El sábado lo celebrarán en la cancha de tenis de La Troya:
Hoy jueves, exactamente hace 60 años, se dieron mutuamente el ‘Sí’ dos jóvenes enamorados en la capilla de la Intendencia de Valparaíso, promesa que nunca rompieron y hasta el día de hoy la mantienen vigente. Se trata de las Bodas de Diamante que cumplen don Luis ‘Pitico’ Díaz Escobar (suboficial mayor de Artillería de montaña) y su esposa doña Celia González Aranda, vecinos de San Felipe desde el año 1959, cuando emigraron a nuestra comuna.
LA GRAN TRAVESÍA
Diario El Trabajo habló ayer miércoles conversar con esta pareja de eternos amantes, quienes comparten con nuestros lectores algunas anécdotas de sus vidas. Son un matrimonio del que nacieron cuatro hijos: Claudio, Luis, Aníbal y Minerva, quienes a su vez les coronaron con doce nietos regalones y de ellos llegaron siete bisnietos.
Él fue un militar y menor de cinco hermanos, ella la sexta de 11 hermanos y una digna ama de casa, eran años duros, sin la tecnología que hoy nos envuelve, ni los recursos a los que tenemos acceso. Revisando sus álbumes de fotos y relatando sus recuerdos, así nos contó lo que ocurrió aquellos años don Luis.
– ¿Por qué le dicen ‘Pitico’ don Luis?
– Cuando yo era cabo, muy joven por cierto, estando en el Regimiento Yungay, en San Felipe, todos me llamaban ‘Lucho’, y como en esos años estaba de moda el Lucho Gatica, y a ese famoso cantante le apodaban ‘Pitico’, entonces a mí también me pusieron el apodo. En aquellos años se ganaba muy poco en el Ejército, yo con los años y de forma autodidacta empecé a reparar radios y tocadiscos, había que hacer de todo.
– ¿Podrías describirnos cómo han sido estos 60 años al lado de tu esposa creando esta familia?
– Recuerdo que mi madre y la mamá de Celia eran comadres, o sea, eran compadres nuestros padres, así un día mamá me llevó a conocer la familia de sus compadres, y ahí estaba Celia entre sus hermanos, y ahí nos conocimos. Mi esposa era de Placilla, la parte rural en aquellos años de Valparaíso, yo estudié en el Liceo Nocturno Eduardo de la Barra en Valparaíso, con el tiempo me vine para San Felipe, y así cuando nos casamos en 1959, al tiro nos vinimos a vivir a San Felipe, hasta el día de hoy.
– Por ahí se comenta que usted tuvo hartas aventuras cuando era un joven militar, ¿nos contaría alguna?
– Sí, algunas aventuras. Una vez estábamos en una campaña de maniobras en Los Patos, mi mula ‘Almizclera’ mientras hacíamos los ejercicios militares, se soltó, se desamarró, y se extravió, en consecuencia me dejaron a mí en el lugar, todos regresaron al regimiento, dejaron alimentos en el puesto de Carabineros y durante 15 días recorrí todos esos cerros buscando a la mula. Apareció el animal cinco meses después en un rodeo.
MADRE EJEMPLAR
También Diario El Trabajo habló con la dueña de casa, doña Celia nos compartió algunos comentarios muy emotivos, «para mí lo más hermosos después de mi esposito, son mis hijos, mi familia. Criarlos a ellos nos costó muchísimos sacrificios, yo hacía pan, vendía perejil, jugos y acelgas, viajaba a La Ligua a traer tejidos para venderlos acá, luchábamos con todo para sacar adelante a nuestros hijos, hoy ya son todos profesionales y eso nos hace los padres más felices del mundo. Estamos felices con lo que tenemos, porque una vez nos dijeron: ‘Sean felices con lo que tienen, no con lo que tiene tu vecino’», comentó doña Celia.
Según nos comentaron estos vecinos, sus hijos han preparado una gran fiesta familiar para este sábado en el Club de Tenis La Troya, al que sólo se podrá asistir con invitación. Todos quienes hoy laboramos en Diario El Trabajo nos unimos al regocijo de esta familia sanfelipeña, por los 60 años de vida matrimonial de don Luis y doña Celia. ¡Felices Bodas de Diamante!
Roberto González Short