«No tenía cómo respirar, temí perder la vida y más encima acá sola; si habrían pasado minutos más, yo pensé que moría», así resume los cerca de diez minutos traumáticos para Adriana Henríquez Fuenzalida, quien en exclusiva para Diario El Trabajo nos relata en primera persona el escalofriante ataque de un sujeto encapuchado, quien irrumpió por una ventana del segundo piso donde se ubica su dormitorio para golpearla, maniatarla y asfixiarla, con el ánimo de buscar supuestamente marihuana, que a juicio del delincuente se encontraría al interior de la vivienda ubicada en Calle Prat, en pleno centro de la comuna de San Felipe.
Fue a eso de las 03:00 horas del pasado domingo cuando Adriana, propietaria de Restaurante El Buen Comer, ubicado en el primer piso de su residencia, terminaba de ver una película en su dormitorio para disponerse a dormir, dejando la ventana entre abierta por el calor de la noche, cuando se inició su peor pesadilla. Fue en esos momentos en que sorpresivamente irrumpió un sujeto encapuchado que la apuntó con un arma de fuego. Adriana, totalmente consternada, nunca se imaginó que tras residir en esa propiedad por siete años, alguna vez un desconocido ingresaría de violenta manera hasta el segundo piso por el balcón donde fue amedrentada por este encapuchado.
– ¿Cómo se iniciaron los hechos?
– «Andaba con una capucha negra y se abalanzó sobre mí, yo traté de defenderme para tratar de que no me tomara y empecé a gritar muy fuerte pidiendo auxilio, porque entre el susto sentí que pasaba gente por la calle, pero este tipo me tapaba la boca», recuerda la víctima.
Adriana continúa su relato describiendo que este sujeto de contextura delgada, la obligó a encerrar a su pequeña mascota poodle que lo mordía en sus pantalones, así de esta manera se encargaría de la mujer para poder reducirla, atándola de pies y manos: «Luego me pegó con el arma de fuego en el ojo y me tiró a los pies de la cama, me envolvió la cara completa con cinta adhesiva de embalaje y me amarró las manos atrás con unos seguros plásticos, me tiró encima la ropa de la cama para cubrir mi cuerpo y me amarró los pies. Cuando estaba haciendo eso le pegué una patada en sus genitales y él me pegó una patada por la espalda», aseguró la afectada.
Hasta esos momentos de terror, la comerciante no sabía cuál era el propósito de este individuo, pensando que su objetivo era la búsqueda de dinero u otra especie, hasta que el sujeto le reveló que buscaba marihuana, que según su información, la mujer mantenía y comercializaba en esa residencia: «Me preguntaba dónde tenía la marihuana, buscaba drogas que le habían dicho por dato que yo tenía marihuana, pero jamás me pidió plata ni me robó dinero», rememora esta mujer.
Sin embargo, luego de uno minutos transcurridos para fortuna de Adriana, Carabineros llegó hasta el frontis de la propiedad, gracias a un llamado anónimo de algún transeúnte que habría escuchado sus gritos de auxilio, situación que provocó que el delincuente escapara del lugar por el interior de las dependencias, escabulléndose hacia otras propiedades colindantes sin lograr ser capturado.
«Yo estaba con los pies y manos atadas, estaba asfixiada con el adhesivo y como pude me saqué la huincha de la nariz y todo el rostro y corrí hacia la ventana cuando escuché a los carabineros, pero no podían entrar porque estaba todo con llave», dice Adriana Henríquez.
– ¿Temió perder su vida?
– «No fueron más de diez minutos, fue algo muy traumático, no estoy tranquila, me da por llorar, quisiera agradecer a quien llamó a Carabineros, porque me salvaron la vida, porque quizás qué hubiese pasado, porque me golpeó la cabeza, me habría asfixiado, ya no tenía cómo respirar, temí perder la vida y más encima acá sola, minutos más y yo pensé que moría».
– ¿Por qué cree que este sujeto vino solamente a buscar droga?
– “No me explicó el porqué, nosotros en nuestro local atendemos a la gente y jamás hemos sabido dónde venden drogas, para mí es una sorpresa eso, él insistía que aquí había droga, yo le dije al principio que buscara, pero no me hagas daño, aquí no hay nada».
Tras una inspección por parte de Carabineros en el sitio del suceso, sólo se logró encontrar un guante que utilizó el antisocial junto con la bicicleta que dejó el sujeto apoyada en la reja del frontis de la vivienda, sin lograr establecer hasta el momento la identidad de este agresor.
Adriana, tras este horrible episodio, se encuentra viviendo en casa de su hija para recuperarse del estado de shock que le provocó este oscuro capítulo en su vida. Aunque favorablemente resultó solo con algunos hematomas en su cuerpo, el daño psicológico fue mucho mayor, concluyendo estar agradecida de quien o quienes escucharon sus gritos de auxilio, que en definitiva le permitieron continuar con vida.
Pablo Salinas Saldías