En una carta explica la situación y pide ayuda a su madre:
- Cuatro veces se ha fugado de la Residencia Sagrada Familia. Lleva casi siete años internada sin poder regresar a su hogar. Directora del centro abre sus puertas a Diario El Trabajo.
«Quiero contar que a veces me he escapado de la Casa Sagrada Familia (…) a todas las niñas nos dan fármacos para que no molestemos», afirmaciones como éstas son las que escribió una niña de 12 años de edad, residente desde hace casi siete años en la Casa Sagrada Familia de Los Andes (dependiente del Obispado de San Felipe y Sename), en varias cartas que llegaron a poder de su madre Vitalia Gallardo Pizarro, y de las que Diario El Trabajo tiene copias, situación que investigamos para conocer la veracidad de las denuncias hechas en nuestra Sala de Redacción por la progenitora de la menor.
«A TODAS NOS DAN FÁRMACOS»
«Dos de mis hijas están albergadas en Casa Belén y Sagrada Familia, en Los Andes, desde hace seis años. Esta situación es muy penosa, pues el Juzgado de Familia de San Felipe me las quitó hace mucho tiempo, pues hace unos años mi pareja habría hecho tocaciones a las dos. Me separé, hubo una denuncia judicial, pero ese proceso quedó en nada; eso fue en 2016, no fue condenado, pese a que mis niñas explicaron estos abusos a las autoridades, pero de nada sirvió, el tema es que me las quitaron y no las puedo visitar», comentó doña Vitalia a nuestro medio.
– ¿En qué trabaja usted, cómo se gana la vida?
– Trabajo como guardia de seguridad ocasionalmente, hago reemplazos.
– ¿Qué es lo que quiere usted denunciar?
– La niña mayorcita, la de 12 años que está en Casa Sagrada Familia, me escribió una carta donde explica que la hacen tomar muchos fármacos por parte de quienes las tratan en ese hogar de menores. El domingo 5 de septiembre ella se fugó del hogar, fui a entregarla al Juzgado, el juzgado la internó de nuevo, lo que yo pido es que me entreguen a mis niñas, ella se escapa y deambula por las calles, en ese hogar no logran retenerla.
– ¿Qué ha pasado con este proceso, tiene abogados?
– El abogado de la Corporación de San Felipe nunca hizo algo para defender mi caso, y la abogada que ahora me asignaron en Los Andes tampoco. Todo es una red, ellos, estos profesionales, no me permiten verlas, me tratan de irresponsable y el trato con estos profesionales es muy pésimo, me tienen con Orden de Alejamiento, y en esa carta mi hija asegura que «nos drogan para que nosotras no molestemos», no quiere estar más en el internado.
Según las explicaciones de doña Vitalia, su hija se ha fugado varias veces de la Casa Sagrada Familia. Indica que en una ocasión halló a su hija deambulando por las calles en San Felipe, sin zapatos, y que ella la fue a entregar al Juzgado de Familia de San Felipe, para evidenciar la inseguridad en dicha casa de acogida.
«Yo haré lo que sea para recuperar a mis hijas, si fuera fugarme con ellas lo haría, pero sé que sería un problema mayor, me meterían presa si lo hago, así como mi hija pide ayuda en esa carta, hoy pido a las autoridades que me las entregue», recalcó la angustiada madre.
DIRECTORA RESPONDE
Diario El Trabajo tomó contacto con Sara Muñoz Urrutia, directora de la Casa Sagrada Familia, misma que pertenece al Obispado de San Felipe, y como Obispado operan bajo un convenio entre esa entidad de San Felipe y el Sename, «lo que significa que esta Residencia es parte de la red colaboradora del Sename, es decir, colaboramos al Sename en esta modalidad de sistemas residenciales, donde tenemos la labor, el compromiso de cuidar, proteger, brindar y cumplir en todo aquello que tiene que ver con las necesidades de todas nuestras niñas, menores que el Tribunal de Familia, tanto de San Felipe como de Los Andes y de otros comunas o ciudades, envían con una medida de protección a la Casa Sagrada Familia», comentó la directora.
– ¿Cuántas niñas están albergadas en esta Residencia actualmente?
– Este es un proyecto que tiene una cobertura de 25 niñas. En la actualidad sólo tenemos 17, de las cuales sólo viven en la casa seis o siete, porque hemos tenido ingresos últimamente, lo que significa entonces que las que no están acá, están en un proceso de Reintegro Familiar que se llama programa de pre-egreso antes de egresar.
– La madre de una niña que reside acá desde hace varios años, nos asegura que ella se ha encontrado a su hija en la calle, en una ocasión hasta sin zapatos, y que en unas cartas ella pide ayuda a su madre. Indica que acá a ella y a las demás niñas las drogan o suministran fármacos, ‘para que no molesten tanto’, ¿es eso verdad?
– En relación a la pregunta que me hace, respecto de la señora Vitalia, que ha ido a mostrar unas cartas que su hija ha escrito con puño y letra, yo recién me di cuenta cuando usted me las menciona, yo no tenía conocimiento de estas cartas, tampoco el resto del personal lo tenía. Era una información que sólo manejaba la niña y la madre, y esta información nace el 5 de septiembre, porque en cuanto usted me comenta esto a través de un audio, yo me preocupo inmediatamente y en tanto preocupación y responsabilidad que me cabe de lo que va pasando con cada preadolescente, y yo nunca me quedo ahí sin tomar conocimiento de qué es lo que ha sucedido, entonces me acerqué a la pequeña, que es la hija de la señora que me muestra estas cartas que es la señora Vitalia, a quien conozco desde hace mucho tiempo, y llamé a la chica y le pregunté: «Hija, ¿en algún momento has escrito algunas cartas?», y la chica sin temor, sólo se asombra que yo maneje esa información, porque como psicóloga es lo que leo en su rostro, y me dice «sí tía, mi mamá me hizo escribir unas cartas, yo para no tener dificultades con ella yo hago todo lo que ella me dice y ella me fue dictando lo que yo pusiera. ¿Y por qué le creí el relato de la chica?, porque la chica no maneja el tema fármaco, ella habla de remedios, habla de pastillas, no es un concepto usual dentro del lenguaje de nuestras niñas; ese lenguaje sí lo utilizan las más grandes.
– ¿Pero es verdad que ustedes suministran fármacos o sedantes para que las niñas estén más dóciles o tranquilas?
– Esta niña es evaluada primero por una psicóloga y es una atención que la chica tiene al interior del sistema residencial de manera particular, en donde esta psicóloga le dedica tiempo a la niña, mínimo una hora para trabajar los procesos acorde de la edad, es una vez a la semana, y a veces más de una vez a la semana, dependiendo de la situación que vive cada niña (…) Ya entonces la niña es atendida ahí cada seis meses, y como no da respuesta en salud mental, para una niña de esa edad el que sea atendida cada seis meses, es que este sistema residencial tiene una psiquiatra particular. La psiquiatra particular siempre se relaciona con la psicóloga, con la enfermera y atiende personalmente a la niña. Ahí hay un equipo multidisciplinario del ámbito de la salud física y mental, ¿por qué la enfermera?, porque es quien compra el medicamento o lo retira de la farmacia de la salud pública y luego lo distribuye en pastilleros con la información adecuada, y ella es quien supervisa esto.
– ¿Entonces sí hay estimulantes para las niñas?
– Existen fármacos que dan respuesta a la dificultad de la niña, voy a decir que, en términos generales, hay niñitas preadolescentes que tienen un nivel de impulsividad que es extremadamente alto, y que generalmente se expresan en una conducta agresiva, y como el caso de esta pequeña, ella es en ocasiones altamente agresiva, entonces hay algún tipo de fármaco que actúa a nivel del cerebro y hace que la niña tenga una disposición asociada al control del impulso distinta, pero es ayudada con este fármacos a nivel del cerebro. Luego esto lo va evaluando la psiquiatra y va evaluando también cómo está este medicamento en la sangre, por lo tanto existe una historia clínica en nuestra residencia llevada por la psiquiatra, por la enfermera y por la psicóloga, cumplen roles distintos en el ámbito de la salud, lo que significa que ninguna niña nuestra anda dopada, porque para andar dopado debe haber un trastorno grave en el ámbito de la psiquis de la salud mental, y debería haber pasado por una instancia de hospitalización.
– ¿Considera usted justos y legítimos los anhelos de doña Vitalia de recuperar a sus hijas?
– Yo creo que más que equilibrar esta historia, busco dar respuesta y claridad a la inquietud de la señora Vitalia, que como psicóloga lo único que leo es que para ella es importante el fin, pero no los medios, por lo tanto, ella como ser humano va a elaborar cualquier estrategia que a ella le permita en algún momento poder vivir con su hija. Yo creo que ese deseo, porque es un deseo de la madre poco claro desde el punto de vista de lo que tiene la madre para brindarle a la hija protección, cuidados, y que la hija no vuelva a experimentar en la vida algún evento traumático, razón por la cual la chica ingresa y existe una medida de protección. Considero que la madre tiene el deseo de vivir con la hija, pero no es consciente de lo que se necesita para vivir con esta hija. No puedo condenar a una madre porque actúa y expresa realidades que no concuerdan con la realidad de este centro, y no la puedo condenar por eso, porque acá la madre también es producto de un sistema, de una sociedad, y no podemos tajantemente decir que la madre está mal, por lo menos yo no lo hago como directora.
¿UN FINAL FELIZ?
Esta historia de Vitalia y sus hijas, como muchas tantas, llevan impregnado el perfume de la tristeza, el doloroso aprendizaje que nos debería capacitar para luchar cada día con más ganas por lo que se ama. Sólo el tiempo y las autoridades terminarán de escribir en sus vidas este amargo relato, del que no podemos brindar más detalles en virtud de que sus principales protagonistas son dos niñas, inocentes y buscando respuestas, atrapadas en una red nacional de menores del Estado de Chile, mismas redes que existen en todos los países.
Roberto González Short