- Delincuentes la acompañaron hasta su propia casa donde se llevaron 200 mil pesos en efectivo además de joyas familiares avaluadas en unos dos millones de pesos. También la llevaron a un banco para retirar otros 300 mil pesos, sin que ella pudiera oponerse ya que perdió totalmente su voluntad.
Una experiencia bastante aterradora afectó a la señora Ide Guerrero Soto, de 83 años de edad, quien la mañana del jueves pasado fue víctima de delincuentes extranjeros que utilizando la denominada ‘droga de la voluntad’, le arrebataron 500 mil pesos y antiquísimas joyas familiares avaluadas en unos dos millones de pesos.
Los hechos comenzaron a desarrollarse a eso de las 10,15 de la mañana del jueves último, cuando la señora Ide Guerrero, domiciliada en el sector centro de San Felipe, se desplazaba por calle Navarro y fue abordada entre Merced y Prat, por un sujeto de unos 40 años, tez morena y acento extranjero. Dijo ser boliviano, pero sus modismos y acento eran inconfundiblemente colombianos.
El sujeto le pidió ayuda, le estrechó la mano y comenzó a contarle una historia sobre un premio que había ganado y que necesitaba dinero para ir a cobrarlo. Poco después aparece un matrimonio en la escena, ambos también de unos 40 años, ella de piel blanca y él moreno, mismo acento colombiano. Le dicen que debe ayudarlo, la tratan de ‘mamita’ y al hombre de ‘papito’, y ella poco a poco comienza a sentirse extraña, algo mareada y como flotando en el aire. Pareciera tener una conexión difícil de explicar con el trío delictivo. Desde que le estrecharon la mano, la señora Ide comenzó a sentirse rara, voluntariosa con sus ‘captores’, incapaz de oponerse a sus deseos. El primer sujeto constantemente le tocaba las manos, los brazos, la cara, sin que ella pudiera expresar su rechazo.
Fue así como los delincuentes primero la llevan a su propia casa para buscar su tarjeta de Cuenta Rut, y de ahí se trasladan al banco donde retiran 300 mil pesos. Le preguntan «si tiene más plata» y ella les comenta que en casa tiene 200 mil pesos, por lo que regresan a la vivienda por el dinero. Es ahí donde registran y se llevan tanto el efectivo como las joyas.
Finalmente le dicen que han guardado todo en una caja, las joyas y el dinero, pero que no la abra hasta que ellos regresen la próxima semana. Ella los acompaña hasta la puerta y cuando se marchan se queda ahí, inmóvil.
El efecto de la droga duró hasta las 13,30 aproximadamente, unas dos horas después que los sujetos se marcharon.
TELÉFONO BLOQUEADO
Al margen de todo lo anterior, cabe destacar que Mario Arriagada Guerrero, hijo de la señora Ide, por esas cosas del destino, simple coincidencia o sentidos extrasensoriales, llamó por teléfono a su madre justo en los momentos en que estaba siendo víctima de los delincuentes, pudiendo escuchar las voces con el acento colombiano, pero como su madre se escuchaba tranquila y relajada, no sospechó nada malo y pensó que probablemente estaba en una de esas actividades en las que ella participa. Curiosamente, tras colgar el teléfono, su aparato se bloqueó y quedó totalmente inutilizable, por lo que no descarta que al saber que hablaba con un hijo, le hayan descargado algún virus para bloquearlo.
ESCOPOLAMINA, BURUNDANGA O DROGA DE LA VOLUNTAD
Mario Arriagada cuenta que, alarmados por la situación, junto con denunciar el hecho a Carabineros se dedicaron a buscar una explicación a lo sucedido, llegando al convencimiento que se trató de la temida droga Escopolamina o Burundanga, también conocida como Droga de la Voluntad o ‘Suero de la Verdad’ en las películas de espionaje, una sustancia aterradora que tiene la capacidad de anular la voluntad de los individuos, quedando a merced de quien se las administra.
La droga, que algunos califican como un simple mito urbano, que no tendría los poderes que se le atribuyen, se extrae de diferentes plantas de la familia de las solanáceas, como el cacao sabanero, muy abundante en Colombia. El término popular burundanga -instaurado por las culturas precolombinas- significa algo así como brebaje para fines delictivos.
No obstante, desde hace ya una década que se vienen reportando los primeros casos en Chile, aumentando considerablemente los reportes en el último tiempo, aunque principalmente a través de las redes sociales, donde personas señalan haber sido víctimas. La falta de denuncias formales unido al temor que genera en la población, han contribuido a que algunas autoridades se muestren reticentes a aceptar esta realidad o cuando menos a restarle importancia. No obstante, el explosivo aumento de los casos registrados en el país, demuestran que algo está sucediendo.
TRAUMADA
Finalmente la señora Ide Guerrero reconoció estar traumada con esta experiencia, pues ahora teme salir a la calle ya que no sabe cuándo ni dónde puede volver a ser víctima de la burundanga.
Marco A. Juri