Familiares del ‘Chico Mario’ llegaron de Linares y ya lo rescataron
NUESTRO PRÓJIMO.- En una profunda soledad y abandono es en la que vivía este indigente, a quien se le quemó la carpa en donde pernoctaba desde hace un tiempo.
Indefenso indigente vivía olvidado en una carpa tras incendio:
Hace pocos días en Diario El Trabajo publicamos la historia de Mario Fuentes Badilla, un indigente a quien se le quemó el toldo en donde vivía desde hacía mucho tiempo; lo poco o mucho que él tenía quedó reducido a cenizas; no tiene trabajo y estaba mordiendo el polvo literalmente, porque sólo tenía fuerzas para caminar pocos metros, ya que sufre de un alcoholismo desde que tenía apenas trece años y ahora tiene 45.
HUBO RESPUESTA
El llamado que hicimos en ese reportaje fue directamente a ayudar, y si bien no llegaron personeros de instituciones religiosas, lo cierto del caso es que sí lo hicieron funcionarios de la Oficina de Programas y Proyectos de Desarrollo Social de San Felipe, entidad perteneciente al municipio local, que intervinieron de manera positiva para auxiliar a esta persona.
«Nosotros desde hace días estábamos monitoreando el estado de salud de don Mario, también le habíamos suministrado la carpa en donde dormía desde que se le quemó la otra carpa, sin embargo no tuvimos tiempo de coordinarle algún internamiento, porque dos de sus hermanas, según nos reportó una fuente cercana, llegaron desde Linares y se lo llevaron, entiendo que ahora él está sometiéndose a un tratamiento para superar su adicción al alcohol», comentó a Diario El Trabajo un funcionario municipal cercano al caso, pero que solicitó no revelar su identidad.
Recordemos que los pies y manos de don Mario y prácticamente todo su cuerpo, estaba hinchado por la saturación de alcohol, las yagas, piel muerta y escamas en su cuerpo es lo que se adhería a sus adoloridos huesos.
«YO BEBO DESDE MIS TRECE AÑOS»
En su momento don Mario, ‘El Chico Mario’, comentó a nuestro medio que «tengo dos hijos y familia como cualquier cristiano; no he logrado escapar de este alcoholismo; no tengo dónde vivir dignamente. Son los vecinos quienes me regalan comida o alguna ropita para vestirme, pero no cuento con un lugar para bañarme ni tener descanso».
Roberto González Short
rgonzalez@eltrabajo.cl
