Cerca de las 13:30 horas de este jueves, y en la misma Notaría Polloni en la que trabaja, robaron el bolso con tres baterías de Luis Osorio Pizarro de 53 años, conocido vecino de San Felipe y que en su momento fuera uno de los dos pacientes del Hospital Gustavo Fricke de Viña del Mar, que en una intervención pionera en la región fue sometido a un trasplante de corazón artificial.
FATAL DESCUIDO
Para que dicho corazón funcione fuera de su casa, este paciente necesita de a lo menos dos baterías externas, que usualmente Don Luis transporta en un pequeño bolso de cámara fotográfica. Fue precisamente ese bolso el que le robaron en un descuido mientras revisaba unos documentos. Luis Osorio Pizarro presentaba una miocardiopatía dilatada y el lunes 19 de agosto del año pasado se le instaló el dispositivo de Asistencia Ventricular Intracorpórea. Esta cirugía fue pionera en el país y en Suramérica, la realizó el equipo de Cirugía Cardiovascular del Hospital Gustavo Fricke, con la asesoría de expertos de la Universidad de Hannover, Alemania y la colaboración de la Fundación Jorge Kaplan.
LA OPERACIÓN
En esa oportunidad el Doctor Ernesto Aránguiz, Jefe del Programa de Trasplante del Hospital Gustavo Fricke, señaló que “es primera vez que se realiza evidentemente esto en Chile, esto es un hito, además es una técnica que por primera vez se utiliza en Suramérica. Es algo que tiene mucha importancia para nuestro país”.
Desde entonces Luis Osorio Pizarro debe estar atento para que su equipo implantado funcione correctamente. Mientras está en casa, en reposo o durmiendo lo puede hacer literalmente ‘conectado’ a la corriente doméstica. Sin embargo para poder desplazarse, e incluso salir a la calle, Don Luis debe andar con el pequeño bolso, donde trae consigo tres baterías de repuesto, que son las que ahora están extraviadas.
SIN UN VALOR ECONÓMICO
En conversación con nuestro medio, Luis Osorio hizo el llamado a la ciudadanía aclarando que «estas baterías no le sirven a nadie, porque no son capaces de hacer andar ni prender nada más que mi dispositivo. Yo las necesito para moverme porque son las que le dan la energía que mi corazón necesita. Por favor, si alguien la tiene o las encontró, que me las devuelva, porque las necesito para hacer mi vida fuera de la casa».
El temor lógico de la familia es que si ocurre una emergencia, como un terremoto y no existe suministro eléctrico, la autonomía que le generan las baterías que le quedan no es suficiente.