Este viernes fueron los funerales de la destacada y querida profesora Rosa Gilda Figueroa Calderón, una de las fundadoras del Colegio Alonso de Ercilla.
Su misa se realizó en la Iglesia La Merced, hasta donde llegaron familiares, amigos, colegas, alumnos.
Como suele suceder, hubo discursos alusivos a su vida profesional como docente.
Entre las oradoras estuvo la docente Mónica Fernández, quien en su alocución dijo que no recordarán con tristeza su partida, sino que con alegría y gratitud «que sentimos por haber tenido el privilegio de conocerla y compartir momentos de su vida», indica.
«Hoy, niños, jóvenes, apoderados y amigos que fuiste forjando en tu caminar por la vida, estamos presentes para despedirte deseándote que tu tránsito para la luz celestial te lleve a la casa del Padre, quien abriendo sus brazos misericordiosos te recibirá feliz, pues cumpliste a cabalidad su mandato de educar personas felices y creyentes. Pensar en ‘Gildita’ es recordar su contagiosa alegría, su risa sincera, su sencillez, perseverancia, responsabilidad, el alma de las fiestas, su paciencia interminable, su preocupación por su ‘Gildita’ tan querida y su familia. Recordamos su impecable delantal blanco, su artística, sus números inconfundibles, su orden, donde cada mueble del colegio sabía de su ubicación en un inventario riguroso, espíritu solidario en campañas sociales. Su legado perdurará en cada aula, estudiante, colega que ella inspiró para albergar más fuerte la vocación personal por este proyecto educativo. Expresamos nuestro agradecimiento eterno a Dios Padre por la vida de Gilda Figueroa y por su dedicación a la educación, que su alma descanse a tu lado Padre amado y que su memoria continúe iluminando nuestros caminos mientras seguimos su ejemplo y su visión en el Colegio Alonso de Ercilla», señala.
A la salida conversamos con familiares, entre ella Ilce Vargas Calderón, prima-hermana, quien nos dijo: «Cómo te la puedo definir, lo que acabo de decir en la misa, que era una mujer de un corazón inmenso, de una humildad y educación a prueba de todo, y un carisma muy especial para con su gente, una maravillosa persona, linda prima hermosa, preocupada de sus padres, de la familia».
– ¿Cómo era la relación con ella, se visitaban?
– Sí, mucho, teníamos una relación muy linda las dos, así es que ahora nos queda el consuelo y el legado que ella nos va a dejar, porque nos deja una responsabilidad terriblemente grande y orgullosa de ver todo el cariño que la gente le tenía.
– La parroquia estaba llena
– Sí, hermoso, hermoso y el cariño de la gente, impresionante y nos llena de orgullo como familia.
– ¿Cuál debiera ser el recuerdo que debiera quedar de la señorita Gilda?
– Yo creo que la perseverancia, su vocación, yo creo que las cosas hay que hacerlas con vocación, tener una especial. Su sencillez y su entrega por los demás.
– ¿Era el alma de la fiesta?
– Sí, era muy alegre, le gustaba la música, cantar, de repente cantamos karaoke, así es que sí, una persona muy alegre siempre.
– ¿Se va a echar de menos ese delantal blanco, característico de ella?
– De todas maneras.
Durante su alocución, la profesora Mónica Fernández hizo alusión a su ‘Gildita’, pues bien, a la salida conversamos precisamente con ella. Su nombre Gilda Romero, hija de su prima que se criaron juntas, «yo también me críe con ella», indica.
– ¿Eras como la regalona?
– Sí, con mis primas y mi tía también nos crió a todas por alguna forma, siempre fue partícipe de nuestras vidas, siempre me ayudó a mí, a mi mamá, tía, primas, a toda la familia, siempre ahí para nosotros en todos los momentos.
– ¿La vas a echar de menos?
– Claro, era esencial en nuestras vidas, siempre estuvo en cada momento para apoyarme.
– ¿La querías mucho?
– Demasiado, un amor incondicional. Era una persona que amaba su trabajo, su casa, auto, su familia.
– ¿Cuál es el recuerdo que te va a quedar de ella?
– Su incondicionalidad.
Desde Diario El Trabajo, ejecutivos y personal expresamos nuestras condolencias a su familia.