PUTAENDO.- Ayer se conmemoraron 31 años del fatídico 07 de abril del año 1984, cuando la comunidad, la región y el país fueron testigos de una de las más grandes tragedias mineras de la comuna, que costó la vida a cinco mineros putaendinos.
La tarde del pasado lunes, Orlando ‘Champa’ González, conocido y querido minero putaendino y familiar directo de los fallecidos en esa tragedia minera, accedió a darnos una entrevista para recordar ese fatídico 07 de abril, y como única condición para darnos la entrevista fue que la realizáramos al interior de la mina La Sombra.
Luego de recorrer un camino pedregoso, estrecho y peligroso, llegamos hasta la mina La Sombra en el sector de Pillo-Pillo y junto a Orlando avanzamos 150 metros en línea recta y a casi 30 metros de profundidad del antiguo pique en donde se produjo la tragedia. Orlando se detuvo, respiró profundo y sin poder contener sus lágrimas nos dijo: “Aquí murieron mis hermanos, mis compañeros”.
Después de un breve descanso, ‘Champa’ González recordó que ese día estaba en la plaza de Putaendo y que, al escuchar la sirena de bomberos, presintió algo muy extraño, cuando de repente alguien le gritó que hubo un derrumbe en la mina La Sombra.
Él recuerda que, prácticamente, se colgó en el carro de bomberos y le suplicó a los voluntarios que no lo bajaran, y al llegar al inicio del camino de la mina, subió corriendo con la esperanza de que solo estuvieran atrapados, pero pronto se dio cuenta que sus hermanos, su cuñado, su compadre y el joven de 16 años estaban fallecidos. “Cuando me asomé al pique no escuchaba lo que me gritaban, sentí un fuerte olor a monóxido que llegaba a quemar los ojos, y lo primero que vi fue al Asencio que estaba sentado a mitad de pique mirando hacia abajo y ya estaba muerto. Cuando comencé a bajar encontré a mi hermano Roberto abrazado a la escalera, y que traía en sus hombros a mi hermano Wilfredo, no podíamos seguir bajando pues era muy tóxico el olor a monóxido, y lo único que recuerdo es que grité de impotencia al ver tamaña desgracia”.
Orlando González en varias ocasiones se emocionó y debimos detener la grabación, pues recuerda esos momentos desde hace 31 años como si solo hubiesen ocurrido algunas horas antes.
“Cuando logramos bajar, encontré a mi cuñado Moisés y a mi compadre Piña y no podía creer lo que estaba viendo. Los niños bajaron una motobomba bencinera para sacar agua del pique y querían aprovechar el día y cuando la motobomba se paró, mi compadre Piña bajó a recargarla con bencina y al ver que no subía, bajó otro niño a buscarlo, luego el otro, y así sucesivamente en donde todos murieron, incluso el Asencio que quedó sentado a medio pique, como esperando a mi hermano Roberto para darle la mano. Ellos estuvieron a 2 metros de llegar a la superficie, pero también el monóxido los mató”.
Orlando González recuerda que sacar los cuerpos de sus seres queridos y llevarlos cerro abajo, ha sido lo más duro que en casi 60 años de minero le ha tocado vivir e indicó que aún recuerda cómo las calles de Putaendo se llenaron para despedirlos en uno de los funerales más grandes que recuerda, lo que demuestra el cariño hacia todos los mineros, pues aseguró que son accidentes que por uno u otro motivo ocurrieron y que seguirán ocurriendo y, aunque pasen los años, jamás se olvidaran de quienes perdieron la vida en la Mina La Sombra.
‘Champa’ González tuvo emocionadas palabras de reconocimiento para los bomberos de aquella época, que sin tener ningún equipamiento adecuado bajaron al pique, algunos de los cuales tuvieron que sacar a la fuerza, pues lo único que querían era ver si encontraban a alguien con vida, por lo que dijo que para él y su familia, la gratitud hacia esos bomberos será eterna.
Seguramente muchos de los que leen este pequeño reportaje no recordaban, o no sabían que un día como hoy Putaendo vivió una de las tragedias más grandes que se tenga conocimiento en la comuna, donde perdieron la vida Roberto González Carvajal, Wilfredo González Carvajal, Moisés Donoso, René Piña, y el menor de 16 años Asencio Cristi.
Diario El Trabajo ha querido recordar a aquellos esforzados hombres, que rasguñando las entrañas de los cerros, se ganaban el sustento para sus familias y que murieron dándonos un ejemplo enorme, pues intentando salvar a sus compañeros también entregaron su vida.
Patricio Gallardo M.
Un gran Abrazo y carinos para la familia Gonzalez-Carbajal,en especial para mi amigo Orlando,con quien nos conocemos por mas de 50 anos,desde la distancia otro minero que recuerda con mucha nostalgia.
Conocí a los hermanos González Carvajal, sus padres vivían frente a la casa de mi abuela materna y siempre cruzaban a observar como trabajaba con su huso, parece mentira que ya no estén entre nosotros, pero dicen que las personas mueren cuando las olvidamos y eso creo que nunca sucederá, un abrazo para Gladys, Orlando, Lalo y sus familias.
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