Reconoce que fue muy ‘mujeriego’ y hoy se arrepiente de sus errores:
Hoy compartimos con nuestros fieles lectores una de esas historias aleccionadoras que bien podemos tomarla como enseñanza personal, porque retrata los éxitos y fracasos empresariales, personales y familiares de un ser humano a quien muchos conocemos en San Felipe. Hablamos de quien en sus mejores años figuró como uno de los mejores banqueteros del Valle de Aconcagua, Segundo Alfredo Reinoso Fernández, a quien se le conoce como el Freddy, de 56 años de edad.
A QUEMARROPA
Alfredo Reinoso vive desde hace seis años en el ruco que está ubicado frente al Club San Felipe, en la vereda de la cancha de tenis. Él aceptó conceder una entrevista en exclusiva a Diario El Trabajo, una entrevista a quemarropa, sin poses ni fingimientos.
«Yo soy de Papudo, de la costa; llegué a San Felipe hace 48 años, me casé por acá e hice de todo y todos mis frutos familiares los tengo acá, que son mis hijos y mi ex esposa, con quien no me llevo mal, sólo nos une nuestros hijos. Yo antes era administrador de restaurantes, fui banquetero, me desempeñé por 30 años en ese rubro comercial», comenta Alfredo.
– ¿Qué te pasó, cómo llegaste a perder tus negocios y tu estabilidad familiar y comercial?
– Lo perdí todo en cuestión de segundos, por la infidelidad. No respeté mis 30 años de matrimonio, no los respeté, cometí una infidelidad y no me lo perdonaron.
– ¿Podemos suponer que tú tampoco te lo perdonas, te perdonaste ese error?
– Creo que no. Me arrepiento de haberle fallado a mi mujer, le he fallado a la mujer madre de mis hijos. Me fui a trabajar con mi hermano a administrar su restaurante, y en el proceso ambas mujeres se pelearon, se pelearon entre ellas, entre sí, la ‘querida’ y la esposa, hasta que me vi en la obligación de tener que elegir, me quedé con quien era mi amante, porque pasó un tiempo y yo jugando con las dos, yo era un mujeriego. Cuento corto se me complicó la vida y llegué acá, llevo seis años acá, pero antes de instalarme con este ruco pasé dos meses más duros, durmiendo en las aceras, en las bancas de la Plaza de Armas, pasé esos meses deambulando y caminando en las calles, actualmente me gano la vida acomodando autos, aquí en el ruco cocino y comparto con mi pareja cuando ella viene a acompañarme.
– ¿Cómo es vivir en la calle?
– La calle es cruda, hay crueldad. La sociedad hoy en día discrimina a la gente, yo trato de no discriminar, tampoco enfadarme. Ando siempre con humor, por muchos problemas que yo tenga en mi vida, le pongo humor a mi vida y amo a toda mi gente que está alrededor, aunque me discriminen muchos.
– ¿Cuántos años con este ruco?
– Yo voy para los seis años acá, pero tengo que irme en poco tiempo, pues están reparando la avenida y el lugar donde estoy será intervenido por la constructora.
– ¿Qué consejo para otras personas en tu situación y para quienes aún no han perdido sus hogares?
– Que se cuiden, porque la calle está mala, está peligrosa, mucha droga y alcohol.
– ¿Esta semana le están brindando alguna ayuda las autoridades con estos fríos?
– Desde este lunes del programa Alerta Azul que me vienen a dejar el desayuno y en la noche una cena.
Roberto González Short