, donde Esval no quiso admitir su responsabilidad. La indemnización la pagó solamente Incosec, «pero ahora se va a iniciar otra demanda civil donde se vuelve a demandar a ambas empresas, donde esperamos… bueno, a nosotros la plata no nos interesa, pero personalmente me interesa proteger el futuro de mi sobrina que quedó igual más desamparada», señala Natalia.
– ¿A ella la ayuda la familia, cómo subsiste, con la ayuda económica de ustedes?
– Siempre la niña estuvo al cuidado personal con su papá y vivían con mi mamá, quedó una pensión del IST, pero son como 60 a 70 mil pesos y mi mamá tiene muchos hermanos, así es que los que pueden aportan en lo que necesita, entonces por eso para mí la indemnización, para que ella pueda estudiar en el futuro si quiere.
– ¿Alguna reflexión final de todo esto Natalia?
– Como le decía, mi crítica principal es a la empresa, son empresas que se llenan los bolsillos de dinero a costa de tener a sus trabajadores en máxima inseguridad. Hace poco el tribunal hizo una inspección en el sitio y las balaceras siguen pasando alrededor, por lo que les contó la gente. Un caballero tenía en un camión una bala incrustada, no fue un hecho aislado, siguen pasando, la gente sigue trabajando en completa inseguridad, Esval no hizo nada, todavía no ponen panderetas, por ejemplo. De hecho cuando fueron a atestiguar los jefes, ninguno tenía idea de donde estaba la planta, de lo que pasaba. Los trabajadores nos contaban que a veces encontraban a personas con armas rondando la planta, gente de afuera del campamento que está atrás también; como le digo, esa es mi crítica principal, ellos se llenan los bolsillos de plata y no se preocupan de sus trabajadores.
CUATRO ASESINATOS SIN RESOLVER
Decir que la BH de la PDI de Los Andes no ha dado con el paradero de los homicidas de otros asesinatos como el de Simón Cerda Martínez, en la Kamikaze, mientras que en Putaendo hay dos casos más, entre ellos el ciudadano haitiano que cumplía labores de cuidador en un recinto. El caso de Aldo Leiva González, de 50 años, que según la información fue ejecutado a sangre fría con una escopeta.