Migdalia Rangel, quien padece cáncer terminal:
- Exitosa campaña de ayuda a venezolana le permitió obtener algunos meses de tranquilidad junto a su familia
Migdalia Rangel es una venezolana de 43 años de edad que está en nuestro país junto a sus dos hijas de 8 y 18 años esperando un milagro. Ella sufre de un cáncer terminal que es atendido en el policlínico del dolor del Hospital San Camilo, en donde al conocer su caso, el equipo psicosocial activó una campaña de solidaridad que logró lo que ella nunca esperó: Demostrar que la magia de navidad sí existe.
Y es que tras conocerse su historia que habla de una mujer sola junto a sus hijas en un país lejano, en busca de un poco más de tiempo para compartir con ellas, la comunidad respondió con creces enviando su ayuda de diversas maneras. Lo principal era reunir los recursos para poder costear el arriendo de un departamento para dejar de estar de allegada, y lo segundo era equipar este inmueble que literalmente estaba vacío. La campaña logró ambas metas. Por un lado, Migdalia recibió la ayuda de los funcionarios del Hospital San Camilo y por otro, gracias a la ayuda de la publicación de su nota, recibió diversos aportes tanto en dinero como en ropa, mercadería y muebles, que le permiten estar tranquila un par de meses.
«Doy las gracias infinitas a todos quienes me han ayudado, en especial en el Hospital y por supuesto a Dios por permitirme este milagro gracias al cual puedo estar con mis hijas, enseñarles a cocinar y disfrutarlas un tiempito más en un lugar seguro y acogedor», sostuvo emocionada mientras mostraba todo lo que recibió de ayuda desinteresada.
Feliz, enseña la donación de una mujer que le compró un comedor y una cocina totalmente nueva y que llegó antes de navidad, así como las de otras personas que cooperaron con un refrigerador, colchón, mercadería, ropa y los regalos que esperaban sus hijas: audífonos y zapatillas.
Lo maravilloso de esta historia es que todo ocurrió antes de noche buena, en donde pasó de tener un departamento vacío a contar hasta con un árbol de pascua y regalos que lo adornaban. «Mi hija menor no pudo esperar al nacimiento del niño Jesús y abrió sus zapatillas de inmediato», cuenta a la vez que agradece también todas las muestras de apoyo y solidaridad de su entorno, las cuales, gracias a su fe en Dios no hicieron más que ratificarle a ella y sus hijas que los milagros de navidad sí existen.