¿MURIÓ DEL SUSTO?.- Rosa Inés Quiroz Clavería, de 52 años, cliente de Chilquinta, sufrió un infarto cerebral tras enterarse del cobro de Chilquinta.

¿MURIÓ DEL SUSTO?.- Rosa Inés Quiroz Clavería, de 52 años, cliente de Chilquinta, sufrió un infarto cerebral tras enterarse del cobro de Chilquinta.

Decir que la presente noticia es ‘de infarto’ para describir la espeluznante realidad que vivió una vecina de villa 250 Años y cliente de la empresa Chilquinta San Felipe, es muy poco, ya que la última vez que doña Rosa Espíndola Clavería de 52 años tuvo sus ojos abiertos, lo que vio fue una boleta en donde Chilquinta ya no le cobraba los acostumbrados $18.000 mensuales, sino que el cobro aumentaba a la desconcertante suma de $419.417.
Así como lo lee amigo lector, casi medio millón de pesos es lo que Chilquinta le cobró a doña Rosa, quien al ver la boleta se llevó una mano al pecho, luego a la cabeza y cayó al suelo sufriendo convulsiones, para caer en un coma tan profundo, del que jamás pudo despertar. Murió el 7 de septiembre en el Hospital Carlos van Buren de Valparaíso.

GRAVE DENUNCIA
Una denuncia de este calibre es muy seria, asegurar que alguien murió por un infarto cerebral a raíz de la impresión de enterarse que le están cobrando casi medio millón de pesos en servicios eléctricos, es por ello que nuestro medio, lejos de otorgar responsabilidades en este caso puntual, hoy nos limitaremos a publicar la denuncia de esta vecina, y serían eventualmente los expertos en el tema quienes emitan un juicio definitivo. Ileana Espíndola Clavería, hermana de doña Rosa, habló con Diario El Trabajo sobre lo ocurrido.
– ¿Qué es lo que le pasó a su hermana Rosa?
Le llegó una boleta de Chilquinta a mi hermana, en esa boleta a mi hermana le estaban cobrando casi 420.000 pesos, cuando regularmente lo que pagaba eran unos 12.000 por mes.
– ¿Cómo se las arreglaba doña Rosa para sostener a sus hijos?
Mi hermana no podía trabajar, pues estaba cuidando a sus hijos, uno de ellos con problemas mentales, ella hacía empanadas y con eso se ayudaba un poco. Ella y sus dos hijos dependían sólo de los $90.000 de pensión que la joven hija recibía por su incapacidad mental.
– ¿Quién se hará cargo ahora de esta hija discapacitada?
De momento nadie, los tíos de ella podemos hacernos cargo, yo consulté al Obispado de San Felipe por algún cupo en algún hogar Cottolengo, creo que el lunes me darán respuesta. En lo referente a Chilquinta, la demanda va sí o sí contra Chilquinta.

CHILQUINTA GUARDA TOTAL SILENCIO
Si bien es cierto errar es de humanos y todos estamos sujetos al error, en materia de cobros y lecturas de medidores la empresa Chilquinta no es la primera ni la última vez que incurre en esta situación, lo cierto del caso es que en esta ocasión un error de lectura habría llevado, según el testimonio de la denunciante, a una cliente de Chilquinta a la tumba.
Diario El Trabajo contactó con Manuel Delgado, jefe zonal de Chilquinta Aconcagua para conocer la postura de la empresa, sin embargo la misma se negó a dar explicaciones, tanto por el cobro excesivo como por el confortamiento a la familia por el desenlace de este caso.
Roberto González Short
rgonzalez@eltrabajo.cl

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Decir que la presente noticia es ‘de infarto’ para describir la espeluznante realidad que vivió una vecina de villa 250 Años y cliente de la empresa Chilquinta San Felipe, es muy poco, ya que la última vez que doña Rosa Espíndola Clavería de 52 años tuvo sus ojos abiertos,...