DIGNO ZAPATERO.- Miles de pares de zapatos han sido fabricados por este sanfelipeño, él sabe que su oficio es muy necesario y hasta de otros países, chilenos radicados allá le encargan su peguita.

DIGNO ZAPATERO.- Miles de pares de zapatos han sido fabricados por este sanfelipeño, él sabe que su oficio es muy necesario y hasta de otros países, chilenos radicados allá le encargan su peguita.

Lejanos están aquellos años en donde los zapateros remendones eran ese personaje admirado y respetado de entre todos los vecinos de una población o ciudad; lejanos también están de la verdad, aquellos que hoy piensan que ser zapatero remendón es un trabajo indigno, pues tal cual nos lo relata uno de ellos, ser zapatero es todo un honor para quienes aman ese bendito y centenario oficio.

ZAPATEROS A TUS ZAPATOS
En Diario El Trabajo nos dimos a la tarea de ubicar a algún zapatero de estos, de los que tienen años de oficio y muchas historias que contar sobre su trabajo y lo encontramos, así llegamos al tallercito de quizá el zapatero con más años de oficio, ahí nos recibió don José Thomas Lazo Aranda, quien nos contó muchas anécdotas de su trabajo y hasta nos mostró sus álbumes de fotos familiares y personales.

– ¿Qué puede compartirnos sobre sus inicios como zapatero?
Nací en San Felipe el 20 de marzo de 1949, tengo 66 años. Empecé a relacionarme con la fabricación de zapatos en 1963, a mis trece años, yo era el niño de los mandados y poco a poco fui aprendiendo el oficio, pero no sólo aprendí a fabricar zapatos, ya a mis 17 años yo era maestro zapatero, pues los dueños de Reparadora y Calzado Vásquez, que estaba en Calle Salinas, me ayudaron a que yo hiciera el curso completo de Maestro zapatero moderno, y lo logré, pues tenía así teoría y práctica, con esta empresa laboré 23 años, hasta que me independicé en 1986 y desde entonces estoy en Sergio Aldea 646.
– ¿Qué tecnología sabe usted manejar en el mundo de los zapatos?
Antes todo era a mano, con latas se raspaban los zapatos y con aguja en mano, ahora todo es muy moderno. Soy experto en máquina punteadora (para coser por fuera); la máquina black, que es para coser por dentro del zapato; máquina parchadora y pulidoras.
– ¿A dónde van a parar sus trabajos?
Aparte de mis clientes de la comuna, tengo clientes de todo el país, también exporto a Estados Unidos y Canadá, le he hecho zapatos a doña Palmenia Pizarro y para algunos gobernadores y alcaldes de nuestra comuna.
– ¿Sólo a fabricar zapatos dedicaste tu vida?
Claro que no. Yo siempre desde chico, me he dedicado también a los deportes, cuando tenía 19 años me fui en bicicleta hasta Argentina, ese año empezaron a crear la cuesta El Caracol, era el 3 de noviembre de 1968, el día en que por primera vez se cambió la hora en Chile.
– ¿Y qué te ha regalado la vida para disfrutar?
Mucho y muy bueno. Tengo tres preciosos hijos, mi bella Verónica (30), José Thomas (28) y Claudia Ignacia (17), toda su crianza y educación se las pude dar gracias a mi humilde fábrica de zapatos. La madre de mis hijos se llama Verónica.
– ¿Siente usted que es un hombre feliz siendo zapatero?
Sí. Sí he sido feliz y los soy aún, porque ser zapatero ha sido para mí una excelente oportunidad para mejorarme día con día, no hallo indigno mi trabajo, creo que por el contrario, es un trabajo de mucha honra y doy gracias a Dios por ello.
Por su honradez; su arduo trabajo en busca de sus sueños; por su abnegada entrega en cada zapato que fabrica y porque no se doblega ante nada, quienes laboramos en Diario El Trabajo hoy rendimos tributo en vida y con mucho cariño por medio de este reportaje, a don José Thomas Lazo Aranda.
Roberto González Short
rgonzalez@eltrabajo.cl

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Lejanos están aquellos años en donde los zapateros remendones eran ese personaje admirado y respetado de entre todos los vecinos de una población o ciudad; lejanos también están de la verdad, aquellos que hoy piensan que ser zapatero remendón es un trabajo indigno, pues tal cual nos lo relata...