Su hermana Irma (a la izquierda) luchó hasta el último día para encontrar los restos de su hermano. En el proceso estuvo acompañada de Brunilda.
Su hermana Irma (a la izquierda) luchó hasta el último día para encontrar los restos de su hermano. En el proceso estuvo acompañada de Brunilda.

Finalmente el viernes recién pasado, Irma Garrido Muñoz recibió los restos de su hermano Daniel Garrido Muñoz.

Tuvieron que pasar 38 años para que esta familia pudiera comenzar a cerrar una herida que se abrió el día que Daniel, un cabo del Ejército de 23 años, que se desempeñaba en la ciudad de Calama, fuera detenido un 5 de octubre de 1973 y ejecutado el 19 de octubre de ese mismo año por la llamada Caravana de la Muerte.

Irma, ese día visiblemente afectada, dice sentirse un poco más tranquila, porque finalmente va a tener a su hermano cerca de su madre, quien murió esperando que el joven volviera a la casa.

«Estos años han sido horribles, ver sufrir a mi madre toda la vida esperando que su hijo llegara y en el momento que ella estaba agonizando y lo llamaba, mi hijo se puso una cosa militar y le habló y le dijo ‘mamita’, y ella le dijo ‘llegó hijo’, y murió, porque él tenia 23 años cuando lo mataron, sin militancia política».

En todo este proceso Irma ha estado acompañada por Brunilda Sánchez, quien también recibió los restos de su hijo Roberto Ramírez Sánchez, y sigue esperando los de su marido, un ciudadano extranjero.

Ha sido un proceso largo, señala Brunilda: «38 años de espera para recibir los cuerpos de nuestros compañeros, totalmente masacrados en diferentes pedacitos cada uno, si no hubiese sido por el Instituto Médico Legal que ha estado pendiente, años de años, para hacer verdad y justicia, no tendríamos ni siquiera esto, pero esto nos da una pequeña tranquilidad a la familia de estos deudos».

Brunilda también estaba en Calama cuando ejecutaron a Daniel Garrido, de hecho ella también fue prisionera en esa misma fecha.

«Yo los vi salir a todos vivos, yo era prisionera en la cárcel de Calama, pero sabíamos quien era este compañero, este compañero era cabo del Ejército, no tuvieron ni asco para ejecutar a un subalterno de ellos mismos, porque se negó seguramente a hacer lo que ellos estaban haciendo, por eso que lo ejecutaron».

Brunilda dice que en este proceso han identificado sólo a 12 personas de las 26 que son en total, entre las que se encuentran su hijo y su marido.

Con lágrimas en los ojos Brunilda dice que esos días fueron extremadamente difíciles, por eso critica el acto que se realizó hace unos días en Providencia para homenajear a Miguel Krashnoff.

«El acto que se hizo en Providencia, para uno de los masacradores más grandes que ha habido en este país, que era un polaco, yo me pregunto una cosa, como si él estaba prisionero en una cárcel de Colina 2 salió y le pusieron los servicios del Estado a su servicio para que lo cuidaran, para hacerle un acto honorífico, eso no tiene nombre».

Agrega que la gente no puede seguir soportando ese tipo de situaciones, que es necesario reaccionar y «exigir nada más y nada menos que justicia y verdad».

En tanto el sábado recién pasado se realizaban los funerales de Garrido Muñoz. Sus restos fueron velados en la casa de su hermana, en El Arrayán, para luego de realizar una misa que se efectuaría en Catemu a las 16 horas, y finalmente sus restos serían trasladados hasta el cementerio de la comuna para quedar junto a su madre.

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