Grupo de Voluntarias Solidarias:
Hay una frase que usamos mucho en Chile y dice: «¡Qué triste es llegar a viejo!». Eso puede ser usado perfectamente para la situación que hoy damos a conocer como medio de comunicación, que tiene relación con una mujer adulta mayor de 91 años de edad, que vive sola en una pieza en pleno centro de San Felipe. Se trata de Rosario ‘Charito’ Meneses, quien vive en condiciones paupérrimas como reconocen las voluntarias que la visitan, algo que comprobamos cuando ayer estuvimos en el lugar.
Una de las voluntarias, Katherine Silva, accedió a conversar con nuestro medio indicando que son un grupo de voluntarios «que nos hemos hecho responsables de ella en estos últimos seis, siete días, y resulta que ni el municipio, ni el Cesfam, nadie, nadie se ha acercado a ayudarla. Hemos llamado dos veces a la ambulancia y las dos veces que han venido no se la han llevado porque se pone agresiva, todo el cuento. Carabineros dijo que no podían hacerse cargo de ella porque estaba apta todavía, pero sí ustedes se fijan ella no está en sus cabales como para decidir si sí o no. Lo que nosotros queremos es que el municipio se haga presente, el señor alcalde ya por favor llevamos mucho tiempo así, vengan, háganse presente, tienen la situación económica para poder llevársela de aquí, tienen la jurisdicción para poder sacarla de aquí y no lo han hecho, háganse presente, en serio que ya basta de poner trabas, de poner que esto, que esto otro, no, nosotros queremos una solución concreta, la tomen de aquí y se la lleven a un lugar donde tenga sus controles», señala.
La voluntaria cuenta que la persona tiene una necrosis «súper avanzada en sus pies, tiene conjuntivitis en sus dos ojos, se orina, se defeca sola; la situación en que vive es extrema, usted puede verlo como vive, es insostenible, el olor que sale es insostenible, de verdad que queremos que ya el alcalde, municipio, Cesfam, llamé a Marcela Brito, la única respuesta que me dio es que ‘en este momento no puedo hacer nada porque estoy en una cosa súper importante’, o sea qué más puede ser importante que un abuelo, tiene 91 años, está incapacitada para vivir sola, lleva mucho tiempo así, da una impotencia y una rabia de verdad que no sé de verdad que tengo mucha rabia, me da mucha pena porque es súper viejita, yo creo que a cualquier persona que tiene tres dedos de frente la ayudaría como lo hacemos nosotros, sin recibir nada porque costeamos de nuestros bolsillos», señala Katherine.
– ¿Qué le han traído ustedes?
– Desayuno, almuerzo, onces. Siete meses sin bañarse, logramos bañarla, pero lo que no podemos es verle sus pies, va a perder sus dos pies porque tiene una necrosis súper avanzada, está resfriada por lo mismo, porque se orina y duerme toda la noche en una cama orinada.
– ¿Qué se sabe sobre familiares?
– Nada, no hay familiares, no hay nadie que se pueda hacer cargo de ella, está solita, solita.
– ¿Había algún cupo en un hogar o no?
– No, dijeron que ella ya se la habían llevado una vez, que supuestamente ella no había querido irse, pero de verdad ella no está para decidir si me voy o no me voy, ahora que el alcalde, instituciones como el Cesfam, consultorio, hospital, se haga cargo, no tiene ficha clínica porque ayer llamaron a una tal Daniela que trabaja en el Cesfam Cajales y ella dijo que tenía la ficha clínica del neurólogo en el hospital San Camilo, llamamos y ¡no hay ficha clínica!, en ningún neurólogo, ningún neurólogo la ha atendido a ella, jamás, no tiene atención en el hospital.
Otra voluntaria, Sonia Hernández, de Santa María, también presente en el lugar, indicó que ellos se acercaron a la municipalidad porque tienen este grupo en esa comuna y ayudan a personas que están en estas condiciones o familias que estén pasando por momentos complejos; «al saber del caso vinimos a ver la realidad de la abuelita, la señora Rosario, que realmente está en paupérrimas condiciones higiénicas, de salud, está con un cuadro hipertensivo tremendo, está haciendo una retención de líquido, en general no se sabe todas las patologías que puede tener porque no consume ningún tipo de medicamento y alimentos tampoco», señaló.
Comenta que los alimentos que le traen los voluntarios los consume de a poco porque su estómago debe acostumbrarse a nuevos alimentos, «porque solamente consumía pan o galletas que le convidaban en los negocios cercanos, un voluntario que estuvo 4 a 5 meses, que estuvo pendiente de ella, él también se acercó a ciertas instituciones, a ciertos lugares para pedir ayuda, pero la respuesta fue nula, nunca se hizo ninguna gestión, nunca llegó nadie a verla aquí a su domicilio», señaló Sonia, voluntaria de Santa María.
Por su parte el vecino que vive al lado de su pieza, Francisco, emocionado pidió públicamente que la saquen de ese lugar para que tenga una mejor calidad de vida. «Ahí está la señora Rosario, enferma, no quiere irse, yo quiero que ella tenga una mejor vida, me da pena, mucha pena porque cuando ella tiene problemas me llama a mí, no es que esté haciendo teatro porque estoy llorando, porque la quiero mucho a ella, pero quiero que se vaya a un hospital. Los pies los tiene muy malos, yo quiero que la curen, que tenga buena salud; mi señora también la quiere harto; hay una niña que viene de al lado de la cooperativa, le trae desayuno, también la quiere harto, y todos la queremos. Yo quiero que se mejore, que se la lleven o que salga de aquí, es muy re porfiada, no quiere irse, yo le he dicho varias veces, he hablado con todas las personas, con el niño de ahí de Maipú han venido tantas personas, de la gobernación, y no quiere irse. Yo le he rogado con mi señora y no quiere por nada, nada. El sobrino es un mentiroso, las niñas parecen que lo llamaron y dice en dos semanas más. ¿Qué hace en dos semanas más?, dijo que veía en dos semanas más, nosotros lo queremos aquí para que autorice y se la lleven, que él autorice, yo no puedo hacer nada, he hecho algo, todo por ella», dijo.
– ¿Usted dijo que le daba comida?
– Sí, 15, 20 años le damos de todo, ahora el señor Sottolichio todos los días le manda un platito de comida, tiene ayuda por todas partes.
– ¿Pero necesita salir de acá?
– Eso es lo que quiero yo, que salga de aquí. Le traen mercadería, le traen ropa, yo no quiero que le traigan esas cosas, yo quiero que salga de aquí para que tenga una buena vida, mejor vida.
La señora se llama Rosario Meneses y está viviendo en la avenida Chacabuco costado sur, a metros de calle Traslaviña, pleno centro de San Felipe.
Importante señalar que como medio hemos dado a conocer esta dramática historia e incluso en su momento encontramos que personal médico de la Cruz Roja de San Felipe estaba visitándola.
Es de esperar que las autoridades tomen cartas en el asunto y de una vez por todas la saquen de ahí y la lleven como decía su vecino Francisco, a un lugar donde tenga mejor vida.
El grupo de Voluntarios está compuesto por unas ocho personas que se preocupan de este tipo de situaciones. Donde la ayuda la sacan de sus propios bolsillos. E incluso cuando nos retirábamos llegaron otras dos voluntarias con más elementos, entre ellos un balde para que lo use en lo que le sea necesario.