El parto de su vaca que durante varios meses Don José Díaz y su esposa Laura Santibáñez cuidaron hasta su culminación este jueves en la mañana, los dejó a ellos y a toda la Población Reinoso de Catemu, con la boca abierta. Pues al nacer el animalito descubrieron que el pequeño ternero tenía dos cabezas y estaba vivo.
Rápidamente se corrió la voz entre los vecinos, quienes llegaron algunos temerosos y otros por curiosidad, para apreciar aquel extraño ser, el animal murió una hora después, por lo que este matrimonio de granjeros procedieron, ante las sugerencias de algunos vecinos, a enterrarlo rápidamente, pues algunos de ellos relacionan esta clase de nacimientos con augurios de mala suerte y enfermedad en la comunidad.
Roberto González Short
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