Los pasos de nuestra gigante de la bala Natalia Duco para llegar a un Oro

SIN LÍMITES.- Se fue de la casa a los 15 años porque debía viajar muchas horas desde San Felipe a Valparaíso para entrenar.

Ya van doce años de ser la mejor. Se coronó campeona en Buenos Aires 2006. Luego hizo lo propio en Medellín el 2010, y hoy cuatro años más tarde, nuevamente se quedó con el triunfo en el lanzamiento de la bala. La Reina de Sudamérica; la Gigante de Aconcagua; nuestra atleta olímpica que este domingo le dio una alegría muy importante a las miles de personas que llegaron al Estadio Nacional, especialmente a verla ella.

Muchos viajaron a verla desde San Felipe, Llay Llay, Santa María, Panquehue, y en rigor, desde muchos rincones de Aconcagua. Aunque muy pocos conocen su historial de sacrificio y hasta sufrimiento antes de subirse al máximo podio suramericano por tercera vez.

POTENCIA.- Cuando lanzó su oro este domingo, sintió “un silencio indescriptible” y a pesar del griterío en las tribunas, sólo recibió la energía contenida. Lloró de alegría en los pasillos del Estadio Nacional.

Para la estadística quedará que la distancia fue de 18 metros siete centímetros, que ni siquiera es su mejor marca (18.80 JJOO de Londres), porque hay otras cosas que esta mujer aconcagüina deja en el camino.

 CURIOSIDADES NATALIA DUCO

1 – Nació prematura. Su madre tuvo un desprendimiento de placenta cuando levaba siete meses de gestación. Todo estaba preparado para que naciera en Viña, como todos sus hermanos, pero como se adelantó, su madre debió ingresar de urgencia al Hospital Luis Guajardo Guerrero en Calle Sargento Cajales. El destino quiso que un 31 de enero viera la luz en la ‘Tres veces heroica ciudad’ de San Felipe.

2 – Su papá tiene un molino de harina que heredó del abuelo de Natalia, y cuando chica en vez de jugar con muñecas, se iba a jugar al trigo y cargaba sacos con los peonetas. Se crió entre ovejas, chivos, conejos, pájaros, perros, gatos, gallinas.

3 – Una vez se incendió su casa y era tan pequeña e inocente que se devolvió a su pieza mientras las llamas aún no eran contenidas por los Bomberos, se salvó de milagro.

4 – Fue presidente del Centro de alumnos del Colegio Alemán en San Felipe, y participó en las marchas por la educación, de la llamada ‘Revolución Pingüina’, donde desfiló frente a Carabineros y autoridades junto con liceos públicos para intentar un cambio social.

5 – Natalia es artista plástica y le gusta la pintura. Tomó clases con el Maestro Hernán Meschi, quien le ayudó en su estilo surrealista. Comenzó a pintar hace ya ocho años y ha montado incluso alguna exposición. Natalia asegura que este hobbie le permite desahogarse. Se emociona viendo a Dalí y sus obras tanto como ver correr a Hussain Bolt.

6 – Se fue de la casa a los 15 años porque debía viajar muchas horas desde San Felipe a Valparaíso para entrenar. Eran cinco horas al día sobre un bus y eso no debía durar mucho por lo que se fue a vivir a Santiago, donde dormía en los subterráneos de los camarines del Estadio Manquehue.

7 – Se dedicó 100% al deporte, pero un día se dio cuenta de que debía estudiar algo. Un día se dio cuenta de que todos sus libros eran de psicología o filosofía, entonces decidió estudiar Psicología en la Universidad Gabriela Mistral.

8 – Para conseguir una medalla más, Natalia debe entrenar nueve horas al día, y en una oportunidad se cruzó en el camino del director de Chiledeportes, quién justificó su falta de apoyo a la campeona sanfelipeña, que entrenaba por meses en Cuba señalándole a la prensa “no financiaré las vacaciones de ella”.

9 – Natalia no vota porque asegura ser totalmente apolítica. Le decepciona darse cuenta de lo que sucede en la política, “de cómo actúan los políticos”. Y una vez aseguró que “la política es triste, como un circo pobre. Por eso yo no voto”.

10 – Cuando lanzó su oro este domingo, sintió “un silencio indescriptible” y a pesar del griterío en las tribunas, sólo recibió la energía contenida. Lloró de alegría en los pasillos del Estadio Nacional.

Así es nuestra campeona, fuerte como una gigante en la pista, pero frágil y noble como todo buen aconcagüino, que siente y vibra con su tierra y su gente.