Fue comerciante, deportista y criancera de animales:
Hace pocas semanas en Diario El Trabajo comunicamos con alegría el cumpleaños número 100 de una vecina muy querida en la comuna de Santa María, nos referimos a Celinda Collantes Caldera, quien nació el 4 de noviembre de 1921, sin embargo la vida es efímera y se desplaza en múltiples formas, y se van cerrando los círculos de dominio personal y social, debiendo al final del día unirnos al infinito como el polvo de estrellas que somos.
DE ARMAS TOMAR
En efecto, este viernes 26 de noviembre esta destacada mujer aconcagüina nos dejó en su condición física, pero tras ella queda su legado. Doña Celinda era la séptima de una gran familia formada por Francisco Collantes y Clara Caldera y con su partida se cierra esa generación de esfuerzo y trabajo, pues era la única que estaba aún con vida. Era una mujer muy activa, entusiasta, deportista, participó cuando pudo hacerlo en carreras y en básquetbol, y justamente en estos años de su juventud la atrapó el amor y se casó con René Saá Fernández, y de este matrimonio nacieron cinco hijos: Evelyn, Miriam, Edith, Nina y Christian, quienes la rodearon de afecto y le dieron nietos y bisnietos.
Los años de la primera mitad del siglo XX, y hasta los sesenta, de su período más activo que le tocó vivir, fueron duros, había mucha miseria, inquilinaje, trabajos agrícolas ya olvidados como siembras de cáñamo, tabaco y otros, así como la crianza de animales que había que llevar y traer de los pastizales cordilleranos, y faenar animales vacunos y ovinos, en dichas actividades también ella tenía que participar de manera indirecta.
Siempre dio lo mejor de sí, para la obtención del progreso de la comuna, como por ejemplo, como líder de la Unión Femenina de San Felipe, donde formó una biblioteca con otras señoras y fomentaba la lectura especialmente hacia el género femenino, que en esa época tenía muchas limitaciones, también los vecinos recuerdan su labor en la Cruz Roja de Santa María; además se dedicó a criar aves y arrendar algunos terrenos familiares, por nombrar algunos de sus trabajos.
Celinda Collantes también era una mujer de carácter, que no se amilanaba por nada, nada la asustaba, y buscaba siempre desafíos nuevos. Con razón con ese ejemplo y en tiempos difíciles para la mujer, logró que sus cuatro hijas y su hijo varón, sacaran sus carreras universitarias y aportaran a la sociedad. Hoy sus hijos, familiares, yernos, nuera y amigos, lamentan su partida, pero guardan en secreto el legado que les dejó: ser fuertes, no dejarse vencer por la adversidad y destacarse por sí mismas y por si mismo, sin depender de nadie. Sus restos mortales desde este domingo descansan en el Cementerio Parroquial de Santa María.
Roberto González Short
Zenobio Saldivia M.
