- Vecinos de El Escorial con original tradición:
PANQUEHUE.- Hay muchas formas de para despedir al ‘Año Viejo’ y recibir al esperanzador ‘Año Nuevo’. Algunos lo hacen con asados en familia o con amigos; otros al ritmo de buena música y muchos en la casa con sus familiares, pero si de formas originales de hacerlo se trata, hoy en Diario El Trabajo te presentamos a un vecino de El Escorial, en Panquehue, quien desde 2012 viene celebrando el cambio de año de una singular manera.
Se trata de don Segundo Guerrero, de 60 años, a quien se le ocurrió la idea de crear con sus propias manos un gigantesco muñeco de trapo y madera, rellenarlo y vestirlo con buena ropa, para luego prenderle fuego la noche del 31 de diciembre de cada año.
«No sé, me pareció tan aburrida la manera de algunos de celebrar el cambio de año, que decidí mejor crear a ‘Jaimito’, un mono que pueda representar al año viejo siendo quemado, y así lo hice, cada año con mi familia decidimos quién quemará este mono entre los presentes», aseguró don Segundo.
Según explicó este vecino, ya la quema de ‘Jaimito’ es toda una tradición de su familia y vecinos, pues a la hora de la quema, cientos de personas acuden para poder presenciar el ajusticiamiento.
«Quiero invitar a los vecinos de Panquehue y de San Felipe, para que vengan a El Escorial, para que participen en la quema de ‘Jaimito’, será a la medianoche de este sábado, pero empezaremos a reunirnos desde varias horas antes», agregó don Segundo.
Roberto González Short
porque mejor no queman un » politiquito » y asi se acaba
todo lo malo………………..
quemen a pradenas ya lo hixo un grupo de vecinos encabesados por la monica ortiz
Que webean con jaimito, tal ves por eso no se los dejaron. por que estan pelando el cable.
Este sistema no es original. Acá en Iquique se realiza hace más de 50 años.
Soy nacido en mi querido San Felipe. Fanático del Uni Uni y de la Palmenia. Estudie en la escuela 4, Instituto Abdon Cifuentes y egrese del Liceo de Hombres. Mis estudios superiores los realice en la Universidad de Chile, sede La Serena, llegue a Iquique en 1979. Hoy soy hijo adoptivo de esta ciudad (toda mi descendencia es iquiqueña). Me he encontrado con muchos coterráneos y están felices en esta zona. Mis huesos descansaran en esta tierra (o mejor dicho arena)