Desconsolada y con abundantes lágrimas en su rostro, Yorka Klein siente que no se hizo justicia como ella lo esperaba finalmente tras el asesinato de su hijo Guillermo, manifestando a Diario El Trabajo su descontento con la decisión de los jueces que condenaron a Rodrigo Mondaca a una pena de 10 años de presidio por este crimen.

Desde el día en que se produjo la desaparición de Córdova Klein en octubre del 2011, Yorka misteriosamente recibió una carta donde le informaban que su hijo estaba muerto y enterrado en un sector no determinado hasta aquel entonces, a manos de Rodrigo Mondaca quien consultaba a diario por el paradero de Guillermo desmintiendo estas acusaciones.

Como cualquier madre desesperada por su hijo, Yorka movilizó a la SIP de Carabineros de San Felipe tras la búsqueda de Guillermo, quien días antes había sido condenado por el delito de microtráfico en el Tribunal Oral de San Felipe, mismo lugar que el pasado lunes 24 condenó a su homicida.

Presumiendo la desgracia, Yorka incluso consultó a una vidente quien le corroboró que su hijo estaba bajo tierra en un lugar que no se podía determinar, pero en primera instancia se informó que el cuerpo podría estar enterrado en el sector de Las Pozas, muy cercano a la Villa Departamental en San Felipe, lugar que fue desestimado por Carabineros luego de realizar especializadas diligencias que apuntaron a esclarecer finalmente los hechos que fueron materia de juicio.

Luego de once días de la desaparición de Guillermo Córdova, su cuerpo descompuesto fue hallado semienterrado en Campos de Ahumada, lugar hasta donde se dirigió Yorka y donde comenzó su calvario hasta el día de hoy tras comprobarse que su hijo fue acribillado, herido y asfixiado por parte de Rodrigo Mondaca Escobedo, de 40 años de edad, propietario de un local de comidas en San Felipe.

Durante los últimos meses Yorka esperó confiada en la justicia penal, iniciando además acciones legales en contra de Mondaca por daños y perjuicios en una suma de 50 millones de pesos, las que fueron rebajadas a sólo ocho millones según la decisión de los jueces del Tribunal Oral en Lo Penal de San Felipe.

«No se hizo justicia por mi hijo, yo esperaba que se hiciera, tenía esperanzas de que los jueces y me dirijo especialmente a los jueces, de que tomaran más que un papel y unas letras, tomaran conciencia de que aquí se destruyó una familia, una vida destruida por completo; 10 años para mí no es nada, así hubieran sido 100 años tampoco porque me destruyó completa. El abogado y el Fiscal hicieron muy bien su labor, los policías que también me ayudaron, pero bastó solamente la palabra de los jueces para revocar todo el esfuerzo, todo el daño que no se reparó y me refiero a la pena porque lo económico me lo he sabido ganar toda la vida, es lo menos que me interesa», clamó entre lágrimas.

Yorka recalcó a nuestro medio su absoluto descontento con la decisión judicial, haciendo un llamado de atención lo que significa en Chile perder en esas condiciones a un ser querido: «Los jueces pareciera que no tuvieran hijos porque deberían ponerse en ese lugar, que ni Dios quiera le pasara algo a sus hijos, presentarse y ver ahí al que le asesinó a uno de sus hijos. Me conformaba con 15 años, no pedía más, pero los 10 para mí no es justicia, mi hijo es mi hijo, lo quisieron juzgar por su manera, por lo que él había hecho, pero era un buen hijo, buen padre, buen hermano, no hay tantas palabras para expresar todo el dolor que tengo, ahora empiezo a vivir lo que es el dolor de la muerte de mi hijo».

Pablo Salinas Saldías

psalinas@eltrabajo.cl

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