Jerson Mariano Arias luchó cuerpo a cuerpo con su atacante armado:
Cuando el destacado columnista de Diario El Trabajo, el querido actor y articulista Jerson Mariano Arias fue despertado esa madrugada por un intruso en su casa, lo primero que notó fue la boca de una escopeta pegada a su pecho. No perdió segundos en preguntar nada a su atacante, cuerpo a cuerpo lo enfrentó y logró en la oscuridad de la madrugada apartar el cañón del arma para evitar así el riesgo de muerte. Lo estaban atracando.
Aunque para Jerson el tiempo pareció detenerse, fueron pocos los minutos los que transcurrieron, recibió sus puñetazos y golpes en su brazo izquierdo, pero no soltó el arma; siguieron forcejeando mientras el atacante le exigía dinero, lo que fuera de valor, pero no soltó la escopeta, sino hasta que el delincuente desistió de forcejear y Jerson aflojó también. Una lucha desigual, él, un adulto mayor de 80 años de edad, contra un cobarde y joven intruso.
CUERPO A CUERPO DE VIDA O MUERTE
Este ataque ocurrió hace pocas noches en callejón La Mina en Algarrobal, así lo relató el mismo Jerson Mariano Arias a Diario El Trabajo.
«Esto pasó la madrugada del miércoles 19 de mayo a las 02:30 horas en realidad, a esas horas fui despertado con un arma en el pecho, yo estaba en mi cama, era un sujeto extraño, estaba todo muy oscuro, no se podía ver, y este sujeto me exigía dinero, luego entonces yo reaccioné muy rápidamente por reflejo y tomé el cañón del arma larga que estaba aquí en mi pecho con mi mano izquierda, lo impulsé fuertemente para el otro lado por si salía un tiro para que no me hiriera ni hiriera a mi mujer que estaba durmiendo al lado. Ella despertó a medias, luego con mi mano derecha tomé la parte más larga del arma, que era una escopeta o rifle, entonces ya pude enderezarme y forcejeamos un buen rato, recibí dos golpes muy fuertes en el brazo, en ese momento no los sentí tan fuertes, solamente después que llegaron los carabineros y nos sentamos a conversar, ahí sí sentí el dolor», relata el destacado columnista de Diario El Trabajo.
– ¿Qué te decía el asaltante cuando forcejeaban por anular la acción de esa escopeta?
– Él hablaba muy poco, sólo me pedía mi dinero nada más, me da la impresión que era un tipo joven, por su voz, un tipo de estatura superior a la mía (1.67 mt.), no vi más porque estaba todo oscuro. Mi señora pensó que yo sufría alguna pesadilla, ella me dijo ‘cálmate’, creyendo que era un mal sueño. La luz de guardia de la computadora iluminaba con su luz roja y permitía al menos que el delincuente supiera en qué parte de la habitación yo estaba, porque siempre esa lucecita queda encendida.
– ¿Pero al final logró asaltarte o robarte algo este delincuente?
– Nada. Me golpeó, luchamos, el tipo cuando vio que ya yo no le iba a aflojar el arma, porque yo estaba desesperado por supuesto, si es una cosa terrorífica, era un arma larga porque la agarré con mis dos manos, él dio señales como de querer irse, entonces yo aflojé un poco (…) entonces él huyó por donde entró por la cocina atrás arriba en el segundo piso. Yo inmediatamente lo seguí, cuando salí vi todo abierto, las trancas rotas.
– ¿Cómo era ese arma, un cañón largo o de doble cañón?
– Era de un sólo cañón, por eso digo era rifle o escopeta, el cañón era grueso, porque el de rifle es más delgado, más finito.
– ¿Era un solo asaltante o varios?
– Yo vi uno, pero al día siguiente hice un registro de huellas y había dos tipos de zapatillas marcadas en la tierra, probablemente eran dos, uno el que intervino y el otro esperó, porque yo cuando bajé los dos autos estaban abiertos, ya habían registrado todo, luego activé la alarma comunitaria, llegó muy rápido Carabineros se portaron muy bien, registraron todo y tomaron el procedimiento, me querían llevar al hospital, pero les pedí que no pues estaba cansado en ese momento, efectivamente tenía yo 180 de presión ya, entonces me calmé hasta que luego de un par de horas me bajó a 130.
– ¿Qué opina ahora de su vecindario ahora que sobrevivió de este ataque?
– Bueno este villorrio era tan tranquilo, hace 20 años, aquí la gente dejaba todo abierto, pero ahora ya no se puede, hay gente que anda como en este caso por ejemplo, haciendo daño con una audacia y un riesgo para nosotros es muy grande.
Roberto González Short