Fue taxista, apostador, reportero y agricultor:
Con hondo pesar fue despedido la tarde de este miércoles en la parroquia de Catemu, quien en vida encarnara a un querido personaje del folklore provincial en muchos de sus aspectos sociales, don Luciano Atuán Facuse, de 80 años de edad, luego de sufrir problemas de salud desde hacía ya un tiempo. ‘El Turco’, como era conocido don Luciano, se desarrolló en Catemu como un hombre de bien, polifacético y muy trabajólico, así lo describió su hija Ángela Atuán a Diario El Trabajo.
«Mi papá era un hombre de bajo perfil, muy sociable y con gran sentido de servicio público. Fue hijo menor de dos inmigrantes árabes, proveniente de la ciudad de Belén, Emilia y Nicolás. Nació el 7 de diciembre de 1940, se casó con Margarita Varas con quien tuvo dos hijos, yo, Ángela María, y Luciano Javier. Tuvo cuatro nietos: Selim, Nicolás, Melisa y Samir, y dos bisnietos. En 1965 ingresó como voluntario a la Primera Compañía de Bomberos de Catemu; fue corresponsal de Diario El Mercurio, y desde 1960 a 1970 fue corresponsal del Diario El Trabajo; jugó fútbol en el Club Deportivo Arcoíris; fue agricultor y comerciante, posteriormente se dedicó a la locomoción colectiva de la Ruta 60-CH de Catemu, su placer culpable fue probar suerte en las carreras de caballos, le encantaban las apuestas», comentó Ángela.
«ERA MI AMIGO»
Nuestro medio habló con quien se criara con don Luciano, con el actual alcalde de Catemu, Rodrigo Díaz Brito, quien en vida fue amigo cercano. «Luciano era mi amigo, nos criamos juntos, sin duda lo conozco de toda la vida a Atuán, él era miembro de la colonia árabe residente en Catemu, era una colonia muy grande, él siempre con esa chispa y esas ganas de participar siempre, un tipo muy colaborador. Si nos ponemos a revisar esos archivos de fotos de los 60, los 70 hasta los 80, yo le diría que Luciano figuraba casi en todas las actividades, era un tipo de un humor bien especial y apostador como él solo, un hombre lleno de anécdotas ligadas al tema de las apuestas, siempre metido en el mundo de la hípica, siempre pendiente del caballo que iba a ganar, era el ícono de todos los herreros que vino, que les gustaba apostar. Luciano era el tótem, el que señalaba por dónde venían las ganancias, por dónde venía el caballo ganador, un tipo muy icónico en todo el pueblo, era comerciante además, hasta los últimos de sus días, le diría yo antes de caer enfermo, anduvo siempre ahí, al pie del cañón, manejando su colectivo, conocedor de todo el mundo», comentó el edil.
¡GRACIAS COLEGA!
Todo el personal administrativo, periodístico y gerencial de Diario El Trabajo hoy nos unimos al sentimiento de pérdida de la Familia Atuán Varas, especialmente queremos agradecer públicamente todos los años que él dedicó a llevar la corresponsalía para Diario El Trabajo en aquellos años. Descanse en Paz amigo ¡Luciano Atuán Facuse!
Roberto González Short
Rosa Pastén Hidalgo