En la Temporada 2023, Unión San Felipe ha hecho gala de una bipolaridad futbolística que a ratos desconcierta. El viernes último, en la apertura de la llave de postemporada frente a Santiago Wanderers, los sanfelipeños dieron otra muestra de esa condición al tener un primer tiempo menos que discreto, y una segunda fracción de alto vuelo, en la cual pasaron por arriba a su rival venido desde el puerto de Valparaíso.
Los cerca de 2.000 espectadores (todos locales) no pudieron esconder su desconcierto después de ser testigos, luego de la discreta primera mitad, de los aconcagüinos que se mostraron febles en la marca, nulos en la creación y nada punzantes a la hora de atacar.
Durante el primer acto del partido, fueron muy pocos los jugadores que escaparon a la crítica. Uno de ellos fue Gonzalo Jara, quien al entender que no existían líneas de pase, optó por ir la mayoría de las veces en el uno contra uno. Igual cosa que Nahuel Lujan, otro que también logró mostrar algo distinto. Del resto, cuesta encontrar jugadores que pasen con nota azul.
La primera fracción unionista fue muy baja, por lo que nadie se extrañó que los forasteros se fueran al descanso con una ventaja mínima, pero ventaja al fin y al cabo, luego que el central Ignacio Meza, en el 18’, metiera la pelota en su propio arco tras llegar mal a un cierre luego de un ataque de los wanderinos.
Santiago Wanderers no se mostró muy superior ni dominante durante esos primeros 45 minutos, sin embargo, le alcanzó para desnivelar y tomar superioridad en el marcador.
Víctor Rivero entendió que, si en el segundo lapso quería cambiar el destino del pleito, debía meter mano al equipo. Así determinó que José Pablo Monreal entraría en reemplazo de Franco Soza. Esa acción resultó fundamental en el desenlace del partido, porque al espigado goleador le bastaron solo dos minutos para demostrar con un golazo y una celebración furiosa, que no puede ser suplente.
El tempranero gol del empate cambió por completo el juego, ya que el Uní Uní tomó vuelo. Fue ahí cuando el cuadro local hizo recordar los mejores pasajes del año, cuando incluso llegó a ser puntero del torneo, mostrando un juego colectivo e individual casi perfecto, con una actitud de juego acorde a las circunstancias.
Muy bien Gonzalo Espinoza en el liderazgo, quite y entrega. Qué decir del despliegue incansable de Jara, Lujan y González; la lucidez y paciencia de Briceño para esperar su momento, o el empuje de Ormeño, Sandoval, Herrera. La bravura de Monreal para pelear de igual a igual con las torres visitantes. La solvencia de los centrales Meza y Cepeda que dieron la garantía para que el equipo pudiera correr riesgos, al mostrarse en todo momento muy seguros para poner a resguardo al arquero Pablo Heredia, quien respondió bien cada vez que fue requerido.
No es exagerado afirmar que los sanfelipeños estaban sometiendo a los porteños, es por eso que claramente el 1 a 1 era un mal resultado, porque en este tipo de definiciones es vital hacer diferencias cuando se juega de local.
El 2 a 1 pudo llegar mucho antes, pero el discretísimo juez Diego Flores Seguel anuló un gol a Mario Briceño. El árbitro nunca dio garantías de equidad al mostrar distintos criterios a la hora de sancionar. El beneficiado siempre fue el visitante.
Unión San Felipe encontró su justo premio cuando en el 87’ el mismo Briceño bajó un balón en plena área caturra para después despachar un remate bajo que dejó sin opción al portero Miranda, decretando el triunfo de un equipo sanfelipeño que felizmente en el segundo lapso se acordó que tiene herramientas de sobra para luchar contra cualquiera.