En lo que podría denominarse una actitud honorable, caballeresca, ejemplar, visitó nuestra sala de redacción don Luis Alberto Díaz Ochoa, uno de los propietarios de la empresa GVF Alimentos Ltda., quienes fueran denunciados públicamente por cuatro trabajadores que aseguraron que la empresa se había declarado en quiebra y no les pagaba sus sueldos ni sus finiquitos, adeudándoles ocho meses de imposiciones.
La denuncia fue publicada por Diario El Trabajo el pasado viernes 14 de agosto, donde se incluía la declaración del síndico de quiebras y donde hacíamos ver que lamentablemente no pudimos obtener la versión de la empresa aludida debido a que el único teléfono de contacto que teníamos estaba fuera de servicio.
Pues bien, don Luis Díaz Ochoa nos visitó para contarnos su versión de lo sucedido, además de adelantarnos que a través del conocido asesor laboral Luis Varas, ex jefe de la Inspección del Trabajo de San Felipe, habían logrado llegar a acuerdo con los trabajadores denunciantes, a quienes se les pagó sus sueldos y se comprometió a fin de mes cancelar imposiciones y finiquito.
Según precisa en una declaración que nos hizo llegar, la empresa GVF Alimentos Limitada «operó durante 7 años en la ciudad de San Felipe, en el rubro de la elaboración y exportación de frutas secas. Durante ese tiempo mantuvo un staf permanente de 18 personas y aproximadamente 15 personas adicionales en faenas de temporada. El fuerte de la operación de la compañía era la exportación de pasas.
«A raíz de la crisis europea de hace algunos años y el fuerte impacto negativo en las ventas de nuestro rubro, y con el fin de evitar estos mercados, gvf Alimentos incursionó en el mercado asiático con escaso éxito. La suma de los factores llevó a la compañía a zozobrar por falta de capital de trabajo.
«Nuestra empresa efectivamente fue declarada en quiebra en una junta de acreedores en que se botaba la continuidad del giro bajo una reorganización empresarial (que le permitiría operar durante 6 años con la renegociación de sus pasivos).
«Nuestros colaboradores de planta, sin excepción, fueron informados de esta situación y en tres oportunidades personalmente a cada uno se les informó:
1.- Sus sueldos estaban asegurados por los dueños de la compañía.
2.- Sus finiquitos estaban garantizados de ser cancelados.
3.- En un futuro emprendimiento, tendrían asegurados su fuente laboral y reconocimiento (traspaso) de su antigüedad.
«Atendiendo a que el tema laboral estaba lo suficientemente claro, enfrentamos la liquidación de la empresa.
«Al parecer a los colaboradores de contrato de planta (con derecho a finiquito): María Teresa Araya, Viviana Galdámez, Manuela Muñoz y Leandro Rodríguez, el tema en cuestión no fue lo suficientemente claro y satisfactorio y acudieron a su periódico a estampar su particular denuncia, cuyo reportaje se publicó el viernes 14 del presente, en cuya fecha los teléfonos móviles de la compañía habían sido eliminados.
«A raíz de esta situación, con mi socio decidimos buscar un asesor laboral para mediar y poner término a este conflicto. Para tal efecto el Sr. Luis Varas nos asesoró en conjunto y acordamos:
1.- Pago de su remuneración el día miércoles 19 del presente, ya efectuada en las oficinas de don Luis Varas y respaldada con su firma en las liquidaciones de cada colaborador.
2.- Pago de su finiquito y cotizaciones previsionales pendientes el día 31 del presente, en las mismas oficinas.
«Es posible que la información entregada a estos colaboradores no haya sido lo suficientemente clara para ellos como lo fue para nosotros y todos los demás colaboradores de la compañía. Que se haya producido esta suerte de incomunicación y falta de claridad, no los descalifica ni quita el reconocimiento nuestro hacia ellos por todos los años que trabajamos juntos.
«La visita del liquidador estaba anunciada hacía un mes. Al igual que otros días de inactividad laboral se les aconsejó se retiraran a sus domicilios. No tendría sentido evitar su encuentro, toda vez que el liquidador les llamaría, a cada uno, de todas formas. Tan así que en la reunión con el liquidador estaban los demás colaboradores .
«No es efectivo que les hayamos indicado ‘que cobren al síndico’.
«Las máquinas que se encuentran en la planta de Bucalemu son las que se indican en los contratos de los leasing con la banca y de propiedad de la empresa declarada en quiebra y fueron debidamente inventariadas.
«Gvf Alimentos, durante los siete años de funcionamiento, fue reconocida en la zona y el rubro por el buen trato a sus colaboradores; valor de remuneración superior al mercado; acceso a capacitación; ayuda personal en el área de RRHH y sobretodo una comunicación transparente entre las partes.
«Por tanto creemos es de menester presentar esta aclaración, toda vez que la quiebra de un negocio no nos limita la voluntad y derecho a trabajar».
Luis Alberto Díaz Ochoa