Tras 60 años de matrimonio se volverán a dar el ‘Sí’:
Hoy tenemos para nuestros lectores y en especial para quienes han amado profundamente por la vía del matrimonio, una de esas historias verdaderas y ejemplares, se trata de una victoria por encima del tiempo, un matrimonio sanfelipeño que este lunes 3 de enero cumplió sus Bodas de Diamante, son 60 años de caminar y trabajar juntos por sus sueños.
Se trata de don Wenceslao Vilches (78) y su esposa Inés Contreras de 74 años de edad, quienes se conocieron en Llay Llay, a los cuatro meses se casaron por lo civil y jamás se separaron hasta la fecha. Esta pareja de eternos enamorados junto a sus seis hijos, 18 nietos y seis bisnietos, además de muchos amigos, estarán mañana sábado celebrando sus 60 años de matrimonio en la parcela Los Paltos, callejón El Bosque, San Rafael.
LA GRAN TRAVESÍA
Diario El Trabajo visitó la mañana de este jueves el hogar de don ‘Wenshe’ y doña Inés para conocer más sobre la gran travesía que juntos han realizado.
«Yo nací acá en San Rafael, a los 17 años me fui para Llay Llay, allá conocí a Inés, ella tenía 14 años apenas, nos pusimos a pololear, a los cuatro meses nos casamos por lo civil, ya que el padre no quiso casarnos por la corta edad de Inés, igual nos casamos. En esos años ocurrió el terremoto de 1965, el epicentro fue en La Ligua pero que nos golpeó muy fuerte en Aconcagua, por eso nos vinimos a vivir acá a San Rafael. Yo siempre fui obrero, trabajaba en el tabaco apatronado, llegó luego la dictadura, fueron años muy duros, de primera me fui a Las Chilcas a trabajar, Inés tenía seis hijos, nacieron seguidos, ella apenas entrando a los 20 años y ya con seis hijos, así que todo lo que yo ganaba apenas alcanzaba para los niños, para la casa», comentó don Wenceslao a Diario El Trabajo.
UNA LARGA VIDA DE SACRIFICIOS
Los seis hijos de este matrimonio se llaman: Víctor, Cristian, Graciela, José, Marco y Edith, quienes les han colmado de muchos nietos y bisnietos.
«En mi caso mi madre Graciela me permitió casarme con Wenceslao a esa edad, soy su única hija, y ella siempre me ha apoyado en todo. Recuerdo que la crianza de nuestros hijos fue muy dura, mi hijo mayor, Víctor, fue un niño enfermizo, sufría con los parásitos; poco a poco fue mejorando, tuvimos que sacarnos la cresta para que él pudiera estudiar. También mi hijo Cristian sufrió con unos quistes en la cadera, y para agravar la situación se vivió una sequía terrible en 1968-1969, fue espantoso, pero aún con todo eso logramos salir adelante con esfuerzo, y lo más hermoso, es que ninguno de nuestros hijos resultó con vicios o son personas deshonestas, todas y todos han sido personas de bien», relata doña Inés.
TRABAJARON DURO
Importante señalar que en el callejón El Bosque donde vive esta familia en San Rafael, no había agua potable ni electricidad en aquellos años, fueron varios vecinos, entre ellos don Wenceslao, quienes conformaron un comité de Adelanto para comprar recursos e instalar estos servicios. Era una época complicada, pues con la dictadura este tipo de organismos locales se disolvieron, para evitar roces con los militares, aúna sí los voluntarios de este Comité fueron a Santiago, firmaron lo que fuera, se esforzaron para que los materiales llegaran al barrio antes que salieran a remate.
En la actualidad don Wenceslao y doña Inés viven en su casa propia en compañía de la matriarca Graciela (madre de Inés), él en 1986 logró comprar ese terreno para construir su vivienda, ahí crecieron sus hijos. Doña Inés actualmente elabora frutos en conservas, él planta de todo en su parcela, aseguran que hasta ahora viejos es que pueden descansar y disfrutar el tiempo para ellos.
Todo el personal administrativo, periodístico y gerencial de Diario El Trabajo hoy felicitamos públicamente a este ejemplar matrimonio sanfelipeño, ¡Felicidades chiquillos!
Roberto González Short