Esta es una de las últimas fotos tomadas a Sarela del Carmen Prado Rivera y su también fallecido esposo, Ricardo ‘Tito’ Figueroa, los fundadores del prestigioso Restaurante La Ruca, un centro del folklore en Curimón.
Esta es una de las últimas fotos tomadas a Sarela del Carmen Prado Rivera y su también fallecido esposo, Ricardo ‘Tito’ Figueroa, los fundadores del prestigioso Restaurante La Ruca, un centro del folklore en Curimón.

Este martes se dio el ‘último adiós’ a la fundadora del Centro Turístico La Ruca, Sarela del Carmen Prado Rivera, fallecida a sus 91 años de vida y sepultada en el cementerio de Rinconada de Los Andes. Mujer campesina que se convirtió en una visionaria empresaria al lado del también fallecido y único esposo, Ricardo ‘Tito’ Figueroa, de quien enviudó en 1999, cuando también la salud de Sarela empezó a deteriorarse hasta el punto de fallecer esta semana tras permanecer 14 años postrada en su cama.

VENDÍA FLORES Y CERDITOS EN EL TREN

Con miras a rendirle en Diario El Trabajo un digno homenaje a quien inició su aventura empresarial criando y faenando cerdos, para luego heredar a sus hijos una saludable empresa, hablamos con sus dos únicos hijos, Berta y Ricardo Figueroa, este último explicó a nuestro medio los ‘cómo’ y ‘cuándos’ de su madre en la historia familiar.

– ¿Cómo empezó la historia de esta valiosa mujer?

– «Mamá empezó a criar chanchos en 1962, una vez que los faenaba, viajaba en tren hasta Valparaíso, durante su viaje ella también vendía flores en esa ciudad y por los pueblitos en donde pasaba el tren, nunca podremos olvidar cuanto coraje tenían nuestros padres».

– ¿También hacía otras cosas entonces?

– «Claro que si, nuestra madre también era amante de la guitarra, fue toda una artista en las cosas que hacía, ella preparaba muchas mistelas típicas como La Canelita; el Apiado; el Enguindado y hasta chicha, todo lo sabía hacer en materia de comidas criollas».

– ¿Y su papá cómo encajaba en este proyecto familiar?

– «Papá también salía con sus cerditos ocultos en una maleta hacia Santiago, allá los vendía y así ambos lograron transformar la chanchera en un pequeño restaurante, le llamaron La Ruca y así comenzó todo, hoy nuestra empresita es referente en la provincia, porque respetamos la idea original que ellos implementaron».

 UNA HIJA GRADECIDA

Diario El Trabajo también habló con su hija Berta Figueroa, quien sólo palabras de agradecimiento tuvo para la mujer que les dio todo en vida para que ellos salieran adelante y aprendieran a sacarle provecho al ejemplo que ella y su esposo les dieron.

«Mi mamá era una valiente mujer; una ejemplar y luchadora esposa; abuela y bisabuela regalona; una dama comprometida con proyectos en beneficio de los vecinos; se casó con papá a los 20 años y él sería el amor de su vida», comenta Berta.

Esta mujer comparte con Diario El Trabajo los recuerdos de su madre entregándose a todo lo que pudiera favorecer a los vecinos del sector.

«Mamá era muy amiga de la folklorista nacional Margot Loyola, la artista visitaba con regularidad La Ruca y ahí, ambas se daban gusto tocando guitarra y compartiendo alegremente con los clientes y amigos de la época (…) mamá también se involucró con los Hermanos Franciscanos, ella ostentaba la nombradía de Hermana 3ª y dentro de sus aportes dentro de este grupo de la Iglesia, logró cristalizar la creación de una capilla que en la actualidad sigue siendo de gran utilidad para todos los vecinos y comunidad religiosa del sector», detalló Berta a nuestro medio.

Quizá sean necesaria muchas páginas de Diario El Trabajo para poder dibujar la trayectoria de Sarela del Carmen Prado Rivera, quien nos deja un legado de honestidad, trabajo cristalino y genuino amor por los demás, que este reportaje corone de honra la memoria de esta grata mujer en la vida de quienes hoy la lloran con resignación.

Roberto González Short

rgonzalez@eltrabajo.cl

 

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