SANTA MARÍA.- Si bien es cierto que hablar de la connotada deportista nacional, Natali Rosas Orellana, ‘Narito’, nos hace recordar que esta bella referente del Deporte Aventura ha vencido a los mejores del mundo en las exigentes disciplinas del trekking extremo, kayak de primer nivel, mountain bike y cuerda, pocos conocen quizá sobre la vida personal de esta profesional y desafiante mujer de retos y medallas. Nace en San Felipe el miércoles 2 de enero de 1985; es la menor de tres hijos del matrimonio conformado por Cristina Orellana y Rigoberto Rosas, también es la madre del pequeño Spencer Castillo, de tan sólo ocho años. ‘Narito’ Rosas ganó el Ciruito Tierra Viva 2011, ganándole con su equipo, a 64 grupos de cuatro deportistas cada uno y de todas partes del planeta; ganó el Exploration Race 2012 en Tantauco y también ha ganado por cinco años consecutivos, el Columbia Challenge.

 

«EL POLOLEO ERA ‘UN CACHO’ PARA MI»

Diario El Trabajo habló con Natali Rosas en su casa de habitación, ubicada en Santa María.

– ¿Cómo fue tu niñez?

– «Yo fui una niña muy, pero muy tímida cuando entré a la prebásica, luego ya con confianza, me convertí en una niña bastante inquieta, recuerdo que en la Básica me encantaba competir en todo, no había reto que no superara y siempre estaba buscando la manera de ser ‘la mejor’ en lo que participara».

– ¿Es verdad que tú fuiste una niña que creció en la pobreza?

– «Es verdad. Recuerdo que fuimos una familia bastante limitada de dinero, a veces me sentía muy mal, cuando no podía disfrutar de un simple caramelo, porque mis padres no tenían el dinero para esos pequeños ‘lujos’, recuerdo también la pena de llegar a correr mi primera carrera oficial con ropa informal, sin contar con uniforme ni el calzado indicado y lo peor, me duele también las veces en que nadie me apoyó en la provincia, gente que no creía en mi ni como persona ni como atleta, esas cosas duelen».

– ¿Fuiste muy enamorada en tus años de adolescente?

– «No fui una chica enamorada, para mi el pololeo siempre era ‘un cacho’, porque cualquier pololo nunca me dejaba tener libertad para nada, especialmente de mis actividades deportivas».

¿Cómo te hiciste una persona tan ‘fuerte’?

– «Fui una persona muy desordenada, pasé una adolescencia en crisis, cuando papá murió yo tenía trece años, fue una experiencia que me dejó desorientada y hasta con ‘malas juntas’ caminé durante un año, hasta que logré recuperar mi amor por el deporte y seguir mi vida, ese golpe me hizo más fuerte».

¿A qué deportista admiras y a quién agradeces en la vida?

– «El deportista que yo admiro es a Iván Zamorano, pues él como yo, subió desde muy abajo y siempre conserva la sencillez que lo caracteriza. En cuanto a mi agradecimiento, en especial lo expreso al Alcalde Claudio Zurita, pues sin que a veces se lo pida yo, él acude en mi rescate profesional y de los deportistas como yo y del deporte que yo represento».

Aunque dices que el pololeo es ‘un cacho’, se rumora que estás pololeando, ¿es verdad?

– «Si estoy pololeando, mi pololo se llama Rodrigo Montecinos y es un militar, ya estamos pensando en una posible boda para 2014, sólo estamos dándonos el tiempo necesario para actuar con la debida madurez».

Para 2013, según lo comentó ‘Narito’ Rosas, se estará involucrando en circuitos más individualistas y en trails más explosivos, como lo hará en 23 de marzo en la Hacienda Santa Martina en Santiago, cuando debe ascender 21 kilómetros en una prueba de alto rendimiento.

Roberto González Short

rgonzalez@eltrabajo.cl

 

Por Diario El Trabajo

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