Polémicos relatos entregan testigos de la Defensa del «Cura Pancho»

• Ex acólita y ex mejor amiga de una de las víctimas, declara respecto a la misma: “Ella me contó que perdió la virginidad con Javier Olguín”.

Pablo Salinas Saldías – psalinas@eltrabajo.cl

Con los polémicos testimonios presentados por la defensa, en horas de la mañana de ayer se dio curso a un nuevo día de juicio en contra del ex sacerdote Francisco Valenzuela, el que estuvo marcado por los relatos de tres ex acólitos de la Parroquia San Antonio de Padua que declararon a favor del imputado, cuestionando la conducta y la versión entregada por la víctima de violación y abuso sexual, J.V.G.O.

Al inicio de la audiencia, subió al estrado a entregar su testimonio, Ana Báez Castillo, de 22 años de edad, quien declaró ante los intervinientes haber sido muy amiga de la víctima J.V.G.O.: «Ella me contó que perdió su virginidad con Javier Olguín, yo la acompañé varias veces para juntarse con él; yo le cubría las espaldas porque él es un hombre mayor, su relación duró un año y medio. Siempre me contaba lo que le sucedía y además tuvo un pinchazo con un carabinero del Retén de Guzmanes. También me contó que el Padre Francisco la besaba y le tocaba su cuerpo. Mi relación con el padre Francisco es buena y grata, se podía conversar con él, te ponía atención, era muy cercano a la gente», enfatizó.

Esta versión contrasta con la entregada el día martes por Javier Olguín, quien señaló al Tribunal: «Tuve una relación con ‘J’ a escondidas por la diferencia de edad, casi por dos meses. Tuve relaciones sexuales con ella una o dos veces, pero ella lloraba porque buscaba una protección y que la comprendieran». No obstante, Olguín leyó en voz alta una declaración prestada ante la Fiscalía el 19 de mayo de este año: «Ella no era virgen, nunca me dijo quien fue su primer hombre, que con el tiempo me lo iba a decir», finalizó.

Por su parte, Allen Morales Calderón, de 22 años, ex acólito de la misma parroquia, relató a los jueces: «J.V.G.O. me contó que se sentía atraída por el padre Francisco. A los meses después le consulté sobre el tema y me dijo que su madre ya se había enterado. En las misas rurales íbamos junto al Padre y con ‘J’, nunca íbamos solos. Ella me contó después que estaba enamorada del padre, pero yo no le creí su relato. El padre lo considero un amigo, me aconseja, siento demasiada estima hacia él», concluyó.

Posteriormente le tocó el turno a Rodrigo González Arenas, de 17 años, quien expuso: «En el 2004 ingresé al grupo de acólitos de la parroquia cuando terminé mi primera comunión y tenía una relación muy cercana con ‘J’, donde participábamos de las misas rurales. Nunca noté nada extraño en los viajes porque íbamos sentados en la camioneta del padre adelante. Yo tenía 11 años, y supe que ‘J’ estaba enamorada del Padre, pero yo soy amigo de él y nunca hizo nada en contra mío», recalcó el joven.

A ellos se suma el relato de Hernán Castillo Campos, quien se desempeña como Diácono permanente de la Parroquia de Putaendo hace ocho años, quien en su corto relato hizo mención a que en una oportunidad le comentó al Obispo Cristián Contreras que «tenía conocimiento que una niña pasaba mucho tiempo en la parroquia donde el sacerdote tenía conversaciones prolongadas con ella». Agregó que cuando efectuó su declaración en la PDI, «movieron unos papeles sobre el escritorio y me llamó la atención que sobre él había un arma, eso me quedó grabado, no encontraba explicación ante la lluvia de preguntas que me hicieron».

Más tarde se sumó el testimonio de la Directora del Colegio Santa Juana de Arco, Hermana Rossana Zamora, quien escuetamente declaró: «No he recibido ninguna denuncia de ningún tipo. El rendimiento de J.V.G.O. es bueno; Francisco Valenzuela no estaba autorizado para sacar a una alumna de la sala de clases sin que se supiera, de serlo así la profesora a cargo debía informarlo», puntualizó la religiosa.

“Sabíamos que vendrían”

Al término de la audiencia, la madre de J.V.G.O. señaló muy dolida a DIARIO EL TRABAJO: «Nosotros sabíamos que venían a desprestigiar a mi hija, nos lo habían anunciado cuando hicimos la denuncia. Ellas fueron amigas por mucho tiempo, pero se alejaron al momento que acusamos al ex ‘cura Pancho’. Yo sabía que mi hija salía en compañía de ella, pero me enteré ahora en su declaración que era su coartada. Yo creo en lo que me dice mi hija, que fue violada por Francisco Valenzuela, solo espero justicia, porque ha sido un año y medio de malas palabras en contra de mi hija y mi familia, nos han estigmatizado».

Ante las declaraciones de los testigos, el Abogado querellante José Villagrán explicó a nuestro medio: «La verdad son testigos que vienen a exponer una versión distinta planteada por el Ministerio Público y por el querellante, pero la verdad que siendo coherente hay detalles que son imprecisos, hay detalles que no existen o que se les van, no se acordaban de fechas, esas circunstancias serán valoradas por el Tribunal».

Villagrán concluyó diciendo: «Estos testigos no son más creíbles que los presentados por el Ministerio Público y la verdad que hubo imprecisiones en su relato, las declaraciones para que tengan un grado de credibilidad tienen que ser precisas, el dónde, cómo y cuándo tienen que ser precisas y eso no quedó demostrado, fue una develación como lo plantea descontextualizada por la testigo, la que deberá ser ponderada por el Tribunal».