Nora Aguirre Muñoz deja este mundo calando hondo en la comuna:
Hay personas en la vida que llegan a este mundo, se sirven de él, de sus semejantes y se van sin dejar huella en sus comunidades, pues pocas veces se interesan por los problemas de los demás. Y también hay aquellos seres de luz que son muy amados en vida y profundamente llorados cuando parten de este mundo. Ese es el caso de Nora Adelina Aguirre Muñoz, de 73 años de edad, vecina de calle Rodríguez de Santa María, quien nació en ese sector y el pasado sábado 27 de marzo perdió finalmente la batalla contra la Exclerosis Lateral Amiotrófica (ELA, el mismo mal del profesor Stephen Hawking), una enfermedad degenerativa de tipo neuromuscular que se origina cuando las células del sistema nervioso, llamadas motoneuronas, disminuyen gradualmente su funcionamiento y mueren, con lo que se provoca una parálisis muscular progresiva de pronóstico mortal.
SU VOLUNTARIADO
Hoy en Diario El Trabajo queremos publicar un resumen especial sobre la vida de ‘Norita’ Aguirre, una mujer que dedicó el mayor tiempo de su vida a servir al prójimo de muchas maneras, pero para visibilizar sus acciones de la manera más confiable posible, hablamos con una de sus hijas, Carmen Gloria Ahumada Aguirre, quien comparte hoy con nuestros lectores algunas anécdotas de su madre.
«Mi madre fue una mujer excepcional, llena de vida, muy humana, solidaria, fue una madre difícil de igualar con innumerables valores, todo lo que veía o tocaba lo convertía en amor. Ella crió a sus cuatro hijos con todo el amor y apego del mundo, ya que nuestro padre Andrés Ahumada fue comerciante dedicado al transporte y ella debió asumir las mayores funciones de crianza y de educación», comenta Carmen Gloria.
– ¿Qué pasó con su padre Andrés?
– Durante 1997 nuestro padre padeció un cáncer, duró tres meses y murió en enero de 1998, mamá quedó con su conchito, nuestro hermano Andrés, quien quedó de cinco años y ella siguió luchando por la crianza y por darnos lo mejor a cada uno de nosotros, sin dejar de emprender y salir adelante. Ella quedó viuda a los 49 años. Y así logramos ser los cuatro profesionales y destacables en cada una de las aéreas en las que nos formamos.
– ¿Cuál es el legado que su madre les deja a todos sus hijos y nietos?
– Puedo decir que ella nos dejó un gran legado, ella nos decía que ‘todo lo que hiciéramos lo efectuáramos con humildad y sin dejar nunca de ser solidarios, siempre ayudar sin dejar de apoyar al otro’. Y eso lo pudimos ver en vida junto a ella, ya que mamá siempre fue atenta y muy humana.
– ¿Qué clase de emprendimientos desarrolló doña Nora en su comunidad?
– Mamá su educación Básica y Media en la Escuela de Las Monjitas Mercedarias, luego se preparó en Modas en la Escuela de Los Andes. Al terminar sus estudios se instaló en una importante tienda en Viña del Mar. A los años regresó a Santa María, y con los años la vimos sacarnos adelante con emprendimientos de elaboración tortas y frutas en conserva y mermeladas, realizó muchos emprendimientos comunitarios.
– ¿Cómo le afectó a su madre y ustedes durante este tiempo de pandemia?
– Cuando comenzó la pandemia ella sufría mucho, ya que ella quería salir a la calle y ayudar con un granito de arena a muchas familias con hijos que estaban sufriendo mucho, pero ella no lo podía hacer ya que no podía caminar por su enfermedad. Ese deseo genuino de nuestra madre de seguir ayudando permitió que nosotros, sus hijos, acordáramos ahora cuando murió, solicitar a sus amistades que no trajeran flores a su velatorio, y que mejor nos donaran alguna cajita de mercadería, y así fue, en total se recolectaron 31 cajas, las que entregamos a Radio Orolonco para las familias más necesitadas de la comuna, con esta última iniciativa gracias a Dios le cumplimos su último deseo. Ella fue solidaria hasta el final de sus días.
– ¿Cómo era Nora a lo interno de la familia, era solidaria también?
– Una pregunta que ella nos respondió en vida, no es algo que lo debamos suponer, por ejemplo durante 2020 mi esposo Gabriel adquirió en junio el Covid, él estuvo al borde de la muerte, pasó casi dos meses y medio en el hospital. En esos días mi mamita se encontraba sufriendo por su enfermedad, y ella nunca se despegó de la oración y de su Rosario. Gracias a la oración de centenares de personas mi esposo pudo vencer esta terrible enfermedad y a las dos semana de ser dado de Alta regresó a casa de mi madre, mi mamita lloró y agradeció hasta el último que Nuestro Señor le había devuelto la posibilidad de tenerlo junto a ella.
– ¿Cómo fue tener que tratar con esta extraña enfermedad?
– Les quiero contar lo difícil que fue el saber que mi madre tenía la enfermedad ELA. Nosotros recorrimos muchos lugares para saber qué pasaba con nuestra mamita, ya que ella usaba un marcapasos y a partir de 2018 ella comenzó a caerse de la nada, le costaba mucho la respiración, la llevamos a un neurólogo y le dijo que era Parkinson, a endocrinólogo, cardiólogo y finalmente decidimos ir con ella a la Clínica Santa María y Clínica Las Condes, y ahí le mandaron a hacer una serie de exámenes y ahí coincidieron que su diagnóstico era ELA. A nosotros como hijos se nos cayó el mundo, fue y sigue siendo una tristeza que no se la damos a nadie.
Pero aunque ella siempre fue una mujer activa; llena de vida, viajó mucho, era deportista, le gustaba caminar y escalar cerros, incluso caminaba a Laguna del Copín con su marcapaso. De un día para otro, a partir de 2018, quedó atrapada en su propio cuerpo, empezó a usar un bastón, ya que perdía el equilibrio, empezó a tener dificultades para hablar, pasaron unos meses y comenzó a usar un andador, y luego ya no pudo hablar más. Ella se comunicaba con una pizarra y escribía con un plumón todo lo que necesitaba, pero a ella le incomodaba mucho. Empezó en 2021 a perder fuerzas en sus pies, le costaba andar en su andador, comenzó a usar en momentos una silla de ruedas, ya no podía comer alimentos enteros, había que procesarlos y darle la comida, le costaba mucho. Nosotros como sus hijos y sus hermanos y hermanas, junto a sus cuidadoras y la regalona sobrina Claudia, como así también su nieto Carlitos, teníamos que llevarla al baño, bañarla, vestirla, hacer todo lo que ella necesitaba. Nosotros como hijos lo hacíamos con todo el amor del mundo, ya que ella hizo lo mismo por nosotros con todo el cariño cuando éramos sus bebés.
– ¿Finalmente sienten ustedes que lograron brindarle un acompañamiento justo hasta el día de su muerte?
– Obvio que sí, estamos seguros de ello. Nosotros ya no tenemos a nuestros padres, pero por nuestra madre dimos todo, la abrazamos, la besamos, la acariciamos, le hablamos y le demostramos todo el amor que le teníamos y le seguiremos teniendo. Ella quería irse a un Hogar y yo le dije: ‘Mami, tú nos cuidaste y nos criaste hasta el último, nosotros te cuidaremos igual como tú fuiste con nosotros’. En sus peores momentos sentía y quería yo poder darle mis brazos, mis manos y mis piernas, pero no fue posible. Nuestra madre fue una guerrera de comienzo a final y estamos orgullosos de haberla tenido como madre, la amaremos por siempre y llevaremos en nuestros corazones.
Roberto González Short