Se espera que la diligencia de reconstitución de escena realizada el lunes, permita esclarecer la participación de cada uno en la ejecución de Achú y Wegner.
Se espera que la diligencia de reconstitución de escena realizada el lunes, permita esclarecer la participación de cada uno en la ejecución de Achú y Wegner.

Un desgarrador testimonio fue el que entregó Mario Pozo, jefe de guardia de Gendarmería en 1973, acerca de los hechos ocurridos la noche del 13 de diciembre de ese año, cuando se produjo la ejecución del doctor Absalón Wegner y de Rigoberto Achú, los dos presos políticos cuya muerte actualmente investiga el ministro en visita Julio Miranda Lillo.

Mario Pozo, jefe de guardia de Gendarmería la noche de la ejecución de Wegner y Achú.
Mario Pozo, jefe de guardia de Gendarmería la noche de la ejecución de Wegner y Achú.

Si bien el ex funcionario de Gendarmería reconoce que presenció el momento exacto en que fueron ejecutados estos dos sanfelipeños, señaló que “me indigna todavía, haber escuchado al General Orozco, decirme ‘Aquí no ha pasado nada’, ¿Cómo puede mentir un coronel de Ejército? Así era, compadre con Pinochet”.

Mario Pozo era el segundo jefe del penal sanfelipeño, entonces tenía el grado de teniente y cuenta que de lunes a viernes él dormía en la cárcel. Señaló que al llegar en la noche, Wegner y Achú habían sido llevados por militares a declarar, llamándole la atención que ya era tarde y aún no regresaban al centro de cumplimiento penitenciario.

“A las 10 y media sentí la balacera aquí. Con metralletas, para allá y para acá, salí y estaba el vigilante González y le dije, corra la mirilla. Entonces vi a puros uniformados, Carabineros, de Ejército, que venían a pedir agua, porque la sangre corría como río aquí”, relata Mario Pozo.

Añade que él fue el encargado de retirar los certificados de defunción de ambos ejecutados políticos, los cuales señalaban ‘rotura del corazón e hígado’. “En los dos casos decía la misma cuestión, cuando los hicieron tira”, expresó el ex funcionario de la cárcel de San Felipe.

Relató Mario Pozo que al día siguiente el general en retiro Héctor Orozco, acudió a la cárcel de San Felipe y habló con el personal que ahí se encontraba. Él no estaba, pues había viajado a Santiago para informar de lo sucedido. “Yo llegué a hablar con mi superior y le entregué el informe que había escrito sobre los hechos. Él me respondió que ya sabía y le repliqué que quería que supiera mi versión de lo ocurrido. El dijo ‘ya, ya, ya, tráiganle un pisco sour al teniente’ y eso fue todo”, concluyó Mario Pozo

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.