Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Vea usted, así lo encontraron una de las tantas mañanas.Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Vea usted, así lo encontraron una de las tantas mañanas.

Quizás es para no creerlo, pero Manuel Bernal es una persona que aparte de estar en situación de calle, padece de diabetes e hipertensión. Debido a esta enfermedad le amputaron la mitad de su pierna izquierda y ahora último dos dedos del pie derecho, y según reconoce él mismo, podría ser un tercero. Quizás eso puede estar dentro de lo que se espera de una persona diabética, pero aquí viene lo desolador o la parte triste de la historia. Aunque usted no lo crea, debe dormir cada noche en su silla de ruedas, a la intemperie, porque no tiene un techo donde descansar.

¿Dónde será esto?, se preguntará más de alguno de nuestros lectores. Pues bien, en pleno centro de San Felipe, en calle Prat, a metros  de la Municipalidad y del edificio de la Delegación Presidencial, al lado del quiosco de Luis Millas como se conoce. En ese lugar que podríamos llamar ‘rincón solidario’, pasa sus días y cuando llega la noche, agacha la cabeza, se acurruca, se tapa y producto de su cansancio se queda dormido.

Una vez conocido este caso, fuimos y conversamos con Manuel, quien reconoció estar viviendo en esas deplorables condiciones.

«Sí, estoy en situación calle, solo, mis hermanos viven su mundo y yo vivo el mío a como dé lugar, en la situación que estoy la he luchado mucho, ni las fuerzas me dan, así es que prometí yo mismo hacerme la vida como pueda. Mis amigos que tengo alrededor me han ayudado harto, muchísimo, tanto como el señor Milla, de la tienda ‘La Giralda’, de otro que está lado y el de la Ferretería San Felipe me han ayudado montones».

Cuente cómo es su día a día. Hoy (miércoles) está aquí, pero qué pasa después, cuando a las 20:30 horas llega la noche.

– Me encierro ahí, me acuesto afuera (detrás del kiosco de Milla), es todo lo que hago… no hago ninguna cosa más, aprovecho de ir al baño para no hacer en la noche, para no orinar y todo, así es que me llevo acá o me voy al juzgado (de familia).

¿Usted duerme en la silla?

– En la silla, en la pura silla duermo.

¿Cómo es eso, se queda dormido prácticamente por cansancio?

– De puro cansancio me quedo dormido y le pido al Señor que me dé fuerza no más, a lo que voy yo y en lo que estoy.

Oiga don Manuel, ¿y cómo lo hace, agacha la cabeza para dormir, se acurruca?

– Me apoyo en los bastones atrás, pero no se duerme como se debe dormir en una cama.

¿Qué posibilidades tiene de tener una pieza, ha buscado por aquí, qué pasa con eso?

– Sí, hemos buscado, pero en verdad la situación que hay es muy alta las piezas… muy alta para mí. Ahora en este momento a mis hijos y mi señora no les estoy dando plata porque no me alcanza, no me alcanza, tengo que comer, vestirme. Llevo como seis meses sin darle plata a mis hijos, pero llego con algo a la casa, llego con mercadería, le llevo empanaditas a los niños.

Pero ¿cuál sería la ayuda para poder arrendar una pieza? Porque no puede seguir durmiendo en la calle.

– Puede ser una pieza o departamento, pero tiene que ser en primer piso porque en las condiciones que estoy no puedo.

¿Puede cancelar una pieza usted?

– Sí, se puede, pero no muy alto, eso es lo esencial, que no puedo muy alto, de 150 (mil pesos) ahí ya. Me van a quedar 50 (mil) menos porque me voy a arrendar una pieza, le voy a tener que dar plata a mi ex pareja por lo niños.

Llama la atención ¿cómo lo hace para dormir en las noches? 

– Me tapo con esta chaqueta que tengo acá y otra más que tengo; tenía unas frazadas, pero me las robaron.

Usted me comentaba que lo habían asaltado.

– Sí, ahí en Navarro.

¿Aquí transita entre el quiosco de Milla, el mercado y llega hasta el Tribunal de Familia?

– Claro, nada más, es todo lo que hago: tribunal de familia mercado y Milla.

Oiga, no es vida esto.

– ‘Nopo’, pa´ mí no. Yo lo único que pido un apoyo… un apoyo grande.

–  Cuéntenos la enfermedad que sufre usted.

– Es diabetes, hipertensión, igual me tomo los remedios, pero no me hacen efecto.

¿Cómo llega a esto usted?

– Bueno, cuando yo perdí la pierna con mi pareja ya no se daban las cosas, porque no era lo mismo, no era como mucha ayuda para la casa.

¿Qué pasó ahí?

– Nada, se rompió la relación, eso es todo… se rompió la relación.

¿Ahí qué pasó? ¿Usted se fue a la calle?

– A la calle hasta el día de hoy.

¿Usted se colocaba ahí afuera de La Giralda a vender parches curitas?

– A vender parches, claro.

¿O sea a usted le amputan la pierna, se termina la relación y usted se va a la calle?

– A la calle, se acuerda los últimos días que llovió el año pasado.

Ya.

– Esos días llovía, pero a ‘chorros’, y yo en la calle tapado con un saco de dormir. Una vecina de la esquina donde vivía yo se compadeció y me tapó con el nylon.

¿Usted antes de esto trabajó en algo?

– Sí, trabajé en la CCU, Coca-Cola, en la posada La Pradera, era salvavidas ahí yo. Ahora último la señora alcaldesa me dio una mediagua a mí, pero no me sirve a mí.

¿Por qué?

– Porque es mucha tierra, mucho viento y tengo la herida abierta.

Cuente usted mismo, tiene el pie derecho con dedos amputados.

– Me amputaron dos dedos del medio y me quedaron tres, a punto de cortar el tercero.

¿Pero se toma los remedios, come?

– Sí, me tomo los remedios. Mire con la comida no es tanto con la comida, porque a veces como… me como un ‘sanguchito’ cuando no me como una empanada.

¿Podría hacer un trabajo dentro de su dificultad que tiene?

– Es que no puedo hacer nada, hasta este momento no puedo hacer nada porque tengo la herida abierta; si yo la tuviera cerrada ya estaría en un packing o en cualquier cosita… puedo hacerlo, sí puedo hacerlo.

Nos comentó que ojalá algún día poder comprarse una silla eléctrica para poder moverse, porque actualmente tiene una que debe usar sus manos para moverse.

Había quedado una persona de ayudarlo con una silla de ruedas, porque esta historia se conoció este día miércoles por radio Aconcagua, donde un auditor ofreció ayuda, ojalá se concrete.

Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Vea usted, así lo encontraron una de las tantas mañanas.
Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Vea usted, así lo encontraron una de las tantas mañanas.