- Además de los fuegos artificiales, se dan otras conductas y acciones que los pueden afectar.-
Respirando las fiestas de fin de año, hay quienes tienen más dificultades para celebrar, caso de niños y adultos con Trastorno del Espectro Autista (TEA), donde el tema de los fuegos artificiales es la temática más común, pero hay otras no tan conocidas y que pueden afectar de igual manera, en especial a quienes son más pequeños.
Javiera Tejero Prudan, directora del Centro de Autismo Solidario ‘Burbuja Azul’ de San Felipe, indicó que existen otras dificultades de las que la comunidad debería estar al tanto para este cierre de año, donde los niños y niñas con TEA sacan a relucir la neurodivergencia que existe en cuanto a las características humanas y que tiene que ver en cómo los niños responden a ciertas acciones que ocurren en fechas especiales.
A modo de instruir a la comunidad, se explicó que hay que informar las novedades con previo aviso, ya sea para Navidad o Año Nuevo, donde el pequeño debe estar al tanto de los cambios que se sucederán en su hogar, por tratarse de una fecha diferente. También, otro de los puntos tiene que ver con la empatía que debe existir hacia un chico con autismo, donde hay que respetar sus decisiones de vestimenta, selección alimenticia y autorregulación.
Siguiendo esta línea, Javiera Tejero explicó el desorden sensorial que pueden tener pequeños con trastorno del espectro autista y las medidas que se pueden adoptar. «Harto se habla de los fuegos artificiales, yo creo que se ha educado bien a la población y se sabe que efectivamente el ruido de los fuegos artificiales puede provocar algún desorden de tipo sensorial en los niños, pero hay otros temas que no se hablan tanto, como los bailes de fin de año, donde muchas veces los chicos quieren participar, pero no de la misma forma que los otros niños. Por ejemplo, si en el baile de fin de año se disfrazan todos los niños de ‘Viejo Pascuero’ y resulta que un niño con autismo no quiere disfrazarse de eso y quiere ir con su pijama de ‘My Little Pony’ que le encanta, entonces ¿cómo sería una medida neurodivergente?, sería que ese niño si quiere participar con su pijama, lo puede hacer, independiente que todos los demás estén de Viejo Pascuero».
El tema de una vestimenta cómoda para estas fechas, es algo para considerar, en donde Tejero comentó que «otro tema sensorial que puede pasar bastante, es que a las mamás o a los papás les gusta mucho vestir bonito a los niños en estas fiestas y lamentablemente muchas veces tiene que ver con ropa apretada y por lo general, ellos al tacto son muy sensibles, entonces, si ellos no quieren estar muy peinados, o les molestan las etiquetas o los materiales de la ropa, hay que aceptar. Si la familia quiere sacarse fotos y verse estupendos ese día, maravilloso, pero respetar que, si el niño quiere vestirse de otra forma, lo puedan hacer», sostuvo.
Una forma efectiva de que el pequeño entienda por qué es una fecha diferente, es informar previamente los eventos de ese día. «Todos los cambios que hagamos ese día los vamos a anticipar, por ejemplo, ‘hijo nosotros siempre nos acostamos a las 10:00, pero hoy día como viene Santa Claus lo vamos a esperar hasta las 12:00, y viene la abuelita, tu tío, tus primos’. Todos los cambios hay que anticiparlos. También, típico que pasa, que los chiquillos con TEA tienen hartos factores concomitantes y eso quiere decir que no es solo TEA, sino que puede haber otras aristas y puede pasar que hay una niña con TEA, pero que además tenga selección alimentaria y puede que no esté comiendo nada de color amarillo, y ese día de cena hay papas con mayo, huevito y choclo, entonces, ahí de repente la gente mayor, que no entiende tanto del autismo dirá ‘pero cómo no va a comer, hará lo que quiera’, pero no es hacer lo que quiera, sino que es atender a esa neurodivergencia, realmente entender que no quiere comer eso de color amarillo, ponerse en el lugar», detalló.
Para ser empáticos en estas fechas, ya sea si cuenta o no con un familiar con TEA, se debe comprender que no se trata de ‘mañas’, dar en el gusto o dejarlos que hagan lo que quieran, sino en aceptar su sensibilidad y técnicas de regulación que tienen frente a la emoción y frustración.