Hace pocos días la ciudad de San Felipe perdió a uno de sus más fieles servidores, quien por muchos años de su vida se dedicó a cultivar sus virtudes a través del trabajo honesto y el servicio público, además de enarbolar los más y puros ideales rotarios, nos referimos a Alberto Cortez López, quien el 4 de julio falleció a la edad de 83 años, el próximo 15 de agosto cumpliría sus 84 años.
Importante recordar que Alberto Cortez era hijo único de Alberto y Lucila, nació en Recoleta (Ovalle) el 17 de agosto de 1936, cursó sus estudios básicos y parte de sus estudios medios en la ciudad de Ovalle, y los terminó en La Serena.
Estudió Construcción Civil en la entonces Universidad Técnica del Estado en La Serena, egresando en el año 1960, ingresó a trabajar en la Dirección de Vialidad en 1962 en la ciudad de Cauquenes, desempeñándose primeramente como encargado de Estudios, es ahí en Cauquenes donde conoció a Iris Salgado Galaz (QEPD), con quien contrajo matrimonio el 27 de mayo de 1960, tuvo dos hijos, Alberto y Marillac.
SERVIDOR ENTREGADO
Fue Jefe Provincial de la Dirección de Vialidad de Cauquenes hasta 1973, cuando fue trasladado a la ciudad de San Felipe, de la cual se enamoró y de la que jamás quiso partir, desempeñándose como Jefe Provincial primero de la provincia de Aconcagua que comprendía las comunas de Petorca, Los Andes y San Felipe, para luego desempeñarse como Jefe Provincial de la provincia de San Felipe, hasta 2005, donde se acoge a jubilación después de 43 años de servicio, convirtiéndose así en el provincial más antiguo de Chile, entregando toda una vida profesional al servicio público, desde su lugar de trabajo, obteniendo a través de ésta, grandes logros y satisfacciones tanto personales como institucionales, y de los cuales muchas de las obras en las que participó se mantienen vigente.
ROTARIO TAMBIÉN
Perteneció al Rotary Club de San Felipe, institución muy querida por él, donde fue presidente en el período 1988-1989, Alguacil, y premiado en distintos momentos, entre los que se puede destacar por la Municipalidad de San Felipe en 1975, por su colaboración en el urbanismo de la ciudad y después como Ciudadano Benemérito en 1999, y por la Municipalidad de Putaendo en 1992.
Cabe señalar que fue en estas instituciones donde encontró grandes amigos que permanentemente, en conversaciones familiares, eran recordados por él, dado que a todos ellos los unía el servicio desinteresado a la comunidad. Más que un funcionario público, fue un Servidor Público, trabajando siempre el beneficio del mundo que lo rodeaba sin otro norte que el servir.
Fue sepultado en el Cementerio Municipal de San Felipe este lunes 6 de julio. Todo el personal administrativo, periodístico y gerencial de Diario El Trabajo externamos nuestro pesar, por la partida de un ciudadano de muchos quilates de nuestra comuna. ¡Descanse en Paz amigo Alberto!
