Ella, Sonia Maturana, se confiesa admiradora de Elvis Presley y él, Juan Paulo Aguilera, su hijo, se encarga de administrarle su restaurante.
Ella, Sonia Maturana, se confiesa admiradora de Elvis Presley y él, Juan Paulo Aguilera, su hijo, se encarga de administrarle su restaurante.

Sobre cómo se lucha en la vida para superar las adversidades que nos presenta; sobre la conquista de nuestros propios sueños en los escenarios más adversos y, sobre el hambre de superación personal para ella y sus hijos, es de lo que habla este reportaje especial de Diario El Trabajo. Es la historia de una de las empresarias más destacadas de San Felipe y quien la tarde de este lunes atendió a un equipo periodístico de nuestro medio para compartir con nuestros lectores la historia de su empresa y su familia.

Hablamos de Sonia Ester Maturana Martínez, valiente mujer que nace en Viña del Mar el jueves 8 de mayo de 1941; es la quinta de diez hermanos y que hoy a sus 72 años de edad, se mantiene al frente del Restaurante Sonia La única, ubicado en Alameda Bernardo O’Higgins 1011.

 

«AL HOYO CAÍ Y DEL HOYO ME LEVANTÉ»

Su restaurante tiene ya más de dos años de funcionar en San Felipe y actualmente es uno de los más concurridos, pues la atención al público y los deliciosos platillos que ahí se ofrecen, lo han hecho favorito de muchas personas. Es con miras a conocer de la hidalguía y entereza moral de esta ejemplar mujer, que Diario El Trabajo habló con la propietaria de ‘Sonia La única’.

– ¿Dónde, cuándo y en qué circunstancias naciste?

– «Nací y me crié en Viña. Hace caso medio siglo yo me encontraba en verdaderos apuros, pues tenía ya a mis cinco hijos y era una madre soltera, no contaba con el apoyo de nadie, estaba devastada y muy angustiada, después de tanto llorar en la intimidad de la casita en donde vivíamos, preparé ocho empanadas en un horno de barro y salí a venderlas a las casas de mis vecinas, me las compraron, fue un digno comienzo».

– ¿Entonces ya estaba creciendo su proyecto?

– «Claro que mi proyecto empezó a crecer, a los pocos meses ya tenía a mis hijos, a los más grandecitos, vendiendo empanadas en los Packins de Viña durante los días de pago, ellos me ayudaban en sus ratos libres, mientras yo vendía en otros fundos, entre todos estábamos sobreviviendo como familia, ya no lloraba tanto».

– ¿Todo esto lo hacías sola?

– «Claro que recibí ayuda. Al tiempo ya no sólo vendíamos empanadas, también ofrecíamos aceitunas, picle, mis niños sólo me apoyaban para los días de pago, pues siempre les dije ‘ustedes estudien y estudien, yo trabajo’, ellos hicieron su parte y yo sigo haciendo la mía».

– ¿Cuándo llegas al Valle de Aconcagua?

– «Llegamos al Valle de Aconcagua hace 28 años, propiamente a Los Andes, ahí continuamos luchando sin descanso, claro que mis chicos estaban creciendo, seguían estudiando y eso representaba nuevos retos, uno de ellos me reclamó un día: ‘Mamá, no puedo traer a mi polola, pues huele mucho a cebolla y me da vergüenza’. Yo lo miré y le respondí: ‘Hijo, esas cebollitas son las que te están educando, y así es que se ha logrado».

– ¿Y a San Felipe cuándo decidiste venir?

– «Hace siete años nos vinimos a vivir a San Felipe, abrí mi primer restaurante en Merced (ahora lo administra un hijo suyo), pues ya habían pasado mis años de vender empanadas en el Liceo Max Salas y las escuelas Rep. Argentina y Hermanos Maristas de Los Andes, ahora quería probar suerte en San Felipe».

– ¿Exactamente qué es lo que ofreces en tu restaurante?

– «En mi restaurante brindamos un servicio completo; karaoke en la noche; comidas típicas y hasta carne a las brasas, aquí si yo gano, los empleados también ganan, pues ellos son como mi familia, debo reconocer que el negocio lo administro con uno de mis hijos, pero yo siempre trabajaré en lo que más me gusta, soy una ‘trabajólica’».

– ¿Consideras que la vida ha sido dura contigo?

– «Sí. Claro que la vida ha sido dura para mí. Pero si 50 veces me caí al hoyo, 50 veces me levanté, porque el amor por mis hijos nunca me dejó hundirme en la desesperación, porque el amor al trabajo y a la familia es la mejor fuerza que nos debe mover en la vida siempre».

 

«RESPETAMOS SU LIDERAZGO»

Sonia Maturana ha visitado varios países gracias al fruto de su trabajo, ella conoce Suecia, Dinamarca y Noruega. Fue destacada con la ‘Distinción especial al Emprendimiento 2012’ por la Municipalidad de San Felipe; es Socia activa del Hogar de Cristo y es conocida como una mujer con gran vocación social.

«Mi madre es una luchadora, sé que sus ganas de trabajar nunca disminuye, sabe liderar y ese liderazgo es lo que nos hace sentir confiados en sus decisiones, lo más positivo de toda mi experiencia en esta empresa, es el poder tenerla siempre a mi lado, poder decirle todos los días que la amo y poder también abrazarla», señaló a Diario El Trabajo Juan Paulo Aguilera Maturana, hijo de Doña Sonia y Administrador de ‘Sonia La Única’.

Según este empresario, «en un par de semanas estaremos también inaugurando nuestro primer Resto-Kid, el mismo estará ubicado en Carretera San Martín a la altura de Agro-Súper, este proyecto está pensado para los niños de nuestro valle, para que se diviertan mientras sus padres disfrutan», agregó Aguilera.

Por la fuerza inspiradora de grandes logros que de la historia de Sonia Maturana se desprende; por sus ganas de nunca darse por vencida y porque las cosas positivas se deben imitar, quienes laboramos en Diario El Trabajo hoy felicitamos públicamente la gesta empresarial y familiar de tan insigne mujer.

Roberto González Short

rgonzalez@eltrabajo.cl

 

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