Claudia Martínez junto a uno de sus dos hijos, Matías, contenta de haberle ganado la batalla al cáncer de mama.Claudia Martínez junto a uno de sus dos hijos, Matías, contenta de haberle ganado la batalla al cáncer de mama.

Llama a realizarse autoexamen:

La sanfelipeña Claudia Martínez, casada, con dos hijos, lidió una dura batalla contra el cáncer de mamas, una de las principales causas de muerte entre las mujeres en Chile. Luego de dos años y ocho meses le dijeron que estaba recuperada. Pudo cantar victoria como lo califica ella, ahora comparte su experiencia para que otras mujeres no pasen por lo mismo.

Señora Claudia ¿cómo fue el Génesis de todo esto?, pues hoy día la vemos en buen estado de salud luego de superar un cáncer de mamas

– Bueno, todo partió por autoexamen que se me ocurrió hacer. En ese momento estaba dando de mamar, dicen que hay menos posibilidades, pero no es así. Entonces yo misma haciéndome auto palpación me lo descubrí y finalmente eran dos tumores y esos se habían ido a los ganglios de la axila, ya tenía 16 ganglios con cáncer. Tenía un cáncer demasiado agresivo, en etapa 3. Así es que más que nada hago esto para concientizar a las mujeres que es donde se da el mayor porcentaje. Me llena hacerlo, porque la verdad el tratamiento en sí… es terrible, pero si yo puedo ayudar a alguien a salvarle su vida, lo hago de corazón. Es tan fácil como meterse a la ducha y con el mismo jabón ir haciéndose el masajito, tocándose si existe alguna pelotita, un cuerpo que sea extraño. Es tan sólo eso, no quita tanto tiempo y le puede salvar la vida.

«NO ME AVISÓ»

Claudia nos cuenta que tiene dos hijos, en ese momento uno tenía dos años y otro catorce, «entonces ver que la vida se puede ir en un momento y ¿qué pasa con ellos?, es terrible. Es terrible saber si uno va a amanecer o no, gracias a Dios tuve un tratamiento a tiempo, por haber hecho esto a tiempo y preocuparme de mí como persona, de quererme un poquito y eso es… ojala las mujeres pudieran hacer esto, de autoexamen constantemente, no es una cosa de un día y después pasa el tiempo y vuelvo… no. Porque esto no avisa, muchas veces no avisa, a mí no me avisó. Hay momentos en que a la mujer le puede salir algo del pezón o diferentes situaciones como enrojecer el pechito, pero en este caso no fue así, fue solamente autoexamen», indica.

Cuando usted se hace el autoexamen, ¿qué nota, un cuerpo extraño ahí?

– Sí, fue una pelotita, sentí como una bolita de cristal, una cosa así y de ahí empezó la duda. Yo dejé pasar unos días para ver si se disolvía, porque ya había vivido algo parecido, pero eran de leche, y esperé un tiempo y de ahí la verdad que me fui al consultorio. Ahí fue todo súper rápido, en menos de diez días me llamaron porque obviamente no estaba bien el examen y de ahí empezó todo.

Claudia cuenta que el 14 de febrero, Día de San Valentín, le dieron la noticia que tenía cáncer: «Fuimos con mi marido, claro fue en el día de los enamorados y de ahí han pasado exactamente dos años ocho meses y seis días donde ya me dieron el alta y puedo decir que ‘estoy libre’», detalla.

¿Qué pasa después que se lo diagnosticaron?

– El 14 de febrero, cuando me dieron la noticia, me parece que el 6 de marzo fue que me operan y se dan cuenta que no era sólo un tumor, sino que eran dos, mi cáncer era súper agresivo y después me sacan todo. Hacen un vaciamiento ganglionar y de ahí ya empiezan todos los exámenes que vienen para ver cómo están los huesitos, si está todo okey o si hay que hacer más. Ya en septiembre del 2019 empecé con las quimioterapias.

¿Las quimioterapias son como cuentan las personas que quedan demasiados afectadas, débiles?

– Sí, para mí al menos fue súper desgastante, todos lo viven igual, hay personas que a lo mejor no le pasa tanto, pero en mi caso… sí, los vómitos, las náuseas, bajaba de peso, dolores de cabeza, quedaba tirada en la cama, mal, me tenían que ayudar con mis hijos, con el más chiquitito sobretodo.

¿Cómo era el día a día en su casa?, porque no estaba al 100%

– Los primeros días me apoyaba harto mi hermana, cuando lo necesitaba también siempre estaba una o la otra, porque tengo dos hermanas y después seguía yo nomás como podía, pero después uno siente como que va recuperándose y resulta que viene la otra sesión de quimio. Así es que nada, era la forma de poder salvarse, las que podemos, hay otras que se fueron y siempre pensé que por ellas iba a ser la lucha también.

Cuando le dieron la noticia que tenía cáncer, ¿la relacionó con la muerte?

– Sí, sí, sí.

¿Es inevitable no relacionarla?

– Es inevitable, totalmente uno relaciona cáncer-muerte, yo lo veía lejano, lo más cercano que había tenido era una amiga y resulta que yo viví un poco el proceso con ella, sabiendo lo que iba pasando, pero no pensé que me iba a pasar a mí, o sea jamás en la vida pensé que me iba a tocar, pero sí, jamás me pregunté ¿por qué a mí?, nunca jamás en la vida me hice esa pregunta como la mayoría de las mujeres pasa eso y es normal. Nunca pregunté ¿por qué a mí?, sino que siempre dije ¿por qué a mí no?, si yo no soy más que nadie. Así es que me tocó y tenía que afrontarlo y enfrentarlo de la mejor manera, siempre con ánimo. Me sacaba mi pañuelo, pero si ese tema del pañuelo fue complicado, porque había que salir a la calle, la primera vez estuve dos a tres días sin salir, pero después tomé personalidad, fuerza y salí. El pañuelo me dio una personalidad que ahora tengo que no lo sabía que la tenía, hay que ser valiente.

Desde su experiencia, ¿qué le puede decir a las personas que puedan estar pasando por esto?

– Para mí el tema del ánimo es primordial. Uno no se puede echar a morir. Uno tiene que siempre mirar hacia arriba, luchar… tomárselo con humor, yo me lo tomaba con humor. Mi pelaíta era mía, jugaba, me sacaba el paño, hacía striptease con el paño, me lo sacaba y quedaba con la cabeza peladita, pero siempre fue el humor, nunca me eché a morir. Hay momento igual en que uno llora, no sabe hasta dónde va a llegar, tiene miedo, está llena de miedos, incertidumbre, pero después de todo lo que sufre podemos cantar… victoria.

¿Humor, buen ánimo, son elementos el saber llevar esta enfermedad?

– Sí, hay que saber llevar esta enfermedad, hay momentos que son más difíciles y nada, hay que luchar. Quedan personas por las que hay que luchar. Por uno mismo, amarse uno mismo y todo va a pasar. De primera es una historia donde uno dice «ojala que esto pase, que sea una pesadilla que pase, quede atrás». Y si uno tiene la fuerza, las ganas de luchar, lo mío era etapa 3, entonces ya estaba súper avanzado, pero nada, fuerza, ánimo, tenía a mis hijos, una familia que no me soltó la mano. Eso es importante la familia, la familia hay que estar apoyando, porque no se puede sola, no se puede sola, entonces la familia es un pilar fundamental.

¿Quedó encalillada como decimos en Chile, a raíz de este cáncer?

– En mi caso estaba en el GES, entonces la Ley Ricarte Soto, el tema de las inyecciones, porque tuve que inyectarme también. Porque está la quimioterapia, la radioterapia, pero hay otras que tenemos el GERS 2 que se llama, que son las hormonas más desordenadas, hacen que se propague más rápido el cáncer, entonces hay que seguirse inyectando; son 18 inyecciones: primero en una pierna, después de 21 días en la otra y así se va hasta completar las 18 dosis. Yo tuve la suerte que todo eso pertenecía al GES, tuve que costear viajes, sí, viajes a Viña muy seguido, pero gracias a Dios no quedé encalillada, no quedé con deudas, por suerte, por suerte.

EN RESUMEN

El cáncer de mama es el crecimiento anormal y desordenado de células del tejido mamario, formando un tumor maligno. Se ubica inicialmente en la mama, posteriormente puede extenderse a otros órganos, si no es tratado a tiempo.

La tasa bruta de mortalidad por cáncer de mamas se ha mantenido estable en los últimos años con tasas entre 12 y 13 x 100.000 mujeres, falleciendo anualmente 900 a 1.000 mujeres por la enfermedad. La mortalidad ajustada por edad (mayores de 15 años) asciende a 18 x 100.000 mujeres. La mayor mortalidad ocurre en la Región Metropolitana, Viña del Mar, Arica, Magallanes, Concepción y Bío Bío, con tasas sobre el promedio nacional. La mortalidad es menor en Aysén, Atacama y Aconcagua, con tasas menores de 6 x 100.000. Ojo que los hombres tambien se ven afectados, pero en porcentaje menor.

Claudia Martínez junto a uno de sus dos hijos, Matías, contenta de haberle ganado la batalla al cáncer de mama.
Claudia Martínez junto a uno de sus dos hijos, Matías, contenta de haberle ganado la batalla al cáncer de mama.