Terminal de Buses San Felipe:
El viernes de la semana pasada, en la tarde, en el Hospital San Camilo de San Felipe, a la edad de 88 años, falleció Margarita del Carmen Antúnez Herrera. Quizás para muchos el nombre no les diga nada, pero si usted alguna vez comió empanadas fritas de queso, de pino en el terminal de buses de San Felipe, entonces debió conocerla. Se trata de la dueña del local de empanadas ‘Yianinna’.
Margarita ya llevaba bastante tiempo en su casa, siendo cuidada por una persona bajo el alero y preocupación de su hijo Alex, quien ha seguido estoico manteniendo viva la calidad de las empanadas.
Lamentablemente cayó al hospital y este día viernes que pasó, falleció. Por eso el local en el terminal se mantuvo cerrado.
Ya este día miércoles nuevamente volvió a abrir sus puertas. Pudimos ver a un Alex un poco abatido por el hecho mismo de perder a su madre y también compañera de vida, teniendo en cuenta que son 43 años que trabajan en este rubro y como se dice hoy en día, 24-7.
A grandes rasgos nos cuenta un poco, con sus ojos llorosos, los últimos días y horas de su madre. Dice que esos días del fallecimiento, funeral, se perdió producto quizás del significado mismo de la pérdida, pero de a poco se irá reponiendo y acostumbrando a la ausencia de su madre.
Señalar que Margarita del Carmen Antúnez Herrera nació en San Felipe un 24 de marzo de 1935, luego a los 13 años emigró a Valparaíso. De ahí comenzó a tener vida de comerciante desde los 15 años. Posteriormente retorna a San Felipe en el año 1977 con su hijo Allan de 13 años.
En el año 1980 continúa en el comercio en la feria libre, posterior a eso le ofrecen la oportunidad de ser comerciante establecida en el terminal rodoviario de San Felipe.
Dentro del transcurso de su vida, quedaron dos nietos: Sebastián y Camila, y dos bisnietos: Julieta y Fidel.
En el año 2006 deja a cargo del negocio de las empanadas a su hijo Alex para que continuara trabajando, mientras que ella se retira ese mismo año para dedicarse a lo que tanto le gustaba hacer como leer, cultivar su religión y salir a pasear por las calles de San Felipe.
Al finalizar sus familiares nos cuentan que la van a recordar como una «mujer muy trabajadora, luchadora y muy idealista, lo más que destacaba sus ideales y buena madre», concluyen.
