Por regla general, siempre que la avenida, calle u población recibe el nombre de una persona, esta ya está muerta y no puede experimentar la satisfacción de saber que ese edificio, monumento o institución, lleva su nombre y apellidos. Contrario a esta premisa internacional, el caso de la población Roberto Huerta Maass de Santa María, es la excepción a dicha regla, pues este histórico personaje de la comuna aún sigue con vida y ha vivido en dicha población desde hace mucho tiempo.
En Diario El Trabajo presentamos la historia del sacerdote católico que, contrario a la ley canónica que prohíbe casarse a los curas, decidió colgar sus hábitos el miércoles 11 de noviembre de 1970, por la vía Civil. De la importancia histórica que este hombre de fe tiene para los santamarianos, hoy hablamos en una entrevista con este filósofo escolástico y ex-sacerdote.
– ¿Cómo inició su carrera a nivel sacerdotal y activista comunal?
– “Yo era parte de una generación de ocho sacerdotes del Valle de Aconcagua, todos éramos muy jóvenes y con muchas ganas de servir a nuestras comunidades, mensualmente nos reuníamos para planificar actividades, fue así como decidimos potenciar dos ejes de acción a nivel colectivo, pero cada uno de forma individual en nuestras comunas”.
– ¿Cuáles eran esos ejes?
– “El primer punto era fomentar las actividades agrícolas, instruyendo y asesorando a los campesinos en todo lo referente al agro; el segundo eje de acción fue crear y desarrollar cooperativas de ahorro en nuestras comunidades, en mi caso sería en Santa María”.
– ¿Tuvieron éxito en este primer proyecto colectivo?
– “Claro que tuvimos éxito, aquí en Santa María se fundó así Cooperativa de Ahorro y Crédito Santa María, pero las necesidades de aquella generación era más grande y no podíamos quedarnos ahí, habían más de 70 familias sin casa, viviendo en muy malas condiciones, teníamos que actuar”.
– ¿Contaba usted con el apoyo de las autoridades?
– “Yo no fui un sacerdote que se conformaba con simplemente dar los sacramentos en la parroquia, a mis iniciativas se unieron los mejores emprendedores de la comuna, entre ellos el Alcalde Leopoldo Ahumada, quien respaldaba todas nuestras gestiones de bien social, íbamos por buen camino”.
– ¿Hubo victorias concretas en esas luchas comunales?
– “Cuando los directivos de la Corporación de Asistencia y Vivienda Social, que llegaron también a implementar nuestros proyectos habitacionales, me dijeron con ironía: ‘Pero padrecito, dedíquese usted a confesar a las señoras de su pueblo y no se meta en estos enredos con los pobres’, fue algo divertido pero que recuerdo con relativa satisfacción, pues las cosas nos estaban saliendo bien, 72 familias tendrían su casa propia y eso era una victoria para todas ellas”.
– ¿Por qué lleva su nombre la población ‘Roberto Huerta’?
– “La razón es esta: Un comisionado de Ohio, USA, tenía ingerencia en nuestro proyecto, pues operaba en aquellos años ‘La Alianza para el progreso’, política regionalista del Presidente John F. Kennedy, y pues él pedía en una reunión, que la población se debía llamar ‘Ohio’, entonces el Alcalde Leopoldo Ahumada le dijo tajantemente delante de todos: ‘Mire Mister, yo soy el alcalde aquí y esta villa se llamará Población Roberto Huerta… y punto, pues yo soy quien manda aquí’, así fue como se tomó esa decisión, estando yo en vida”.
– ¿Cómo conoce usted a su actual esposa y cómo se enamoran?
– “Siendo aún sacerdote, conocí a Carmen Palma, la mujer que sería mi esposa, una bella Asistente Social que hacía sus prácticas en la Corporación de Reforma Agraria (CORA), ya yo trabajaba en CORA, porque el Dr. Segismundo Iturra me había puesto al frente de muchas responsabilidades luego del terremoto de 1965, proyectos a gran escala en toda la región, así me enamoré”.
– ¿Hubo reacciones en el mundo religioso por sus intenciones de casarse?
– “Sí, hubo algo de preocupación, pero Monseñor Enrique Alvear Urrutia dijo a los demás sacerdotes: ‘no seamos duros con Roberto, si se equivoca con esto de casarse, pues él dará cuentas, y si le achunta, pues le achuntó’, nadie me presionó y la Prensa tampoco se dio por enterada”.
– ¿Qué consecuencias debió sufrir por haberse casado?
– “Fui excomulgado tres días después de que me casé, fue muy doloroso pero seguí trabajando en proyectos de bien social, esa excomunión se mantuvo por doce años, hasta en 1981 el Papa Juan Pablo II, emitió una Dispensa canónica, que es una figura jurídico-canónica en la que se exime de una norma canónica a un caso particular, sin que esto suponga derogarla. La dispensa se encuentra definida en los cánones 85 a 93 del Código de Derecho Canónico, la mía era infame”.
– ¿Por qué era ‘infame’ esa Dispensa canónica para usted?
– “Porque obligaban a la Iglesia a intervenir ante el alcalde para que a mí se me desterrara de Santa María para siempre, por el supuesto ‘escándalo público’, cosa que nunca ocurrió; no poder dar clases de Teología ni charlas sobre la fe a nadie. En 1986 el Obispo Camilo Vial Risopatrón me casó por la iglesia, fin de la historia”.
Por defender sus convicciones y apoyar a los más necesitados con o sin sotana; por ponerse las botas y vivir en el barro cuando fue necesario; por saber aportar ideas de cambio y ayudar a realizarlas, Diario El Trabajo reconoce públicamente su valía al hombre de acción Roberto Enrique Huerta Maass, como ejemplo de la tenacidad y trabajo en equipo.
BIOGRAFIA
Roberto Enrique Huerta Maass nació el viernes 9 de octubre de 1925 en San Felipe. Cuando niño logra desempeñarse como un estudiante con liderazgo y aplicada disposición para aprender. Su enseñanza básica la cursó en la Escuela Pública de Calle Larga; seis años más estudió la Preparatoria en el Seminario San Felipe. Sus estudios en Humanidades fueron completados en el Seminario Pontificio de los Santos Ángeles de Santiago. Durante dos años estudió Filosofía y sacó una licenciatura en Teología, esto en la Universidad Católica de Chile.
IDIOMAS: español, latín, griego, hebreo y francés / PAÍSES VISITADOS: Francia, Italia, Alemania, Suiza, España, Austria Bélgica. Es ordenado Sacerdote el viernes 21 de septiembre de 1951 y asume sus funciones como párroco de Santa María cuatro años después. Excomulgado el sábado 14 de noviembre de 1970, tres días después de haberse casado con Carmen Palma, con quien tuvo tres hijos.