Impotencia es la palabra que mejor describiría el estado anímico de la comunidad estudiantil de la Escuela Manuel Rodríguez. Directivos, profesores, padres y alumnos, no saben qué hacer para detener esta verdadera ola de robos que les ha afectado. Ayer nuevamente quedó al descubierto un episodio de sustracción de especies desde el establecimiento, siendo otra vez la cocina el blanco de delincuentes que al parecer, no tienen piedad.
Dado que la puerta de acceso a la cocina fue forrada con lata, luego que el martes le hicieran un forado para acceder a la unidad educativa, en la madrugada de ayer los antisociales ingresaron por las ventanas que dan hacia el comedor, rompiendo el vidrio de la ventana que da hacia la cocina. Acto seguido y provistos de herramientas, rompieron el candado ya que esa ventana cuenta con protecciones, lo que les permitió acceder a la cocina y luego, por el mismo forado de una puerta que no fue reparada, ingresaron a la bodega, sustrayendo gran parte de los alimentos que se preparan a los niños de la escuela, tanto para el desayuno como para el almuerzo.
La directora de la Escuela, Paula Cabello Aguilera, se mostró desconcertada y manifestó que ya es el colmo que en dos semanas sufran cuatro robos, dos de los cuales son en días consecutivos.
“Es la comida de los niños la que se roban, la semana pasada intentaron acceder a la sala de computación, luego a la bodega de aseo y estas dos últimas veces a la bodega de alimentos. Todos quedamos con una sensación de indefensión, necesitamos que se coloquen protecciones en todas las ventanas, que se instale una alarma en el sector de cocina y comedor, pero de subvención para mantenimiento, no nos queda mucho, entonces qué podemos hacer”, señaló la profesora.
La docente formuló un llamado a la comunidad de los sectores aledaños, para que “no compre los productos robados de la escuela, son alimentos que no los encuentra en el supermercado, por lo tanto es fácil darse cuenta que corresponden a alimentos de los niños, no los compren, porque es muy triste que lleguen los niños y les tengamos que dar pan pelado o que no haya leche”.
Producto del robo que afectó por segundo día consecutivo a la escuela, el menú de los niños tuvo que ajustarse a lo que había, es decir, escasos alimentos ya que prácticamente los delincuentes se lo llevaron todo.
“El tema es que no podemos dejar los alimentos en el lugar donde hay alarma, porque éstos deben estar bajo una temperatura determinada y se pueden descomponer”, explicó la profesora.
COMUNIDAD ESCOLAR
La directora del establecimiento manifestó que próximamente realizarán una reunión con los padres y apoderados, a fin de saber cómo les pueden apoyar.
En este sentido, la presidenta del Centro de Padres de la Escuela, Elba Santander, manifestó que hay desesperación entre ellos, ya que “nos sentimos atados de manos, mientras que la policía está atada de manos al no tener evidencia”.
Precisó que entre los papás y mamás de este colegio, queda la sensación de desamparo, explicando que lamentablemente, la escuela presenta un deterioro, el que se ve agravado producto de los daños que realizan estos inescrupulosos delincuentes para violentar las dependencias y perpetrar los robos.
“No hay alarma, no hay guardia, no hay nada. La infraestructura que ya es mala, la hacen tiras, la situación es muy deprimente. Como Centro de Padres vamos a citar a una asamblea, para hacer algo, porque robarse las cosas de los niños es mucho, hay muchos niños que están en situación vulnerable y quitarles el pan de la boca, no tiene perdón de Dios”, manifestó.
En tanto, Paula Cabello manifestó que su ánimo no es estigmatizar a la población colindante a la Escuela (Villa 250 Años), sin embargo no descartó acudir hasta este sector para pedir ayuda. La directora explicó que su objetivo es apelar a la solidaridad de los vecinos, entendiendo que muchos niños que estudian en la Manuel Rodríguez son de ese sector poblacional.
Se trata de un hecho sin duda lamentable, que tal como dice Elba Santander, “no tiene perdón de Dios”, ya que llegar al extremo de robar el alimento de niños vulnerables, es un acto repudiable y sin embargo, los autores de estos atracos caminan felices por las calles, sin que nadie los pueda identificar y la justicia, sancionar.