Pedro Opazo y doña Silvia López a 65 años de casados:
Este jueves 25 de febrero el matrimonio sanfelipeño conformado por Pedro Segundo Opazo Crespo de 89 años de edad, y doña Silvia López Cruz, de 83 años, celebraron con toda su familia y en el patio de su casa en pasaje J.L. Castro de Población Aconcagua, sus Bodas de Platino, o sea, 65 años de vida matrimonial.
Como seguimos en Fase 2 del Plan Paso a Paso que el Gobierno implementa a nivel nacional, no hubo muchos invitados, más bien fue una pequeña celebración entre familiares y todos unidos para felicitar a sus viejos queridos por esta carrera de amor de largo aliento, por ello Diario El Trabajo habló con ellos la mañana de este lunes.
«Yo nací en Ovalle, desde muy chico vivo en San Felipe, siempre fui agricultor y laboré también por muchos años en la Escuela Agrícola acá de San Felipe, yo era nochero en la Escuela, ahí me jubilé. Estos 65 años de casados con mi esposa han sido como todo en la vida, buenos y malos días, pero juntos hemos salido adelante. Cuando jóvenes nos costaba llevarnos, era difícil, pero con los años fuimos aprendiendo a tolerarnos y apoyarnos», comenta ‘Don Segua’, como le dicen sus amigos a Segundo Opazo.
ERAN MUY POBRES
En el caso de doña Silvia López, ella nos habló sobre las penurias y angustias propias de la pobreza de aquellos años, «nosotros nos conocimos desde niños en la Escuela Almendral, todos éramos pobres, nos casamos el 25 de febrero de 1956 en la Iglesia San Antonio de Padua de El Almendral, era una boda a lo pobre, ni fotógrafo había, ni fiesta ni nada. En esos años yo trabajaba en la fruta, éramos temporeros, para poder comprar yo un género de 600 pesos y tener un vestido, tenía que pagarlo en cuotas, porque sólo ganábamos 180 pesos a la semana, el dinero no nos alcanzaba, todo se lo comprábamos al turco don Demetrio Amar, hasta que lo mataron, es una historia que todos ya conocen, y así pasaron los años, vivimos gran parte de nuestras vidas sin electricidad, teníamos que alumbrarnos con velas, y con el tema de la tecnología sólo tenía mi papá un radio a pilas pequeñito, eso era todo, no como ahora que todos tienen conexión con el resto del mundo», recuerda doña Silvia.
Según detallan estos adultos mayores, ellos tuvieron electricidad y casa propia hasta que el entonces alcalde Juan Fuentes les entregó la vivienda donde aún viven, hace 50 años. Tienen dos hijos: Alfonso y Silvia, quienes cuidan de ellos, y les han dado cuatro nietos.
Hoy con mucho cariño todo el personal administrativo, periodístico y gerencial de Diario El Trabajo felicitamos públicamente a estos ejemplares vecinos, quienes siguen profesándose su amor y acompañándose mutuamente.
Roberto González Short