En el último debate ARCHI el candidato Gabriel Boric señaló textualmente: «yo creo firmemente en la libertad de expresión, creo firmemente que la prensa tiene el deber de incomodar el poder y por lo tanto cuando uno se sienta acorralado y se sienta que las preguntas son muy difíciles, en buena hora, para eso está la prensa».
Tres días después, en el punto de prensa posterior al debate ANATEL, un periodista hizo una pregunta totalmente pertinente desde el punto de vista del escrutinio público al que se debe la prensa.
En efecto, el examen de orina que el candidato exhibió en cámara había sido tomado el mismo día y a una hora posterior, en que Gabriel Boric había comunicado por redes sociales que se encontraba con fiebre y otros síntomas sospechosos de Covid19, razón por la que se excusaba de asistir a un debate, entre otras contradicciones y dudas que se generaron a partir del mencionado examen.
La pregunta incomodó manifiestamente al candidato quien, tras preguntar intimidatoriamente el nombre al periodista, lo acusó de «instalar mentiras» y de «sumarse a la campaña de José Antonio Kast». Terminado el punto de prensa se dirigió directamente hasta donde estaba el profesional y apuntándolo con el dedo lo increpó duramente: «Estas preguntas no se hacen, irresponsable».
¿A cuál Boric le creemos, al del debate de ARCHI, respetuoso de la libertad de expresión y el rol de la prensa, o al ofuscado Boric del debate de ANATEL?
¿Si como candidato -en plena metamorfosis de sus convicciones- reacciona de esta forma, qué se puede esperar de su conducta una vez investido del poder, en caso de ser elegido presidente?
¿Qué dice el Colegio de Periodistas, va a defender al candidato Boric, a quien respaldó públicamente, o va a recuperar la imparcialidad y seriedad que se espera de una organización gremial, para defender el rol de un periodista?