Karla Cortez González junto a su esposo Pablo Ahumada, en el frontis de la Municipalidad de San Felipe.Karla Cortez González junto a su esposo Pablo Ahumada, en el frontis de la Municipalidad de San Felipe.
  • «A mí fue la primera que dieron por muerta, antes que a mi mamá, de hecho a mí me taparon en el piso porque yo estaba muerta, pero me devolví y acá estoy».-

Frente a la Municipalidad de San Felipe encontramos este miércoles en la mañana a Karla Cortez González, junto a su esposo, haciendo trámites relacionados con su permiso para vender en su puesto ubicado en Avenida Maipú, en las afueras de un supermercado.

La vemos aquí con yeso en su brazo izquierdo, pero ‘vivita y coleando’ como diríamos en buen chileno.

– Así es, después que me habían dado 48 horas de vida y aquí estoy gracias a Dios, porque eso puedo decirlo… gracias Dios. Hay un Dios que escucha las súplicas de una madre, porque mi corazón lloraba, estaba consciente aún estando en coma yo pedía y le pedí mucho a Dios, que tenía una pequeña de 4 años por quien luchar; un marido que está solo, no tiene familia y no podía dejarlo solo; mí bebé me esperaba y yo tenía que llegar. Fue un desgraciado accidente que me quitó a mi madre, mi mamita murió en ese accidente, como todos lo saben, pero aquí estoy dándome fuerza y cada día pidiéndole a Dios que me ayude y a la vez ahora darle las gracias a toda la gente de San Felipe que me apoyó, que dio su granito de arena, donó lo que pudo. Cada granito se fue juntando y gracias al apoyo de mucha gente de San Felipe yo pude llegar acá. Asimismo Carabineros que anduvo esos días rondando en la calle también donaron, los del municipio también me apoyaron, les agradezco a todos, a todos, gracias a Dios estoy viva.

¿Por qué cree usted tanto apoyo?

– Como lo dijeron en comentarios después que dieron la noticia, yo no soy una mala persona y mucha gente en San Felipe me conoce; yo a quien he podido ayudar lo hago, de repente me he sacado el pan de la boca por ayudar a gente, y si lo tengo que hacer de nuevo lo voy a seguir haciendo, no soy una persona mala, tuve buena crianza y con la ayuda de Dios a mi no me falta y puedo darle al resto, yo creo que es eso porque he ayudado a mucha gente y siempre se van pasando el dato y así me he hecho que muchos me conozcan.

Recordar que usted encabezó la campaña para su amiga que murió en el sur.

– Claro, la de Isabel Marín que tuvo una accidente en el sur, también por un vehículo; a ella la atropellaron, yo me volqué, es la única diferencia. Yo hice la colecta por ella, pudimos pagarle la entrada al cementerio, se le dio su sepultura como correspondía, hice rifa, todo por ella, siempre estuve ahí, y si puedo ayudar a alguien lo voy a seguir haciendo.

¿Qué recuerdas del accidente donde lamentablemente fallece su madre, qué pasó ese día?

– Mire, les cuento porque así también hay gente que no me conoce y ha comentado ‘quizás a cuánto iba’… No. En eso puedo decirles que los que han viajado al norte que la neblina, la camanchaca, es muy espesa, muy fuerte, no se ven las carreteras, y yo venía en la de Vallenar, llegando a Vallenar, y no se veía nada en la carretera. Ahí yo iba a 40 kilómetros (por hora), de hecho Carabineros, los de la SIAT, hicieron los peritajes y todo porque como hubo un muerto, vieron el kilometraje y marcó… yo iba a 40 kilómetros.

¿Usted iba manejando?

– Sí, yo manejaba, iba mi madre y yo en el auto a 40 kilómetros, en el cual se me reventó una rueda, y el auto se descontroló y se salió de la vía, se volcó y al volcarse siguió dando vueltas, dio muchas vueltas, yo di muchas vueltas adentro del auto; ahí fue cuando se me reventó mi brazo izquierdo, el cual me restauraron completo, igual estoy con la operación mala, ahora estoy a la espera de Los Andes porque me van a volver a operar, me tienen que armar de nuevo, tengo mis huesos quebrados, los nervios están recogidos, tengo mis costillas quebradas, tengo fractura de tórax, entonces igual todavía estoy delicada.

¿Pero está caminando de a poquito?

– Ahora sí, me levanté porque tenía que venir a hacer mis trámites, como todos saben soy comerciante y tenía que venir a la municipalidad. Ayer me levanté, dejé mi silla de ruedas, hoy día de nuevo ando caminando gracias a Dios.

¿Anímicamente bien?

– No, en eso dándome fuerza y pidiéndole todos los días a Dios que me dé fuerza porque perder a la madre no es nada fácil, es algo que duele, que marca, sobretodo yo que era tan ‘mamitis’. Para mí, mi madre era mi vida, era todo, y eso duele, no hay un día desde el accidente que yo no llore, y ese dolor no sé por cuánto tiempo, hasta que Dios diga.

Dicen que se debe vivir el duelo.

– Claro, vivirlo, yo creo que lo voy a vivir por muchos años, porque así también me culpé mucho, porque me decía cómo no pude controlar mi auto, no pude, no pude hacer nada, traté de agarrar a mi madre, no pude salvarla… no pude hacer nada y eso duele, no hacer nada por la mamá que iba al lado mío. Pero bueno, es el destino, mis hermanos me hicieron entender que era el destino, que era la hora de ella, que Dios la quería en ese momento y a mí no me quiso, a mí me devolvió porque a mí fue la primera que dieron por muerta, antes que a mi mamá, de hecho a mí me taparon en el piso porque yo estaba muerta, pero me devolví y acá estoy.

En tanto su marido, Pablo Ahumada, agradeció la preocupación de la gente y señala que desde el minuto uno que se enteraron del accidente, «para nosotros fue demasiado difícil poder entender la situación, lo que estábamos viviendo era como una pesadilla, era totalmente difícil», indicó.

Finalmente agradeció a todos los medios de comunicación por el apoyo brindado.

El accidente ocurrió el día 19 de marzo cuando venían de vuelta a San Felipe, donde lamentablemente falleció su madre conocida como Mami Miryams.

Karla Cortez González junto a su esposo Pablo Ahumada, en el frontis de la Municipalidad de San Felipe.
Karla Cortez González junto a su esposo Pablo Ahumada, en el frontis de la Municipalidad de San Felipe.