Una visita a la parroquia San Antonio de Padua en Almendral y con el fin de conocer los trabajos de recuperación realizados en el histórico templo, tras el terremoto del 27 de febrero del 2010, realizaron el Intendente Raúl Celis; la Gobernadora Patricia Boffa; el Consejero Regional Eduardo León y la Jefa de la División de Análisis, Control y Gestión del GORE, María Teresa Blanco.
Tras un recorrido por las instalaciones de la iglesia, el Celis informó que se evaluará un proyecto que permita potenciar un circuito turístico religioso de Aconcagua.
Las obras de recuperación de esta iglesia surgen por intermedio de una iniciativa del Obispado de San Felipe, que postuló a la tercera versión del programa Fondo del Patrimonio del Consejo Nacional de Cultura y las Artes (CNCA), debido a los daños que dejó el terremoto de 2010, especialmente en la techumbre. Producto del terremoto, las tejas se habían desplazado y resquebrajado, provocando que la lluvia traspasara hacia el interior del recinto, deteriorando así las paredes, instalaciones y muros interiores. Además, con cada sistema frontal se formaba en el piso una gruesa capa de polvo y barro, que afectaba la oración de los feligreses.
Para tal efecto se asignó una inversión de $27.424.491 para la ejecución de las obras de renovación de más de 7.000 tejas, por un total de $54.848.983, cuya diferencia fue cubierta por el Obispado de San Felipe, tal como lo estipula el programa. Sin embargo y al notar que el templo es una reliquia patrimonial dado su diseño interior y exterior, su arquitectura y las historias que ha guardado en estos 137 años, el Intendente Celis anunció que se buscará que San Antonio de Padua se incorpore al programa Puesta en Valor del Patrimonio de la Subdere, junto a otros proyectos de recuperación que se están ejecutando en la actualidad.
«A través de ‘Puesta en Valor’, estamos recuperando el Santuario de Santa Filomena de la comuna de Santa María (1898), cuyas obras están muy avanzadas; la iglesia Buen Pastor de San Felipe (1855), que ya han sido adjudicados los trabajos para su restauración y la de Curimón (1733), que está en etapa de diseño. Todas están ubicadas en la provincia de San Felipe, por lo que al venir a ésta, San Antonio de Padua, que data desde hace dos siglos, creemos que también debe incorporarse al programa y así formar un circuito turístico religioso entre San Felipe y Los Andes, que podría partir en el Santuario de Santa Teresita, para seguir con Santa Filomena, San Antonio de Padua, Buen Pastor, la Catedral de San Felipe y la iglesia de Curimón», señaló la máxima autoridad regional.
Agregó que en países como Francia, España, Portugal, Italia e Inglaterra, este tipo de rutas son muy visitadas por los turistas de intereses especiales, que buscan locaciones y formas arquitectónicas con siglos de historia, diferentes y únicas, características que sin duda se dan en estos templos de la zona interior del país. En tanto, el cura párroco de la iglesia, Eugenio Duque, explicó a Diario El Trabajo que esta iglesia tiene su origen en los Padres Franciscanos que llegaron a San Felipe el año 1860, habilitando un convento y a partir de 1872, iniciaron la construcción de la iglesia, la que fue inaugurada en 1876.
Posteriormente, el año 1883 se construyó la torre y se instalaron las campanas y el reloj.
«En este convento se formaron los Padres Franciscanos que posteriormente fueron a cumplir distintas misiones al sur del país. En 1929 la iglesia se convirtió en parroquia y parte del convento pasó ser la casa del párroco. Con fecha 17 de febrero de 1972 el templo fue declarado monumento nacional con el nombre de Iglesia y Convento San Francisco del Almendral. Los franciscanos cedieron el templo y el convento al Obispado de San Felipe, pasando a depender de éste, acto que quedó escriturado en el año 1981. El terremoto de 1985 ocasionó cuantiosos daños a la parroquia, ante lo cual el obispo de la época, Manuel Camilo Vial, creó una fundación para restaurarlo. Las obras se ejecutaron entre 1990 y 2000, en dos etapas y a finales del 2001, se reabrió a la comunidad. Los trabajos consistieron en reforzar las estructuras y pilares que se agrietaron y recuperar las pinturas interiores. Luego, con el terremoto del 27 de febrero del 2010, quedó al descubierto que las tejas de la techumbre de la iglesia se habían desplazado y resquebrajado, las que nunca habían sido inspeccionadas ni mantenidas desde el año de su construcción. Por ello el Obispado postuló al Fondo de Patrimonio del CNCA y se adjudicó el monto ya descrito», comentó Duque.