Héctor ‘Tito’ Roco es uno de los referentes y jugadores históricos de Uní Uní más admirados por la parcialidad albirroja. Durante la semana el ex zaguero habló en extenso con El Trabajo Deportivo para contar algunos pasajes desconocidos de lo que fue su exitosa carrera deportiva.
En la conversación con nuestro medio, el ex jugador y ahora formador, desclasificó temas muy interesantes, como por ejemplo fue su sorpresivo retiro, su bullada renuncia al banco técnico de Unión San Felipe hace unos años, y las ideas que a veces se le vienen a la cabeza para tener su partido de despedida.
El que en su época activa fuera un recio zaguero central, habló del porqué él cree se mantiene intacto el cariño que la hinchada le expresa. «Tengo la suerte que la gente me quiere por lo que hice en todos los clubes en que estuve. San Felipe es distinto, porque ando en la calle y comparto con todos. Nunca niego una conversación a nadie. Hoy por ejemplo estoy en un proceso muy atractivo en el club en la formación de los jugadores más pequeñitos. Eso me permite estar en permanente contacto con los padres y apoderados de los niños», explicó.
Héctor Roco es uno de los pocos jugadores con pasado en el Uní Uní que supo de éxitos en sus dos etapas en el Uní Uní. La Primera el año 88 cuando recién despuntaba al profesionalismo, y la segunda el 2000 cuando su carrera ya llegaba a su fin. Es por eso que era interesante interrogarlo respecto a cuál de esos exitosos pasos valoraba más. «Me cuesta decidirme por uno. El 88, Hernán Pérez Quijanes (QEPD) nos metió la mística que todos recuerdan. Éramos pura pasión, amor a la camiseta. En esa oportunidad la mayoría del plantel éramos cabros chicos que no nos dábamos cuenta de lo que estábamos haciendo. La clave fue que disfrutamos mucho jugando. El 2000 también fue hermoso porque ya volví ‘hecho’, y con la parte económica resuelta. En esa ocasión Toro me dijo serás el Capitán y tendrás que hacerte cargo de los chicos. Ahí me hice cargo del ‘Guagua’ Víctor González (risas). Ese plantel era de peso, y después se le dio aún más con la llegada de Jorge Pérez y Miguel Ángel Romero. Fueron épocas muy distintas, ya que en una éramos la sorpresa del torneo y en la otra el equipo a vencer», confidenció.
Para el ahora captador de talentos, uno de los momentos más complejos desde lo emocional fue su abrupto retiro. «Nunca hablo mal de las personas, menos de los que me dieron la posibilidad de haber vuelto al club el 2000 (Raúl Toro). Fue en el partido con la Universidad de Chile en el Nacional. Recuerdo que jugué de manera feliz, casi como un niño. Tal vez presentía que era mi último partido. Fui sustituido al minuto 58; ganábamos 1 a 0, y casualidad o no, perdimos 2 a 1. Después nunca más vestí de corto. Quizás el destino quiso que mi adiós fuera así, porque mirando hacia atrás lo veo como algo lindo y al mismo tiempo triste», recordó.
Roco Lucero dejó una más que buena impresión cuando le tocó asumir el mando del equipo estelar sanfelipeño. Es más, sus números fueron muy positivos; entonces porque renunció al cargo. «Mi gran error fue no haber entendido los cambios que se estaban generando en el fútbol chileno con la llegada de las Sociedades Anónimas. Yo venía de otra escuela», reconoció.
En el final de la charla el ex capitán no descartó la posibilidad de un partido de despedida. «Hay algunos (ex compañeros) que solo podrían vestirse de corto porque les cuesta hasta caminar (risas). Quién sabe si algún día me aventuro, llamo a mis amigos y hacemos algo. Sería lindo poder juntar a las generaciones del club que subimos el 88 y el 2000. Creo a la gente le gustaría eso», culminó.
Jorge Vega Oses