- Las temperaturas más altas de los últimos 8 meses se dejaron sentir ayer en el valle de Aconcagua, llegando casi a los 36º en San Felipe mientras en Llay Llay alcanzó los 37,4. La radiación ultravioleta llegó al nivel 11, lo que es calificado como «extremo».
Cada cual como pudo, los aconcagüinos trataron de aguantar el intenso calor que se sintió este martes en el Valle, el más alto que se ha sentido en los últimos ocho meses.
Según la información meteorológica, los termómetros llegaron hasta los 35,9ºC, a las 16 horas, aunque la sensación térmica pareció ser mucho más elevada.
A esa hora era imposible mantenerse un minuto al sol y a la sombra la situación no cambiaba mucho, ya que el calor hizo que no se sintiera ni una sola ráfaga de aire, el que muchas veces ayuda a que la temperatura no sea tan extrema en esta zona.
Aunque la temperatura alcanzó su máxima elevación a las 16 horas, todavía pasadas las 19 horas era posible sentir bastante calor, especialmente al interior de las viviendas.
En todo caso, la temperatura de San Felipe no fue la más alta de la zona, ya que en Llay Llay los vecinos tuvieron que aguantar 37,4ºC, a eso de las 15 horas, mientras que en Los Andes los termómetros llegaron a los 33,3ºC.
En tanto para este miércoles la Dirección Meteorológica pronostica 36ºC, por lo que el llamado a la comunidad es a protegerse, y especialmente a las horas de más calor no exponerse al sol, usar bloqueador solar, especialmente a las personas que trabajan al aire libre y consumir altas cantidades de agua para evitar la deshidratación.
Estas altísimas temperaturas tendrán una leve baja a partir del jueves, cuando bordeen los 33ºC y el viernes 31ºC.
Así mismo según la dirección meteorológica, la radiación ultravioleta se encuentra en un nivel 11, lo que es calificado como «extremo».
En ese mismo tema, distintas entidades advirtieron sobre un mayor descenso en la capa de ozono, en comparación con la misma época del año anterior, lo que derivaría en índices extremos de rayos UV.
Capeando el calor
En San Felipe en tanto, los vecinos tuvieron que «ingeniárselas» para soportar el intenso calor. Ese fue el caso de Allen Galdámez, quien junto a su hija Javiera llegaron hasta la Plaza de Armas a disfrutar un rato del agua de la pileta, y de la sombra de los centenarios árboles.
Giordano Ibacache y Patricia Ibaceta se decidieron por los jugos, por ello llegaron hasta uno de los carritos del centro de la plaza para disfrutar de exquisitos sabores.